lunes, 29 de septiembre de 2008

HOTELES DEL MUNDO....UNIOS

Como os comentaba en la anterior entrada, me apetece dar mis impresiones acerca de algunos de los cientos de hoteles en los que he pasado una noche; Pocas personas creo que puedan decir que han estado en hoteles tan diversos. Desde 5 * GL, hasta cuchitriles que harian tambalear el estómago de más de uno.

He de reconocer, que sólo me he ido de dos hoteles en mi vida. Uno en Amsterdam, que es del que salí para encontrar aquel del que hablaba en la entrada anterior. Amsterdam puede tener la mayor densidad de hoteles malos pero caros por metro cuadrado del mundo, junto con Londres. Y es que los españoles estamos mal acostumbrados. La relación calidad-precio de los hoteles que utilizamos aquí solo es superada, y muy ampliamente, por cierto, por los hoteles en Malasia, Kuala Lumpur, en concreto. Y es que, solicitas a la agencia de Viajes un hotel céntrico en Amsterdam, y puede pasar como si lo solicitas en Madrid, te meten en la Calle Ballesta, y te han jodido.
El otro hotel del que me fui, no aguantaba el asco que me daba, ha sido en Baijin, provincia de Gansu, China profunda profundísima (Atentos a las fotos, cantidad de mierda, colegas). En este hotel dormí vestido. Me duché con calcetines para no poner los pinreles en la ducha. Me sequé con la camisa con la que había dormido, dada la vuelta, y sí, debía de costar 5 € la noche, que era el único que había.
Entre estos y el Ritz Carlton, de Kuala Lumpur, donde me alojaba en la planta ejecutiva, tenía un mayordomo personal a mi servicio 24 horas al día, zumo natural recien exprimido cuando lo desease, todo incluido en un módico precio de 60 €, creo recordar, pues eso, va un abismo. (En este hotel no necesitaba utilizar mi método de planchado. Era una de las funciones del mayordomo
;-) )
Posiblemente, el mejor desayuno lo haya tomado en Bogotá, en el Hotel Windsor House. Delicioso. Sancocho, recalentado (Una especie de sobras del día anterior, que, por supuesto en este hotel no son tales). En el Windsor House, un viaje, nos dejaron sin reserva a un compañero y a mí. (Era la despedida de César Rincón y estaba Bogotá petado de toreros) Como somos habituales, les montamos tal follón, que nos metieron en dos suites con un Jacuzzi, que ya daba unas cuantas brazadas estilo libre.
Sin embargo, para desayuno agradable, el del Embassy suites, en caracas, donde tocan el piano y el arpa mientras desayunas. Ni os podeis imaginar el relajo.
¿Hoteles espectaculares? Cualquiera de Las Vegas, por ejemplo el Stratosphere, con su restaurante giratorio a 350 metros de altura y su montañita rusa en lo alto. De los hoteles de Las Vegas ya he hablado en otra entrada.

Como curioso...el New Yorker, en la calle 40 con 8ª. Donde al autor de Las Cenizas de Angela, le violó un cura irlandés de niño, y así lo relata en su novela. Allí, en el lobby, me encontré con Julio Juan, compañero de colegio y de carrera. Se alojaba en el mismo hotel. Justo detrás está el Madison Square Garden.
 
Paisaje bonito, tambien, el Grass Valley, en el Valle del mismo nombre, en California. Donde surgió la Fiebre del oro hace dos siglos.
Hotel soviético, hace años, el Olympic, en Praga.
 
Las medidas de seguridad más aparatosas, sin duda en Jakarta, Indonesia. Me da lo mismo el hotel, el Mandarín Oriental, el Melia... (Tomar paella en Jakarta es una experiencia, por cierto). Cada coche que entraba en el parking era minuciosamente escrutado. Luego meten las bombas en los asientos, pero da lo mismo.
Lujosos pero con cucarachas del año que las pidas en India. Cualquiera de la cadena Taj.
Y en China, desde el China World, de Pekín, más de 300 € la noche, hasta los hoteles a los que acabé yendo siempre. Hoteles chinos donde no hablaban una sola palabra de inglés. 4 ó 5 estrellas, por un precio de 30 €. Eso sí, complicado pedir cualquier cosa ;-)
Y ya puestos, los hoteles cubanos. Con una infraestructura de comunicaciones mínima, y carísima (30 € diarios una conexión nefasta de internet. Bueno, hay que decir que toda la Isla de Cuba tiene una salida a internet menor que cualquier casa española con banda ancha. Unos 20 Megas me dijeron que tenía)
 
El personal más desagradable, sin duda el ruso. Cualquier cosa que les pidas parece que quieras joderles. Entre eso y que no hablan inglés, casi vamos a buscar el taxi fuera a esa agradable temperatura de menos 20.
Y aquella cabaña junto a la playa, en la Isla de Bintan, a media hora en Ferry de Singapur...

Y creo que me dejo unos 500 ó 600, pero es que hoy ando mal de tiempo....

viernes, 26 de septiembre de 2008

METODO KIKAS DE PLANCHADO

Y es que uno se tiene que apañar con la intendencia cuando viaja.

Recuerdo un año en Amsterdam, en Septiembre. Por circunstancias, había salido de un hotel y tenía que ir a otro (Ya os lo contaré en una entrada que estoy pensando acerca de los diferentes hoteles en los que he estado). Encontré un hotel familiar en Jan Luykenstrasse. Se llamaba el Fita Hotel. Era propiedad de un matrimonio de mediana edad. El marido, la persona que más alto hablaba de todas las que he conocido (Y los que me conoceis, sabeis que puedo ganar un par de concursos....o 7). La mujer, a los dos días me echó la mayor bronca que he recibido yo de un "proveedor". Siempre plancho mi ropa "al vapor". Es decir, la cuelgo de la barra de la ducha. Doy al agua caliente, y que se planche solita (Que no estoy para plancha muchas noches)

Hasta entonces, con mi habitual impaciencia, colgaba toda la ropa del viaje en la barra, se planchaba el primer día y Santas Pascuas. En fin, dos trajes, 6 corbatas, 7 camisas, .....

Di al agua, me salí del baño, cerré la puerta y de repente....¡Patapoffff!

La barra no estaba clavada sino que era de ventosas. Toda la ropa flotando en la Bañera. Ni os podeis imaginar el desastre.

La bronca que me echó la buena señora, tanto por temas ecológicos como de alarma de incendios es de las que se recuerdan.

Los dos trajes destrozados, las corbatas de seda, ¿Qué quereis que os diga?. Al día siguiente, en vez de ir a la feria, tuve que comprarme de todo.

Sin embargo, aquella buena mujer, despues de la bronca se apiadó de mi. Me estuvo secando y planchando trajes y corbatas (En realidad, habían perdido todo el apresto, no servían para nada)
Recuerdo que, aquel primer año en el que estuve allí, se estuvo muriendo de risa cada vez que me veía.

Ahora he perfeccionado el sistema. Pongo una camisa, un traje y una corbata en la barra solo si está atornillada. Sino, suele haber perchitas en la puerta del baño, o en el toallero...y siempre noche a noche que, como dicen los economistas....hay que diversificar el riesgo.

sábado, 20 de septiembre de 2008

POR SI NO SE LO HE DICHO LO SUFICIENTE

Sabeis que no soy una persona de lágrima fácil, ni que deja traslucir sus sentimientos abiertamente. Supongo que esa coraza me priva de muchos pequeños placeres que la vida te aporta.

Este, vuestro blog, pretende ser un rincón cachondo donde podamos descubrir de una manera humorística, paisajes geográficos y personales. Como veis por el reciente contador, entra bastante gente, cosa que agradezco pues, aunque esto comenzó para ayudarme a pasar tantísimas noches solitarias de hotel, se agradece que algo que está expuesto, sea visto (Que no admirado).

Hoy no estoy con ganas de cachondeo, y esta entrada tampoco pretende serlo. Espero no perder demasiados cientos de lectores ;-)

Por una serie de circunstancias no estoy pasando una buena temporada. La vida da muchas vueltas y hay veces que te encuentras en el día equivocado, en el sitio equivocado, vas paseando y se te cae un edificio encima.

Así me siento yo y, como no sé lo que me va a pasar mañana, ni sé si he expresado suficientemente mis sentimientos a la persona que más quiero en el mundo, por si acaso mañana voy paseando en el momento equivocado por el lugar equivocado y me cae ese edificio encima, no me gustaría que ella no supiese lo que significa para mí.

Me la presentó un amigo del Colegio hace aproximadamente 23 años, 10 meses, 17 días y hora y pico (Soy un desastre, no logro acordarme de la hora exacta. Siempre me dijo que era muy poco detallista). Habíamos organizado una fiesta en la Sala de Jazz del Colegio. Fue la última. Luego las prohibieron, por lo menos, durante unos años.

Mi amigo era compañero suyo de COU. Era el encargado del viaje de fín de curso. El era de Ciencias, ella de Letras, pero coincidió que su padre es un hombre que saluda hasta a los guardias civiles que se encuentra por la calle. Practicamente, el viaje de todo COU fue sufragado con la Lotería de Navidad que vendió. Mi amigo no daba crédito.

De su ciudad vino a trabajar en la empresa de un familiar. Un día, llamó a mi amigo el Gordo y se fueron a tomar unas cañas. Cuatro días antes de la referida fiesta. El Gordo volvió y, como no dando importancia, lo comentó en el pasillo.

No sé por qué, me dio un pálpito. Juro que no creo absolutamente en nada de esas cosas, pero me empeñé en que la invitase a la fiesta. Recuerdo que le di el coñazo dos días hasta que el Gordo me dijo que sí, que venía. Tanto pálpito sentía que me empeñé, ese sábado de Noviembre de 1984, en acompañar al Gordo a Moncloa a recibirla, a pesar de que otras chicas comenzaban a aparecer en la fiesta. Venía de casa de sus tíos en las Rozas.

Era atractiva. Tenía un zarcillo de oro en la oreja que estaban de moda en aquellos años. Me encantó un detalle que la reflejaba. Tenía un colmillo un poco montado. Le hacía super interesante. (Todavía guardo su viejo DNI que la obligué a decir en comisaria que se le había perdido, porque su foto, sonriente, reflejaba ese detalle)

Yo iba con una americana de espiguilla con coderas, y una camiseta de surf que por detrás decía algo así como "I'd rather be sailing in Hawaii". Ella pensó que yo era un modernillo.

En cuanto llegamos al colegio, le serví la caipirinha que había preparado (de lujo, oiga) y una piña borracha con el corazón de nata que tambien había hecho yo (Y es que los txokos vascos es lo que tienen. Luego todo eso se olvida, pero mientras dura....)

Juro que en ese momento supe que era la mujer de mi vida.

En la fiesta había un montón de chicas, pero yo solo tuve ojos para ella.

Se tenía que ir a las diez. Yo le dije que al día siguiente le llamaría. Que no me gustaría que la excusa para no ponerse al teléfono fuera que se estaba lavando el pelo. Debió de pensar que era bobo, pero se rió.

Al día siguiente le llamé. Nos reimos un montón. Era la mujer más inteligente y divertida que había conocido jamás. Hablamos del referendum de la OTAN (Dios, que mayor soy y que joven está ella)

Le estuve tirando los tejos durante más o menos un par de meses, viernes, sábado y domingo, amén de días entre semana. Era dura la jodida. Por fín, ya que mis aproximaciones no daban ningún resultado, un día se lo pregunté directamente. Era domingo, para el miércoles siguiente tenía dos entradas para ver Luces de Bohemia de Valle Inclán en el teatro Español, yo, que no tenía un duro. Me dio calabazas. Se iba a Venezuela en tres meses y no deseaba nada serio. Le contesté que el mundo podía terminar en tres meses. Me miró como si estuviera loco. A la hora de despedirnos, en el bus de vuelta a su casa, suponía que, aunque fuese la mujer de mi vida, era la última vez que la veía. Me preguntó que a qué hora le iba a esperar para ir al teatro el miércoles. Yo, varón, y como tal simple, no entendía nada.

Vimos la obra de teatro en un palco. Yo miedo tenía de rozarla. Supongo que eso la encorajinó, porque no dejó de rozarme y tocarme (castamente, se entiende) en toda la obra. Una vez que Max Estrella terminó su representación, en la calle, nos besamos. Un beso largo, desesperado. Era el hombre más feliz del mundo, y el más ignorante acerca de los recónditos recovecos de la mente femenina.

Pasamos tres meses deliciosos. Viviendo cada momento como si fuese el último, hasta que fue a Caracas a trabajar. Prometí que la escribiría, y así lo hice. Escribía todos los días. En su cumpleaños, por Interflora, le mandé un ramo de Rosas Rojas. Me costó lo que me gastaba en un mes. Unas 10.000 de las de entonces. Nunca me dijo si las recibió y yo, pudoroso, nunca se lo pregunté.

Cuando volvió nos vimos, pero no era lo mismo. Una tarde nos bastó para saberlo. Decidimos dejarlo. Yo, hombre que la confianza en mi mismo me desborda, le dije que no era el momento pero, que se casaría conmigo. Otra vez que me debió de mirar como si fuese bobo.

Nos dimos cuartelillo durante un par de años. De vez en cuando salíamos una tarde. Yo seguía estudiando, es un decir, y jugando al Rugby. No tenía prisa.

En la primavera del 87 nos comenzamos a ver más frecuentemente. Como amigos, un beso casto de despedida, pero unas tardes deliciosas de charlas y risas. Durante el Puente de San Isidro fue con sus amigas a Lisboa. A la vuelta descubrió que habían entrado en su casa y les habían desvalijado. Me llamó para acompañarla a Comisaría. Con lo poco que me gustan los policías, aquello fue un camino sin retorno.

Recuerdo nuestro primer viaje juntos, a San Sebastián, el 18 de Julio del 87 (Menuda fecha ;-) )

Ella se fue a trabajar a Londres, sin avisarme, en Septiembre. Yo acababa los cursos en dicho mes sin excepción. No quería que me descentrase en los exámenes. Después de volverme loco intentando localizarla, por fin me lo dijo. Se me cayó el mundo encima. Estuvo más de un año fuera. Todavía recuerdo la cara que debí de poner cuando apareció en la Fiesta de Navidad del Colegio sin avisar.

Fue el principal motivo por el cual acabé la carrera. Quería compartir mi vida con ella.

Nuestra vida no ha sido fácil. Nadie nos ha regalado nada. Poco a poco, con mucho tesón y mucho cariño, hemos ido construyendo una vida que seguro que no es perfecta, pero que hasta la fecha nos ha dado inmensas alegrías, tambien decepciones y como no, alguna que otra crisis. Supongo que lo normal.

Entre nosotros hay amor, compañerismo, complicidad. Siempre nos hemos reido mucho. Últimamente siento que la dejo demasiada carga y responsabilidad. Viajo demasiado. Nuestros dos hijos, cada vez más mayores los está criando ella. Me siento un poco culpable. Sin embargo, no concibo el resto de mi vida sin ella.

La vida es rápida, y pasa sin darnos cuenta. No sé las veces que se lo he dicho hasta la fecha pero, si no lo he hecho suficientementemente, quiero que todos sepais que la quiero. Intentaré decírselo a ella mirándole a los ojos.

Y quiero que, cuando en algún momento ella necesite volver a oirlo, y yo me encuentre lejos, pueda acudir a este rincón donde, sin fecha de caducidad lo escribo.

El 16 de Julio de 1993 leí mi Proyecto Fin de Carrera. Obtuve Matrícula de Honor. En la primera página del Proyecto escribí una dedicatoria. Decía así:

“A Carmen, mi apoyo durante estos años. Mi compañera. Mi vida””

15 años después, no puedo quitar ni una coma

Por eso, por si mañana paso por un paso de cebra, y un conductor borracho me atropella, me gustaría que ella tuviese constancia de lo que significa para mí y que, en esas décimas de segundo, mientras ves como el coche te lleva por delante para siempre, que sepa que, mi último pensamiento, siempre, será para ella.

Te quiero

miércoles, 17 de septiembre de 2008

ASI TU MUJER ESTARA CONTENTA Y TU TRANQUILO por el 23

Como os había comentado, el 23, más vago que la chaqueta de un guardia, en vez de montarse él su blog, me pide prestado el mío para publicar sus cosas. Yo que soy un amigo (suyo y de todo aquel que quiera contar algo), y además soy un pedazo de pan, le cedo el sitio.

En este caso, la calidad de la historia no solo es merecedora de estar aquí, sino que prestigia este rincón. Espero que DAKIPALLA no se desvirtúe demasiado con las pajas mentales de más de un@. Así que ya sabeis, el que quiera que le publique una historia, me la mandais a mi correo electrónico, y si no lo conoceis, publicad un comentario con vuestro correo electrónico. Vuestro correo no aparecerá porque no validaré el comentario. Os mando a vuestro correo el mío y me devolveis la historia.

Esta es una historia para todos los públicos. Si alguien piensa que no es así, que se lo haga ver. Como sabéis, debido a que no realizo un trabajo remunerado y dispongo de señora de limpieza, empleo los ratos que mis hijas duermen en hacer bricolage para desesperación de mi mujer. Mi última obra es una terraza de piedra natural para la entrada de la casa. Son baldosas de 30 centímetros de lado por 3 de espesor y la verdad es que están mejor que el baldosín cascado que había antes.

Una tarde, puse una fila de baldosas y cayó la típica chupa de agua belga, de esas que parece que se ha abierto el cielo. La pasta se desplazó, se puso todo hecho una mierda y la fila de baldosas parecía una serpiente después de comer media docena de gazapos. En eso que llegó mi mujer y al ver el follón que se había formado, me metió una bronca en plena calle de esas que tiembla el misterio. A lo lejos, mi vecino Marino observaba la escena sin salir de su asombro. Moraleja: no realices chapuzas en el exterior sin consultar antes el pronóstico del tiempo.

Al día siguiente, estaba yo deshaciendo lo que había hecho el día anterior, cuando ví a mi vecino cruzar la calle. Marino es un albano-kosovar que gracias a que su madre es italiana puede residir legalmente en la Unión Europea sin necesidad de acogerse al estatuto de refugiado. Gracias a eso vive en Bélgica 17 años ya. - ¿Ça va bien, toi? ¿Pourquoi tu casses tout? (Advierto a los puristas de que ni mi vecino ni yo hablamos un francés académico sino macarrónico por lo que en adelante traduciré la conversación al castellano, que ese idioma más o menos lo tengo controlado). - ¿Cómo estás? ¿Por qué lo estás rompiendo todo?

- Porque estaba todo torcido. Y mi mujer se ha enfadado conmigo.

- No me extraña, porque es que eres un inútil.

- ¿?

(En ese momento, sorprendido por su respuesa, me dieron ganas de hacer algún comentario sobre su padre, pero pensé que su padre bastante había tenido con escapar a las balas de los serbios así que esbocé la mejor de mis medias sonrisas y me dispuse a escuchar su "feed back").

- No me lo tomes a mal. Yo te lo digo como a un hermano. Eres valiente y sé que todo lo que haces, lo haces por amor a tu mujer, pero eso no basta. Tienes que aprender a hacer las cosas bien. Midió la baldosa y se fue a su casa. Al cabo de un tiempo regresó con un listón de madera de veinte centímetros de largo, tres de ancho y uno de espesor. Como ninguno de los dos sabíamos como se dice listón en francés acordamos llamarle "la chose" (la cosa).

(De la lección magistral siguiente no he cambiado ni una coma).

- Mira, es muy sencillo. Yo tengo esta cosa pero si tu tienes otra cosa más larga también está bien. Pero que no tenga más de 30 centímetros porque entonces no va a caber. Más corta no sirve. Tienes que meter "la cosa" por todos los huecos que veas "tout doucement mais en profondeur", suave pero profundamente. Una vez que esté dentro agitas de delante atrás pero no hacia los lados, porque si no toma demasiada holgura y eso no queremos, y sigues así hasta que salga toda la pasta. Entre hueco y hueco, limpias bien "la cosa" con agua tibia para que no acumule suciedad. Esta operación repites tantas veces como sea necesario y te aseguro que el resultado será bueno y así, tu mujer estará contenta, y tú tranquilo. No te rías y repite para ver si te has enterado.

(Yo me estaba descojonando vivo y él sin enterarse).

- A ver si lo he entendido bien. Para que mi mujer esté contenta y yo tranquilo, tengo que meter la cosa de entre 20 y 30 centímetros por todos los huecos, suave pero profundamente. Que una vez dentro agite la cosa de atras hacia adelante pero no hacia los lados para que el hueco no tome demasiada holgura y hasta que salga toda la pasta. Entre hueco y hueco tengo que limpiar la cosa con agua tibia para que no acumule suciedad y repetir la operación tantas veces como sea necesario, ¿no?.


- Lo ves, te vas a convertir en un especialista.

- Muchas gracias, Marino, eres un verdadero amigo.

(Tengo que decir que Marino es un monstruo metiendo la cosa: siendo más feo que El Fari chupando un limón, tiene cinco hijas y dos hijos a cuál más impresionante. El domingo pasado estuvieron todos a comer y a la salida parecía eso la pasarela Cibeles).

Cuando volvió mi mujer esa noche, era tarde y ya no había luz en la calle por lo que no pudo ver la terraza. Pasó la noche y al partir de madrugada, cruzó el jardín delantero, miró hacia atrás y sonrió. Estaba contenta, y yo, tranquilo. Un abrazo.

El 23

lunes, 15 de septiembre de 2008

FUMANDO CON INDIOS

Sí, como he dejado escrito en un par de comentarios ayer, ¿para qué esperar a contar esta historia, recientita, sacadita del horno ahora mismo?

El título es parecido a bailando con lobos, pero fue una noche, por lo que me contaron por supuesto, para recordar.

Dado que aquí se relatarán actividades ilícitas en muchos paises del mundo, es obligado recalcar que, cualquier parecido con la realidad y, la identidad e incluso nacionalidad de los participantes es una libertad que se toma el autor, nada más.

Perez y Martinez, agresivos ejecutivos de una empresa española de Telecomunicaciones se encontraban en Amsterdam en el IBC. Habían tenido un día intenso. Era domingo pero ellos habían trabajado duro. No habían acabado el trabajo, tenían unos clientes a los que iban a invitar a cenar.

Fueron a esperar a los clientes a Leidsplein, y, mientras esperaban, se tomaron una cerveza. Los clientes eran viejos contactos y, sin llegar a ser amigos, se les podía catalogar como buenos conocidos.

Esperaban a dos personas, pero aparecieron esas dos, más la mujer de uno, más otro. Como eran shijs, vestían unos turbantes que Perez y Martinez podrían ponerse debajo de cualquiera de ellos en caso de lluvia y no se mojarían.

Antes de cenar se impuso tomar una cervecita, ginebra ellos, que para eso forman parte de la Commonwealth.

El cuarto integrante del grupo, era el propietario de la mayor fábrica de calzado de toda India. Amigo de la infancia de los clientes de Perez y Martinez. Esta persona ya conocía a Martinez de un viaje que éste realizó a Delhi hace algunos años.

Según parecía, era la primera vez que esta persona iba a Amsterdam. Tenía al día siguiente una reunión con un grupo inversor. Le llamaremos ID. Dado que no le gustan los hoteles se había comprado un piso en Amsterdam para la ocasión. Perez y Martinez, ejecutivos bien pagados, no daban crédito a esta demostración de poderío.

La conversación giró enseguida hacia las cosas que se pueden hacer en Amsterdam y no en otros lugares del mundo. ID enseguida quiso visitar un coffeshop, o sea, esos locales donde se puede comprar y consumir droga de modo totalmente legal.

Se le comentó que mejor era llenar antes el estómago y si, despues, todavía quería hacer una pequeña excursión, encantados de la vida.

Fueron a cenar. ID era un cachondo con volantes. Tenía 37 años, con un padre congresista y pasta como para que no se acabase en 14 generaciones. La cena resultó super divertida. Al acabar no quisieron ni postres ni nada, al Coffeshop. Aunque Martinez suele ir en alguna contada ocasión al Rookies, local bien ventilado y con terraza, ellos se empeñaron a entrar en otro que se encontraba en un sótano. Sin fumar ya pegaba, tal era la humareda.

Dado que la cena la había pagado Martinez, ellos se empeñaron en comprar los canutos. En Amsterdam estas cosas no llaman la atención, pero Martinez se empezó a imaginar a los tres varones, acompañados de Perez y Martinez, en un local de Madrid, con sus turbantes de medio kilo cada uno, y esas barbas que ninguno de los tres se habían afeitado nunca, mientras un grupo de madrileños les hacía corro mirando curiosos.

La filosofía de por qué ellos no se pueden cortar el pelo del cuerpo es que Dios les creó con pelo, y a la mujer sin él, con lo que no está bien querer enmendar lo que Dios hizo y, además, para que veas que estás equivocado, si te lo cortas, te vuelve a crecer. Interesante explicación, que Martinez es curioso y pregunta hasta en funerales si tiene oportunidad.

ID, todo un personaje, compró un canuto para cada uno, que entre las clases altas de India, eso de compartir no debe de estar muy bien visto. Comenzaron a fumar. ID no podía chupar directamente el cigarro porque su barba, abultada, se podía quemar, y aspiraba por la mano cerrada. O sea, que le entraba el humo directamente al apéndice.

De repente, uno de los clientes de Perez y Martinez se empezó a poner pálido. Entre la oscuridad del local y la pigmentación de un indio, no creais que es fácil de ver cuando se ponen pálidos, pero se derrumbó todo lo largo. ¡Menudo marrón! Un tio con turbante desparramado en mitad de un tugurio.

El dueño del local rapidamente le ofreció un vaso de agua con glucosa para subirle la tensión. En esto, ID seguia fumando, preocupado, pero encantado de la vida.

Una vez el cliente pudo caminar, ID quiso continuar tomando unas copitas. Martinez pidió un whisky de malta, Perez un Ron, ID pidió un Chivas de 18 años. No tenían. ¿De 12? tampoco. ID, si no era Chivas, no bebía whisky (No era sibarita ID ni nada) Por fín decidió que le sirviesen el licor más caro del local, fuese el que fuese. La única manera de que lo que se tomase no fuese malo, según él. En ese momento sacó una VISA negra, platino. Para tener esa VISA has de asegurar gastos anuales con ella por valor de 120.000 €. ¡Joder! No tuvo empacho en decirle a la camarera que no se la devolviese hasta que acabaran. Se tomaron un par de rondas. La cuenta debió de ascender a unos 100 €. Dejó otros 50 de propina, que la camarera no sabía donde estaba la boca, escondida detrás de la barba, para darle un beso en los morros.

Al entrar el grupo, con esa especie de superioridad que tenemos los europeos, les miraron con curiosidad. Al salir practicamente les hicieron la ola.

domingo, 14 de septiembre de 2008

UNA NOCHE CON 23

Sé que todos estais impacientes deseando saber qué tal nos fue, si nos reimos, quien pagó...en fín, esto de Internet es la leche. No tenemos tiempo para vernos, pero todo el mundo está más relacionado. Quizás de un modo artificial, pero enterado.


Pasé el primer día de Feria. Para variar, estaba cansado. Llovía bastante. No sabíamos muy bien a qué hora podríamos vernos ya que, nosotros, despues de acabar el día, siempre mantenemos una reunión para analizarlo, y puede pasar un buen rato. Yo quería cambiar esta costumbre y hacer la reunión a la mañana siguiente. Comenzarla media hora antes de que comience la feria y así no nos dispersamos, pero la gente prefería estirar el día y dormir media hora más. La desventaja es que, como no hay hora límite más que cuando el vigilante nos echa del recinto, la reunión puede ser eterna y no decidir nada. No sería la primera vez que a mitad de la reunión nos tenemos que esconder para que no nos echen los vigilantes.


23 me mandó un sms. estaba en Utrecht en medio de un atasco. Que me lo tomase con tranquilidad. Tuvimos la reunión y, al acabar, me mandó otro sms, que ya estaba en Leidsplein (Al lado de mi hotel). Como tenía ganas de verle, en vez de que me esperase mientras llegaba en el tranvía, le dije que me viniese a buscar. En 20 minutos estaba recogiéndome. Tenía un gps en holandes que, cada vez que pasábamos cerca de un colegio, emitia un rebuzno.


23 me explicó que el sábado era su primer día de clase del nuevo curso y que era costumbre que todos durmiesen en clase (Extraña costumbre, por cierto) Las cosas que hay que decir para no dormir en casa.... Sin embargo, le cerraban a las 12 con lo que, por si estirábamos la noche, quiso encontrar habitación de hotel. Cuando me lo comentó me descojoné. Nosotros reservamos de año en año. Amsterdam esta semana está absolutamente colapsada. Pero dejé que se estrellase solito. Al quinto hotel que le miraron como si fuese un extraterrestre, se convenció de que, en el coche, o en clase, ya que no quería compartir mi cama de 50 cms (Entre sus 23 y mi barriga, vamos, para hacer trenecitos).


Ya que me tenía que cambiar para ir a cenar, le indiqué que me acompañase a mi habitación, pero que entrase de perfil, que una habitación individual en Amsterdam es eso, individual. Ningún problema. Nada más entrar me dice (Como hace 20 años) "¿Te importa si pongo un huevo?" "Si no me dejas zurraspas..." le contesté. Así solventamos el estar los dos en espacio tan reducido, y es que la confianza es lo que tiene...que a veces da un poquito de asco.


Me comentó que el restaurante tenía sorpresa. Viniendo de él me temí lo peor. De camino al restaurante se perdió dos o tres veces. Aparcamos al lado de un canal y me sorprendió que hubo de pagar hasta la hora que estimábamos que nos iríamos. En Amsterdam se paga 24x7.


Y llegamos al sitio. Era alucinante. Un club de Jazz que daban de comer (O sea, al revés que un restaurante con música en directo) No me creía que alguien de Los Yébenes pudiese tener ese gusto tan refinado. En seguida me aclaró que lo había buscado su mujer por Internet y que, como buena holandesa, no era excesivamente caro. Nos pusieron en la primera mesa. El contrabajo, al tocar, metía la manga en mi plato.


Elegimos un vinito de Elciego para acompañar el pienso. 23 y yo tuvimos una cena como la que nos apetecía. Risas, muchas risas. Calor, ¡Un calor de la hueva!

23 me descubrió como brindan en Flandes, e hizo el ridículo delante del camarero explicando con gestos flamencos (Que para nada parecen de Sanlucar de Barrameda) cuando un plato está muy rico. El camarero le miraba como las vacas al tren.

Hablamos del blog. ¡Hay que joderse! Tantos años y acabamos hablando de algo que nos permite estar en contacto casi a diario y ejercitar la mente en las respuestas rápidas y agudas. 23 me confesó que se lo pasaba muy bien. Yo le dije que tambien, pero que escribía sin corregir y, a veces, no quedaba convencido.

Mientras tanto la cantante, con una edad semejante a la nuestra, seguía deteniendo la noche con su sonrisa. ¡Qué sonrisa! Hablamos de todo y de todos.

El cabrón de 23 tuvo que llamar a su amiga de 21 años (Su compañera de masajes) para que le abriese la puerta de la clase para dormir (Que he visto excusas absurdas)

23 quiso dejarme definitivamente en ridículo. Yo siempre le he hecho el regalo más preciado, mi presencia. Ayer, el cabrón, además de pagar la cena (Bueno, me enteré que la mitad de ella la pagaba la hacienda Belga), me hizo dos regalos materiales. Uno de ellos es el libro en el cual se explica como Nelson Mandela conquistó el corazón de los Blancos sudafricanos utilizando el Rugby. El otro me hizo prometer que no lo podía decir y...bueno, si incumplo mis promesas, nadie querrá acercarse a mi.

23 es el director General, sin sueldo, de la empresa de su mujer. Se dedica a cuidar de su prole, y a maquinar para, legalmente, pagar menos a la Hacienda Belga, y para un paisano de Rinconete y Cortadillo, eso es pan comido.

Sin embargo, ayer le dije que por qué no desgravaba sus clases de la universidad como gastos de formación. Se quedó muy sorprendido. Yo, que por cosas como estas cobro, se lo deduciré del próximo pago de ingresos publicitarios de este, vuestro blog.

La copa quedamos en que la pagaba yo. (Se le está pegando el caracter holandés)

Y hablamos, hablamos mucho, y nos reimos más, y, a las 12,10 tuvimos que irnos. No quería que durmiese en un parque y, como teníamos atrás a un tío que debía de ser de Madrid, nos despedimos apresuradamente en medio de la calle porque el coche de atrás estaba impaciente no sé para qué. A lo mejor era la de 21 años que estaba impaciente por comenzar el masaje.

Llegué a mi habitación, y deposité los dos regalos. Comencé a leer uno...el otro, el otro lo pondré en práctica.

Gracias, 23, por esta noche. Y no me olvido que eres un cabrón y que me toca pagar sin quejarme hasta el 2015. Será un placer.

jueves, 11 de septiembre de 2008

VOLANDO UN 11-S

Creo que, desde el 2001, he volado todos los 11 de Septiembre menos uno.

En el Sector de la Radio y la Televisión, existen dos ferias imprescindibles al año. Una de ellas es en Las Vegas en Abril, la otra en Amsterdam la segunda semana de Septiembre. Y como esta pilla el fin de semana, pues de una u otra manera, casi siempre he volado este día.

En el 2001 acababa de morir mi madre, me acababa de cambiar de empresa y no se había preparado la feria. O sea que ese año, no vine. La colisión contra la segunda torre me pilló comiendo con Carmen en el Gaztelubide, todavia lo recuerdo.

A partir de ese año, como digo, creo que he volado todos los años menos uno.

Este día, en los aeropuertos se respira un ambiente extraño. Todo el mundo piensa lo mismo, pero nadie habla de ello. Bueno, nadie no. Siempre hay un grupo de panolis, generalmente que no frecuentan aeropuertos, que hablan ostensiblemente de ello y bromean delante del personal de seguridad con frases tales como "Guarda la bomba....de la bici", y cosas por el estilo.

En España nos tomamos las cosas con cierta deportividad pero, he vivido situaciones en Los Estados Unidos y en el Reino Unido, generalmente con meridionales (Comencemos a pillarnosla con papel de fumar, que luego me llaman los de debajo de Bollullos Par del Condado y me preguntan si eso lo digo por ellos, o sea, que lo dejaremos en abstracto) que son para mear y no echar gota.

Ante la gracia de ése que acaba de tomar el segundo avión de su vida (El primero el de ida) con su mujer, los cuñados, la abuela con la botella de anis de la Asturiana y el perrito piloto, delante de un morlaco de Arkansas igual de ancho que de alto, y al que al oir la palabra Bomb, ya le da lo mismo la cara que tengas, las risas que oiga, o el idioma que hables, las consecuencias luego son que comenzamos a cagarnos porque son cuadriculados y no tienen sentido del humor. Y es que a ellos no les pagan por tener sentido del humor, aunque podrían tener sentido de la proporción. Pero, en un pais en el que antes de volar en avión hacia allá te preguntan si vas a atentar contra el Presidente de los EEUU ya que, si no te lo preguntan, en un hipotético juicio puedes decir que nadie te advirtió que no se podía, pues mejor pillártela con papel de fumar, y esta vez de verdad.

Estoy en Amsterdam otra vez. Deseando encontrarme con 23. Pero no veo el momento de volver.

martes, 2 de septiembre de 2008

DESDE RUSIA, CON RISIAS ;-)

Una de las noches en las que más me haya podido reir en un viaje fue sin duda ésta que contaré. Habíamos ido a una Feria en Moscú. El tema de los rusos y los negocios merece capítulo aparte. Un día hablaré acerca de como veo los negocios en las diversas partes del mundo. Pero bueno, por eso Price Waterhouse me podría pagar una pasta. Mmm, lo voy a pensar.

Nuestro socio ruso tenía un stand en la Feria bastante grande, en dos pisos. Nosotros no enseñamos ningún equipo en 4 días a nadie y lo mejor es que se cerraron grandes negocios. La parte de arriba era una sala privada, con un gran bar, y además un gran bar sin parte privada. (O sea, lo mismo, pero diferente ;-) )Y estaban, ambas partes, de bote en bote continuamente. Lo primero que hacíamos al llegar por la mañana era meternos dos vodkas de un trago, por invitación de nuestro anfitrión, no se fuera a creer que éramos unos estirados. Lo mejor que podíamos hacer era pasear por el pabellón lejos de nuestro stand, si queríamos regresar a casa con nuestro hígado mínimamente perjudicado.

Moscú en Noviembre. Entre menos 15 y menos 20 todos los días. Un día nos hizo menos siete y casi íbamos en manga corta. Lo peor no era eso. Lo peor era ver con cara de auténtico pavor esas rusas subidas a unos tacones imposibles andando por las calles cubiertas de hielo como si tal cosa. Es cierto que lo tienen todo organizado (igual que nosotros los chiringuitos de las playas), pero asusta.
Moscú actualmente es la segunda ciudad más cara del mundo, solo por detrás de Tokio. La ostentación que de la riqueza hace el nuevo rico ruso, generalmente proveniente del Partido comunista que pilló una nacionalización mediante información privilegiada la calificaría de obscena. Yo no he visto mujeres con joyas más ostentosas en la vida, ni otros hombres metiéndose caviar a cucharadas mientras se fumaban un cohiba (Que no les sabía ni a caviar ni a puro, pero esa es otra cosa, que Dios no hizo la miel para ....).

A mí el ruso de la calle, no me parece excesivamente simpático. En los hoteles (Y no voy al Ritz, pero tampoco a la "Pensión Paqui") el nivel del servicio es nulo. Para pedir un taxi tienes que solicitarlo dos o tres veces porque en recepción te miran como pensando ¿Qué me pide este tio? ¿Por qué me molesta? Aparte de que el nivel de inglés es tendente a cero.

Los taxis son carísimos y los conductores medio mafiosillos. Nosotros, lo que hacíamos, sobre todo por la noche, era cuando pasaba un coche particular levantar la mano. Enseguida llegabas a un acuerdo con el conductor por un precio razonable. Anécdotas en los taxis, las que querais, como aquella noche, en la Plaza Roja, que exigimos a un taxista que nos llevase por tarifa. El cabrón nos enseña un papel como si fuese y al llegar al hotel y meternos un clavo, comenzamos a discutir hasta que el cabrón sale del coche y medía más de dos metros. La supuesta tarifa era una fotocopia trucada. Pagamos hasta el último rublo.

¿Mafia? ¡Qué va! El centro de Ferias se encontraba en un sitio que solo se podía llegar en taxi. El Metro más cercano podía estar a 5 kilómetros (¿De qué primo del concejal de urbanismo sería el terreno?). Los taxis que iban allí no sabemos si estaban controlados por la mafia, pero por menos de 100 € no llegabas al hotel ni de coña, y si te quedabas congelado en la calle, peor para ti. El concejal de infraestructuras ya se encargará de que el metro en la vida llegue allí y tenemos el negocio hecho y las participaciones vendidas.

Bueno, pues aun y todo, como me gusta el caviar con vodka, de eso vamos a hablar.

En Moscú hay, o restaurantes para rusos pobres, o restaurantes para guiris y nuevos ricos. Si preguntas en un hotel, te mandarán al restaurante de 200 € por cabeza y ya que lo vas a pagar, por lo menos que esté rico.

En cuatro días no me he gastado más dinero en restaurantes en la vida. La verdad es que a mí el caviar me encanta, pero no pedimos ni una copita de vino, porque la copa de cualquier mierda estaba en el entorno de los 40 ó 50 €, y ya sabeis que a mí, con el vino, pocas bromas.
Despues de meternos dos días en un par de buenos restaurantes, a hostia y media por noche, decidimos preguntar a nuestro anfitrión, quien nos recomendó, otro, según él, mejor. (Luego nos enteramos que los tres eran del mismo, para que no hablemos de mafia)
Iba con mi compañero David, de quien os he hablado en alguna otra entrada. En una noche anterior y por causas poco claras, había perdido un gorro de lana que había comprado en un concierto de Andrés Calamaro. Yo iba con la txapela que me suele acompañar en los viajes cuando hace frio. En Moscú, sin gorro, en Noviembre, y de noche, se te congelan las neuronas. Vamos que a Walt Disney no le tenían por qué criogenizar. Con dejarle en la calle en Moscú en Noviembre valía.

Dado que no me gusta llevar paraguas (Será un trauma infantil), en el bolsillo de cualquier chamarra mía, siempre hay un gorro para cuando llueve. Nunca me preocupo por ello. Lo primero que hago al comprarme una chamarra es meter un gorro en el bolsillo y olvidarme. Supuse que en aquella tambien tenía. En efecto, un gorro impermeable con publicidad de Coca-Cola. Le dije que era lo único que tenía y quien da lo que tiene no está obligado a dar más. Sin embargo, él se descojonaba más de mi txapela ¡Habrase visto!

Creo que os he dicho en alguna ocasión que, cuando pago y no estoy de trabajo, me gusta ir a mi aire. O sea que voy cómodo. Fuera corbatas, americanas, etc. Aquel día una camisa, un jersey gordo y un vaquero. Parecida indumentaria la de mi compañero.

Llegamos al restaurante. Por fuera era una iglesia. Al entrar nos dirigieron al guardarropa. Un tio impresionantemente alto, con unos bigotes hacia arriba que Dalí era un alevín. Al entregarle nuestros "sombreros", los cogió con los meñiques levantados como si apestasen. Ahí comenzó nuestro descojono, pues, despues de ver el nivel del garito, nos imaginábamos lo que pudo pensar el pavo al tomar mi txapela y el gorro de coca-cola. El tío pensaría, ¿pero los que friegan los platos tambien me dejan la ropa a mi?

Salimos y con gran ceremonia, nos meten en una sala donde solo vemos oficiales de un ejército árabe y gente vestidos como si fuesen Lawrence de Arabia. Le miré a David, él me miró a mí, y nuestras risas eran más que evidentes al darnos cuenta de que estábamos fuera de sitio total.

En eso que nos pasan por delante de ellos y nos meten en el restaurante propiamente dicho. ¡Qué importantes!, me digo yo. Nada más alejado de la realidad.

En efecto, era una iglesia con sus vidrieras, escaleras, coro, etc. En medio de la Basílica, una mesa enorme con un príncipe árabe, dos o tres personas tambien árabes de alto nivel, y dos o tres generales del ejército, tal era la cantidad de condecoraciones que portaban. Una ceremonia de la leche, 14 camareros para esos 6 u 8 comensales, y a nosotros que nos dirigen con nuestros vaqueros y jerseys de apres-Ski por las escaleras, hasta la parte más alta del coro. En cada descansillo de la escalera nos mirábamos. Era como cuando en clase no te podias reir y te tenías que morder las manos para no explotar. Lo mismo.

Los pollos que estaban en la antecámara, era el séquito que no podía cenar con los superiores, y ahí estaban haciendo tiempo mientras los de la mesa grande se ponían hasta las patas. O sea que, a nosotros no nos colaron, sino que los otros no jalaban.

Por fín nos dejan en nuestra mesa. El último descansillo. Nos ayudan a sentarnos, por favor, que no sabemos, y en cuanto se van a por las cartas, nos miramos a la cara y toda esa tensión acumulada desde que el pavo nos cogió los sombreros, estalla. Las lágrimas resbalaban por nuestra cara. No recuerdo un hartazgo de reir tal como aquella noche. Vernos con nuestras pintas, toda la ceremonia, los árabes, el gorro de coca-cola, sobre todo el gorro de coca-cola y el pavo tomándolo con los meñiques levantados y cara de asco. Por último, que nos ponen a cenar encima practicamente de la antena de la televisión, y nosotros haciendo amago de tirar huesos de aceituna a la mesa de los árabes de abajo. (Teníamos una posición estratégica privilegiada)

Era ver aparecer al camarero, tan circunspecto, y en cuanto se daba la vuelta, como niños. A carcajada limpia.

La leche por cenar fue de las que no se olvidan pero, hay noches que se paga lo que sea por pasarlo como lo pasamos. ¡Ah! y el caviar y el vodka...exquisitos.