ESCOCIA...LAS ABADIAS DE LOS BORDERS

Que los escoceses y los ingleses se han zurrado bien nos lo dicen los libros de historia, pero tambien lo podemos comprobar in situ.

La región de los Borders es, como su nombre indica, la región fronteriza donde más se han dejado notar las incursiones de los ingleses en suelo escocés. Y, efectivamente, la expresión, "no quedó piedra sobre piedra", aquí tiene una referencia incuestionable.

Dentro de esta región, situada al sur de Edimburgo, hay una ruta, "La Ruta de las Abadias", que es de obligado tránsito para todo aquel que vaya a Escocia, no solo a beber whisky (Que ya os he dicho que, mucho más abundante y más barato, en España. A Escocia se va a beber whiskies raros de esos que en España solo ves en la tienda Gourmet del Corte Inglés y no es cuestión de meterte la botella entera para probar)

Josué (El GPS con acento argentino), tenía las coordenadas de nuestro primer destino, la Abadía de Melrose, obra de arte absoluta y emplazamiento impresionante, S XII. Decir que es una construcción que te deja sin respiración quizás es quedarse un poco corto, sobre todo, porque era un aperitivo de lo que íbamos a ver.

Se dice que en la Abadía de Melrose es donde está enterrado el corazón de Robert de Bruce (Junto con William Wallace, Bonnie Prince Charlie y la Reina Mary, omnipresentes en cualquier leyenda de sitio histórico escocés. Que debieron vivir 200 años cada uno para poder pasar unos días en cada sitio, si es cierto todo lo que os cuentan de ellos allá donde preguntes).

En la Abadía de Melrose, asímismo, se encuentra la gárgola más famosa de Escocia, la de un cerdo tocando la gaita (Juro que no hice de modelo. En el S XIII yo era muy pequeño...)

Para encontrar la famosa gárgola, hay que buscar un poco y tener un buen objetivo (No me seais guarros, estoy hablando de cámaras de fotos)

La Abadía de Melrose se visita, desde la Nave, hasta la última de las dependencias en las que los monjes hacían vida. A mi hijo le encantó. Hay una exposición de utensilios encontrados en los terrenos de la Abadía. Unos de los que más me llamaron la atención eran los orinales de barro de los monjes....difícil atinar ahí a oscuras...


Cercana se encuentra la Abadia de Dryburgh, del S XII, donde se encuentra enterrado otro de los Omnipresentes, el escritor romántico Sir Walter Scott. Para ir desde Melrose hasta Dryburgh, se pasa por el Mirador de Scott (Scott's View), que se dice que era la vista favorita del escritor. Algo de eso debe de ser cierto, ya que, la comitiva de su entierro, paró aquí como último homenaje al escritor.

La Abadía de Dryburgh no es tan espectacular como Melrose, sin embargo el entorno es francamente maravilloso, no solo para admirar la arquitectura eclesiástica, sino para darte un paseo que no olvidarás facilmente.


La siguiente etapa era la Abadía de Jedburgh, tambien del S XII. Efectivamente, si Melrose nos había dejado sin respiración, Jedburgh no le iba a la zaga. Hay que hacer notar que todas estas abadías fueron destruidas y reconstruidas varias veces a lo largo de su historia. Quizás no merezca la pena la audioguía si ya habeis visitado Melrose, porque os explicarán la vida Monástica del mismo modo.


Y nos quedaba Kelso Abbey. La Abadía de Kelso es la única que no entra dentro del Explorer Pass. La entidad que la custodia es el Ayuntamiento y, sus funcionarios, parece que son un poco más elásticos con esto de la hora de salida. Como se debían de aburrir, aunque llegamos media hora antes de la hora de cierre, ya se habían ido.

Sí, ya sé que la visita era gratis, pero no me importa que me cobren y poderme quedar hasta la hora de salida...no sé si me explico.

Tampoco creaís que nos perdimos demasiado ya que, despues de lo que llevábamos, simplemente con la fachada era una buena visita.


Nuestro Explorer Pass echaba humo (No creo que haya habido mucha gente que haya amortizado tanto un pase cultural). De camino de vuelta hacia Edimburgo, pasábamos al lado de una atracción más, la Smailholm Tower, S XV, propiedad de la familia de Walter Scott (En esta región, ¿de quien si no?).

Situada en lo alto de una peña, no había un camino aparente, simplemente seguir unas flechas unos cientos de metros. Acabamos todos metiéndonos de barro hasta los tobillos (Carmen creo que todavía no me ha perdonado el que yo quiera ver absolutamente de todo)

Una vez que llegamos a la Torre, el vigilante se excusó y comenzó a hablar de las persistentes lluvias, de las vacas que se encontraban por donde mirases, para tratar de explicar el por qué el suelo estaba en tan mal estado. Fue oir la palabra vacas y Carmen se pensó que además de pisar hacían otras cosas, con barro por encima de los tobillos..en fin, sí, creo que todavía no me ha perdonado...

El día nos había cundido una barbaridad. Ya solo nos quedaban dos días en Edimburgo, pero, nuestro Nissan Qashqai se había portado. 2000 kms en 9 días pero ni un solo problema. Era Domingo. Al llegar, detrás del hotel, increiblemente vi plazas libres para aparcar. Hoy no me iba a dejar medio sueldo hasta que lo devolviese al día siguiente.