Pero los cambios de empresa, las crisis y la vida, hace que
como no estés dispuesto al cambio sea cuando cambias…porque te mueres.
En Bolivia, una reunión ya que, sin previo aviso, me
cancelaron la de las 9 de la mañana (Como comprenderéis, yo vuelo a Bolivia
cada semana un par de veces).
Pues si eso había sido fuerte, el viaje desde Santa Cruz
hasta Sao Paulo, via Asunción, tampoco fue descansado. Supongo que por los días
acumulados también.
Sao Paulo amaneció lluvioso. En el Aeropuerto procuro hablar
portugués a la mínima que puedo y, aunque me contesten en español (Producto
lógico de mi pobre dominio de su idioma) continúo hasta que acaban contestándome
en portugués, jejeje. Y es que, el que no práctica es imposible que
mejore…¿Quién dijo algo del sentido del ridículo?
Rio en Noviembre….
He quedado para mantener mi reunión en el Aeropuerto de
Santos Dumont. Aterrizo y despego por la noche rumbo a casa desde el Aeropuerto de Galeão. Para
ponerlo fácil. Dejo las maletas en consigna. No voy a andar por Rio con un trolley y el PC y el maletón. El encargado me
avisa:
Seguro afirmo que sí hasta que me oigo el click….¡Mierda!
Las gafas de sol y la cámara…
La cámara me cuesta 10 € de apertura de puerta pero, con una
tarde libre, ¿No es un asesinato el ir por Rio sin cámara?
¿Qué hacer en una tarde en Rio? ¡Tantas cosas!, pero me
apetece el Pão de Azucar. Hacia allí me dirijo.
La subida al Pão de Azucar se realiza en el funicular con
una parada en el medio. El Morro da Urca, de 220 metros de altura. No hay mucha
gente. Y me quedo sentado observando el paisaje. Y me viene el bajón.
Porque es injusto estar aquí solo. Debería de estar prohibido. No me deberían haber permitido subir. Y me invade la nostalgia….
Me pido una Caipirinha enfrente del pico. Me he tomado
Caipirinhas en peores sitios. Tambien me las he tomado mejor acompañado (No
corráis a demostrar que me habeis pillado en falta, que la reserva de Cachaça
en mi casa de Madrid es proverbial, y, honestamente, no las preparo del todo
mal)
Sí, estoy triste, y es una putada. Porque el escenario es
como para quedarse a vivir allí. Un poco nuboso en el Pão, disfruto del Morro
da Urca un par de horas. Y me subo.
Debido a la nube, las vistas son totalmente diferentes, pero
el Corcovado, enfrente, sobre el mar de nubes, es una vista maravillosa.
Sin embargo no me
quiero ir. Me apetece ver la puesta de sol y aguanto…
No hay nada más triste que comer solo, a no ser que haya cementerios
involucrados. Sin embargo, procuro disfrutarlo. Para los que estais
acostumbrados a comer siempre acompañados, no os recomiendo una semana de viaje
solo, cenando en sitios decentes porque encima no vas a sufrir, mientras el
resto del personal te mira con cara de conmiseración…
Hay varias celebraciones en el restaurante. Me situo discretamente en una mesa en un rincón, y observo el espectáculo.
Comienzo con un buen plato de sushi y sashimi. Para los que no lo sepais, habitualmente, en Brasil se come un sushi muy decente. Entre otras cosas porque es la nación con más japoneses fuera de japón, y están perfectamente integrados.
A mi, la carne Brasileña me parece espectacular. Estoy
decidido a no inflarme, y selecciono las piezas que quiero, principalmente
Picanha, que me vuelve loco. Los que no hayais estado nunca en un rodizio, atentos al semáforo. Rojo, no me sirvas carne de momento. Verde...hasta "jartarnos"...
Caen tres caipirinhas y decido irme al Aeropuerto antes de
que acabe uniéndome a una de las fiestas.
Será la primera vez en mi vida que me despierten al llegar a Barajas sin parar de dormir en toda la noche. Y no, no es por las caipirinhas. Ni siquiera por el Libro de Borges que me colaron en Buenos Aires….
¿El puro agotamiento?