Os he comentado que Patricia nos pidió, antes de su visita y ante nuestra pregunta de a qué organización social quería que destinásemos el importe de la Rifa benéfica, que lo recaudado se destinase al Hospicio de Madrid. Podía haber pensado en el juzgado de lo Social, o en la Asociación para el desarrollo de la Gaita, pero los cuidados que Ken obtuvo en sus últimos días le han hecho, además de voluntaria del Hospicio de Whangarei, eternamente agradecida a esa institución.
A buscar un Hospicio en Madrid me dediqué con intensidad por espacio de unos dos meses. Ya lo he explicado. La primera acción...llamar a Cáritas. Extrañeza. Me dirigen al Arzobispado de Madrid. De ahí a los Hermanos de San Juan de Dios. De estos Hermanos a las Hijas de la Caridad de Santa Ana, de ahí....
En España ya no existen Hospicios, porque la gente muere en las UVIs, y no en casa o en emplazamientos específicos para enfermos terminales. No me imaginaba esto cuando empecé con la búsqueda.
Ante mi pregunta de si aceptaban donativos, las contestaciones de extrañeza se sucedían. Un loco se dirigía a esas personas. Una vez que explicaba toda la historia, el deseo de una viuda agradecida, las circunstancias vitales de Ken, o su muerte, parecía que todo cambiaba subitamente y entonces, generalmente monjitas, ante mis preguntas acerca de las instituciones de su orden que podrían asemejarse a Hospicios, me intentaban colar hasta comedores sociales (Y es que el que no llora no mama, y hacían bien, ¡Qué coño!)
Aquella monjita que me contestó "depende", ante mi pregunta de si aceptaban donativos, me dejó en fuera de juego.
"¿Depende de qué?"
"De si usted necesita que yo le haga una factura falsa...eso no podemos hacerlo"
En fín, la vida real y no lo que nos cuentan en los Telediarios.
Pero el Hospicio seguía sin aparecer.
Hasta que una amiga me consiguió la organización. Era lo más parecido a un Hospicio que podía conseguir en España. Una institución de una orden religiosa, con una unidad de enfermos terminales y cuidados paliativos. Y en la Provincia de Madrid. ¡Era perfecto! Llamé para cerciorarme de los detalles y exponerle lo que me llevaba a ellos y un Hermano me dió cumplidas explicaciones y no me puso ningún problema, dándome la referencia del Padre Provincial para que, una vez que la rifa tuviese lugar, pudiese concretar los detalles de la entrega, que ya le avancé.
Imprimimos las papeletas de la rifa con el nombre de la Institución. Patricia trajo un regalo del Hospicio de Whangarei para el Hospicio de Madrid, un cuadro pintado a mano muy bonito. La rifa fue un éxito total, y me tocó llamar otra vez a la Institución;
Esta vez me habían cambiado al telefonista, que me vuelve a escuchar como si fuese un extraterrestre, hasta que le explico todo el tema. Le vuelvo a pedir un responsable para volver a confirmar los detalles y esta vez me pasa al Padre Provincial.
Despues de escucharme, y dejando claro que ellos no piden donativos pero que sí los aceptan, me dice que me lo va a poner muy facilito. Que me va a dar un número de cuenta corriente para que le haga el ingreso. En ese momento me doy cuenta de que nadie le había comentado nada con anterioridad.
Le digo que el tema es un poquito más complicado. Que tenemos un regalo de Nueva Zelanda para entregarles y que, además, para dejar constancia de la entrega del dinero, me gustaría que pudiésemos hacernos una foto de la entrega para mandar allí, como ya había explicado con anterioridad, por otra parte.
Subitamente la cosa se complica. Me dice que él viaja mucho (Ojo, le dice esto a Marco Polo), y que va a ser muy difícil que podamos coincidir y contar con él. Sin embargo, me pondrá en contacto con la Asistente Social del Centro que me atenderá. Me pide que llame pasadas un par de horas.
Yo, para que se vea que soy un maleante sin escrúpulos, le comunico todos mis datos y mi teléfono móvil, por si quiere realizar alguna comprobación.
A las dos horas pregunto por la Asistente Social, doy mi nombre y me dice que sí, que está informada por el Provincial. Su única pregunta es cómo vamos a hacer entrega del donativo, si en Cheque o en metálico. Le digo que como mejor les venga, siempre que puedan darme un recibo. Me dice que en efectivo, por supuesto.
Le comento los únicos requisitos que tenemos que es que podamos realizar una foto entregándole el donativo y el regalo y ahí nos depedimos.
Pero, ¡Ay amigo! que recibo una llamada a la media hora en mi móvil. Pregunta por mí y es la Asistente Social. Me comenta que cuando he hablado con ella se ha quedado muy incómoda con el tema de la foto y que, por supuesto, a ella no le saca una foto nadie. Que podemos sacar fotos de los enfermos o del centro, pero que suya de ninguna manera (Joder con la Belén Esteban de los cojones y su derecho a la intimidad. Eso sí, los enfermos y su imagen que se jodan)
Ya se me han inflado las pelotas y le he dicho que lo consultaría y que ya nos pondríamos en contacto si era el caso
Porque yo no sabía que dar dinero era tan complicado.
Y lo siento por los enfermos, que supongo que a la Asistente Social, mientras reciba su sueldo le soplará un pie.
Pero ya he tomado la decisión. Ahí no va la pasta, poca o mucha.
El beneficio de la Rifa a la organización benéfica que no nos ponga problemas, y ya no busco más hospicios.
Y si alguno de los que participaron en la rifa se siente engañado, ya le he dicho al responsable, que me lo diga, que sus papeletas se las pago
¡Que hay que joderse con según quién! (Y no digo la Iglesia no se me enfade el rebaño)