A 23 la boca se le calienta rápido. Y los dedos en el teclado más, añadiría yo.
Llegó un día de Inocentes de 2008. Ambos asumimos que, era materialmente imposible que ganase la apuesta. En 4 días no podría sumar cerca de 20 países, ni desplegando todas sus artes coercitivas. Decidimos que había que pasar página y, por ello, nada mejor que darnos un homenaje con nuestras familias.
Sabiendo que el Marqués y familia se encontraban ociosos, les llamamos por si se unían a la visita a Toledo. Dado que son muchas las niñas que hay que movilizar, decidió que cuando llegase a la Ciudad Imperial nos llamaría.
Llegamos 15 minutos tarde, lapso entendido como espera de cortesía, sobre todo para el que se hace esperar. Ahí estaba 23 con Angelique, tomándose un Chocolate con churros. Ganas me dieron, y no me privé de otro.
Había amanecido un día frío y nublado en Toledo. Sin embargo el cielo aguantaba la lluvia. El Marqués había logrado embarcar su prole y tambien estaba en el antiguo feudo del hoy senador. (Perdón, creo que me estoy metiendo en terrenos peligrosos)
¿Qué hacer con 5 niños y 6 adultos un día en Toledo? Pues sí que se me ocurren pocas cosas en otros sitios pero, en Toledo, un día, se pasa rápido y entretenido. 23 Había dejado sus tres niñas en Los Montes, con su madre. Otra vez fue como si el tiempo se hubiese parado. La conversación fluía fácil y las bromas se sincronizaban dos a dos, es decir, cada vez que alguien preguntaba una cosa, practicamente siempre, los otros dos contestaban la misma parida...No ha pasado el tiempo por nosotros (Y eso es lo más preocupante, piensan nuestras mujeres). Esto ya no se quita ni con medicación.
Había muchas cosas que ver pero demasiados niños para verlas todas. Enseguida entendimos que 23, pese a ser oriundo de Los Montes y vecino de la Ciudad durante algunos años, nunca se orientó bien. No llegó a Boy Scout, cuanto menos a Jóven Castor.
Dimos un paseo por el Casco Antiguo, donde no pudimos ver la Catedral porque era Domingo y estaban en Misa. Pero subimos al campanario de la Iglesia de los Jesuitas, desde donde vimos una vista preciosa de la ciudad y nos dirigimos a San Juan de los Reyes. 23 hizo amago de pagar la primera entrada, pero dado que éramos muchos, propuse algo tan español como "el fondo". Digo español porque en Flandes cada uno se paga lo suyo y no hay problemas, pero aquí siempre hemos tenido más verguenza torera, y nunca mejor dicho.
Yo creía que tenía inventiva pero 23 tenía a todos los niños ensimismados con los relatos de Reconquistas, prisioneros y otros temas politicamente incorrectos en esta época de Alianzas de Civilizaciones y demás. Aviso, en la foto tomada en la Terraza de San Juan de los Reyes, ambos dos están de puntillas, con el fin de denigrarme.
Nos metimos una cañita empapada en unas bravas. Dado que he de ser fiel notario de la actualidad, que somos modernos y europeos, y que además funcionamos con tarjeta de crédito, por si luego había que poner más, decidí que adelantaba yo con mi Visa los 60 € de cañas con condimento. Sabía que si me quedaba sin dinero (e iba con mis dos hijos y Cármen), me aplicarían un correctivo consistente en advertirme que me lo tienen dicho, que salga con dinero de casa, etc, etc. Decidí adelantarme a la catástrofe.
Nos dirigimos al Hostal del Cardenal. Marqués tenía una laguna mental. No se acordaba en qué boda había estado allí, hasta que le tuvimos que decir que en la de 23 ¡Menudo pedo!
Situamos a la infantería en un extremo de la mesa, y a los progenitores en otra y, he de reconocer que los 5 se portaron de maravilla, y nos dejaron comer tranquilamente, y reirnos lo que nos dió la gana.
Dado que estamos a Régimen, Marqués y yo nos metimos unas sopas de ajo y cochinillo, seguido por un sorbetito para pasarlo. 23 no nos fue a la zaga pero de primero se metió unos trigueros, creo recordar. Estuvimos recordando nuestra última cena en Amsterdam y 23, estuvo ilustrando a la mujer del Marqués, no seguidora de este ciberdiario, acerca de sus andanzas con "La Paqui", compañera suya de masajes. Debe de ser verdad que las europeas son muy liberales, porque la feliz usufructuaria de los encantos de 23, Angelique, se descojonaba mucho más que nadie.
Ahí nos advirtieron, creo yo, que nunca nos cambiarían por una mujer ¿O fue por un hombre? En fín, que la conversación acabó derivando hacia terrenos escabrosos.
Nuestras tres esposas, señoritas de ciudad, no entendieron la expresión "delanterillas", aplicada a algunas compañeras de clase de 23, de cierta edad. (En su clase son 17 chicas y él). Los que somos de pueblo, y si además eres bruto, como 23, lo entendimos a la primera. La delantera es la mula que se pone la primera en el tiro porque tiene más edad y es más experimentada. Ellas se pensaban que hablábamos de fútbol o de implantes de silicona....¡Vivir para ver!
A 23, el Alzheimer le había jugado otra mala pasada. Quería volverme a dejar en ridículo en público por segunda vez en un año. Me había traido un regalo....y se lo había dejado olvidado en Los Montes. ¡Menos mal! Carmen me hubiese matado por gañán y no haber llevado yo nada.
Llegó el momento de pagar. 23, a la vista está, le hizo poca gracia apoquinarme dos condumios el mismo año. Con la boca pequeña dijo que él estaba preparado para pagarme a mí, a mi mujer y a mis hijos...pero que la familia del Marqués era demasiado. A mí, que lo que realmente me hace gracia es verle la cara, con inmortalizar el momento me valía. Lo que no sabía era que estaba pagando....¡Con mi fondo! Bueno...eso lo descubrí luego.
Como veis por la hora (Ya aprendí a poner la hora en la cámara de fotos) salimos tarde. Teresa, la mujer del Marqués quería ver "El entierro del Conde Orgaz" y salimos para la Puerta del Cambrón (Con perdón). No era nuestro día de suerte. Llegamos a las 5,50, y cerraban a las 5,45.
Nos faltaba la penúltima copita. Yo quería enseñarles la vista de Toledo desde el Mirador del otro lado del río. Cuando llegamos en coche, era noche cerrada. Sin embargo, Toledo iluminada, desde allí, es de las vistas más espectaculares que conozco. 23 nos quería llevar a "La Venta del Alma". Un sitio, de verdad, para verlo. Precioso.
Las niñas del Marqués estaban derrotadas y decidieron que se iban a casa. Ahí yo, que me conozco el percal, y dado que nos debían de sobrar unos 60 € de bote, le dije a 23 que le diese 20 al Marqués, que si no, en cuanto llegase a su pueblo y el mío, lo iba a empapelar avisando que nadie saliese conmigo, que dejaba dinero a deber a la gente. 23 me dijo que ¡No llevaba suelto! y que me daría 20 a mí para que yo se los diera al Marqués.
El Marqués, con la boca pequeña dijo que no importaba....
Nos metimos nuestro Gin Tonic, y las chicas unos tes raros en una sala preciosa, enterita para nosotros (Demasiado fumador en Toledo ;-) ). La verdad es que el sitio estaba petado de gente. Menudo ambientazo. Con un patio interior que en los atardeceres de verano debía de ser una delicia por el fresquito.
Y volvió a llegar la hora de pagar. 23, dado que según él llevaba fondo, debía amortizar, pero me confesó que no llevaba dinero (O sea que, en efecto, había pagado la comida con mi fondo). Le puse mi peor cara y sacó una Tarjeta de crédito Belga. Como era Belga, debía de ser de chocolate porque decía que nones. Presa de gran excitación pidió la tarjeta a su Santa. La tarjeta de Angelique, y eso que se dedica a temas de riesgos bancarios, era tambien belga, o sea de otro tipo de chocolate.
Ahora todos, el camarero, la feliz pareja belga (Espero que feliz no porque se estuviesen escaqueando de pagar en ese momento), y Carmen, angustiada, me miraban a mí.
O sea, que yo le debía 20 € al Marqués porque 23 dijo en presencia de los dos que me los iba a dar. 23 me debía mi parte del fondo, y además pagaba yo las copas. ¿Pero qué cancelación de deuda era ésta?
Mi tarjeta se comportó como se ha comportado casi siempre en la vida (Excepto aquella vez en República Dominicana que todos recordareis) y canceló el débito. Lo canceló con el camarero, que el débito de 23 hacia mí, era enorme en esos momentos.
Los caballeros sabemos que las deudas hay que pagarlas (Incluso 23 lo sabe, aunque me costó bastante explicárselo). Hicimos cuentas y decidimos que, con el regalo, 23 enviaría el pecunio que evitaría que toda la blogosfera supiese de sus malas artes si, por fín, eran consumadas. En el transcurso del ajuste de cuentas, y nunca mejor dicho, recordamos que las copas eran de mi parte, si la contraparte pagaba la comida, claro. Si no todo era de mi parte.
23 me ha mandado por correo el regalo. Es "su chose". Insiste que, haciendo de hermoso fajín, van ligados dos billetillos de 20 €, uno para el Marqués, otro para mí. Que lo de menos es la pasta pero, una deuda de juego, es una deuda de honor.
Cuando lo reciba, daré por cancelado este lamentable y oprobioso episodio. Eso sí, si de verdad es "su chose" le estaré eternamente agradecido. Prescindir de semejante instrumento merece mi admiración. Así, por fín, Carmen podrá estar contenta, que ya es hora que le dé una satisfacción....y yo tranquilo