Cuando visitamos Edimburgo en febrero, nos encantó. Supongo que fue el empujón para querer ir a Escocia con los niños. Escocia siempre nos había llamado la atención.
Edimburgo es una ciudad bellísima. Conocida en el S XIX como "la Atenas del Norte", su arquitectura, su armonía, su facilidad de visitarla, hace que sea un destino turístico de primera magnitud. Si a esto le añadimos que el Festival Internacional de Edimburgo iba a comenzar en menos de una semana, podeis imaginar el ambiente fabuloso que nos encontramos.
Edimburgo nos recibió con un chaparrón de los que se recuerdan y la imposibilidad de llegar hasta el hotel por las obras. Aprovechando que yo "no era de allí" me metí por un reservado para buses con el fin de dejar las maletas y a la familia.
El hotel, muy céntrico, no estaba mal. No queríamos desayuno. Por unos 200 € dormimos 3 noches los 4. Una pega, nos confundimos al reservar y nos dieron baño fuera de la habitación. Lo bueno es que el baño era para nosotros solos, y estaba a escasos tres pasos de la puerta. En fin, en peores plazas he toreado...
Al llegar, Carmen se dió cuenta de que no habíamos cancelado otra reserva en Edimburgo. La verdad es que nunca recibimos la confirmación, pero ahí aparecía, sin posibilidad de cancelación por expiración del plazo...y más de 300 € por dos noches.
www.booking.com Fuimos al hotel donde, en teoría, teníamos que entrar al día siguiente. Al explicar la situación, nos dijeron que, aunque podían cobrarnos toda la estancia, nos cobrarían solo una noche, eso sí, debía de autorizarlo Booking.
Llamamos por teléfono, y el agente más simpático que pudimos encontrar, al explicar la situación, nos dijo que no había problema, y que no nos preocupásemos, que llamarían al Hotel para que nos perdonasen tambien la primera noche...¡Unos monstruos! No suelo hacerlo en público pero, se merecen la recomendación...
Y debía de devolver el coche. La agencia se encontraba en el puerto. Conduje hasta allí. Entregué el auto y pregunté como volver al centro. Un autobus a unos 300 metros. Pasaban a menudo.
Y llegó el bus. Y entré con mi billete de 20 Libras, y me dijeron que no daban cambio y que el billete había que pagarlo exacto...me rogaron que me bajara y que buscase cambio en una tienda (Un domingo a las 9 de la mañana en mitad del puerto)....
Efectivamente, cuando veo la inflexibilidad alemana en temas del € me doy cuenta que somos una rara avis...vamos, vete en Roma sin cambio a ver si el conductor te echa y te manda a un descampado a buscar cambio....
O sea, que comencé a caminar en dirección al centro, sin ver nada abierto y, cuando me quise dar cuenta, me había hecho 6 kms y estaba en el hotel...buen entrenamiento para el Camino que comenzaba en dos semanas. Eso sí...buen rebote con el conductor, que no hay que ser tan laxo como un conductor italiano, ni tan estricto como uno de Edimburgo, vamos, digo yo, que no me quería colar en el bus...
Edimburgo, como he dicho, estaba pletórica. No solo acababan de comenzar las Olimpiadas, tambien el Festival internacional estaba a punto.
Edimburgo es una ciudad para andar. No es Tokio. Se puede caminar y ver razonablemente bien en un par de días.
Lo imprescindible, por supuesto, el Castillo, en lo alto de la Colina, la Royal Mile, arteria de la ciudad desde la Edad Media, Victoria Street, Grass Market, Calton Hill, Holyroodhouse (Palacio Real en Edimburgo), el edificio del Parlamento escocés...todo en un paseo.
El Castillo era la última entrada que nos quedaba con el Explorer Pass. Bien amortizado, sí señor. Muchísima más gente que en Invierno. JA quería ver el cañonazo que marca, desde hace siglos, la una del mediodía. Por lo demás, paseadlo, es una delicia.
La Royal Mile está petada de edificios históricos. En el otro extremo del castillo se encuentra la residencia de la reina cuando está en Edimburgo, Holyroodhouse y el moderno edificio del parlamento escocés...
Alrededor de la Royal Mile...imprescindible, Victoria Street con sus casas multicolores, y Grassmarket, lleno de restaurantes y Pubs para tomar una cerveza.
En Victoria Street, los niños se empeñaron en tomar un sandwich de cerdo...sí, sí...de ese que veis...y no estaba mal.
Otro de los Imprescindibles, Calton Hill, de mañanita, desde donde se tiene una panorámica inigualable de Edimburgo...
Y la calle, con este tiempo y esa animación.
Si vais con niños, esa puta doble moral victoriana. En muchos pubs solo dejan entrar niños a cenar hasta las 8 de la tarde. Debe de ser peligrosísimo para su formación el ver a gente tomar una cerveza despues de las 8...antes de las 8 no....
Mucho más peligroso para su educación que el que su padre sea concejal de urbanismo....¡dónde vamos a ir a parar!
Y como colofón, esa imagen que siempre me llama la atención cuando visito ciudades del Norte y sale un rayo de sol...la gente se vuelve loca y llena los parques. A estos en Alicante les tiene que hospitalizar por sobredosis..de sol (De cerveza les hospitalizan habitualmente, y eso que vienen muy bien educados de casa...)
Edimburgo es una ciudad bellísima. Conocida en el S XIX como "la Atenas del Norte", su arquitectura, su armonía, su facilidad de visitarla, hace que sea un destino turístico de primera magnitud. Si a esto le añadimos que el Festival Internacional de Edimburgo iba a comenzar en menos de una semana, podeis imaginar el ambiente fabuloso que nos encontramos.
Edimburgo nos recibió con un chaparrón de los que se recuerdan y la imposibilidad de llegar hasta el hotel por las obras. Aprovechando que yo "no era de allí" me metí por un reservado para buses con el fin de dejar las maletas y a la familia.
El hotel, muy céntrico, no estaba mal. No queríamos desayuno. Por unos 200 € dormimos 3 noches los 4. Una pega, nos confundimos al reservar y nos dieron baño fuera de la habitación. Lo bueno es que el baño era para nosotros solos, y estaba a escasos tres pasos de la puerta. En fin, en peores plazas he toreado...
Al llegar, Carmen se dió cuenta de que no habíamos cancelado otra reserva en Edimburgo. La verdad es que nunca recibimos la confirmación, pero ahí aparecía, sin posibilidad de cancelación por expiración del plazo...y más de 300 € por dos noches.
www.booking.com Fuimos al hotel donde, en teoría, teníamos que entrar al día siguiente. Al explicar la situación, nos dijeron que, aunque podían cobrarnos toda la estancia, nos cobrarían solo una noche, eso sí, debía de autorizarlo Booking.
Llamamos por teléfono, y el agente más simpático que pudimos encontrar, al explicar la situación, nos dijo que no había problema, y que no nos preocupásemos, que llamarían al Hotel para que nos perdonasen tambien la primera noche...¡Unos monstruos! No suelo hacerlo en público pero, se merecen la recomendación...
Y debía de devolver el coche. La agencia se encontraba en el puerto. Conduje hasta allí. Entregué el auto y pregunté como volver al centro. Un autobus a unos 300 metros. Pasaban a menudo.
Y llegó el bus. Y entré con mi billete de 20 Libras, y me dijeron que no daban cambio y que el billete había que pagarlo exacto...me rogaron que me bajara y que buscase cambio en una tienda (Un domingo a las 9 de la mañana en mitad del puerto)....
Efectivamente, cuando veo la inflexibilidad alemana en temas del € me doy cuenta que somos una rara avis...vamos, vete en Roma sin cambio a ver si el conductor te echa y te manda a un descampado a buscar cambio....
O sea, que comencé a caminar en dirección al centro, sin ver nada abierto y, cuando me quise dar cuenta, me había hecho 6 kms y estaba en el hotel...buen entrenamiento para el Camino que comenzaba en dos semanas. Eso sí...buen rebote con el conductor, que no hay que ser tan laxo como un conductor italiano, ni tan estricto como uno de Edimburgo, vamos, digo yo, que no me quería colar en el bus...
Edimburgo, como he dicho, estaba pletórica. No solo acababan de comenzar las Olimpiadas, tambien el Festival internacional estaba a punto.
Edimburgo es una ciudad para andar. No es Tokio. Se puede caminar y ver razonablemente bien en un par de días.
Lo imprescindible, por supuesto, el Castillo, en lo alto de la Colina, la Royal Mile, arteria de la ciudad desde la Edad Media, Victoria Street, Grass Market, Calton Hill, Holyroodhouse (Palacio Real en Edimburgo), el edificio del Parlamento escocés...todo en un paseo.
El Castillo era la última entrada que nos quedaba con el Explorer Pass. Bien amortizado, sí señor. Muchísima más gente que en Invierno. JA quería ver el cañonazo que marca, desde hace siglos, la una del mediodía. Por lo demás, paseadlo, es una delicia.
La Royal Mile está petada de edificios históricos. En el otro extremo del castillo se encuentra la residencia de la reina cuando está en Edimburgo, Holyroodhouse y el moderno edificio del parlamento escocés...
Alrededor de la Royal Mile...imprescindible, Victoria Street con sus casas multicolores, y Grassmarket, lleno de restaurantes y Pubs para tomar una cerveza.
En Victoria Street, los niños se empeñaron en tomar un sandwich de cerdo...sí, sí...de ese que veis...y no estaba mal.
Otro de los Imprescindibles, Calton Hill, de mañanita, desde donde se tiene una panorámica inigualable de Edimburgo...
Y la calle, con este tiempo y esa animación.
Si vais con niños, esa puta doble moral victoriana. En muchos pubs solo dejan entrar niños a cenar hasta las 8 de la tarde. Debe de ser peligrosísimo para su formación el ver a gente tomar una cerveza despues de las 8...antes de las 8 no....
Mucho más peligroso para su educación que el que su padre sea concejal de urbanismo....¡dónde vamos a ir a parar!
Y como colofón, esa imagen que siempre me llama la atención cuando visito ciudades del Norte y sale un rayo de sol...la gente se vuelve loca y llena los parques. A estos en Alicante les tiene que hospitalizar por sobredosis..de sol (De cerveza les hospitalizan habitualmente, y eso que vienen muy bien educados de casa...)