En alguna ocasión que él necesitó ayuda, yo intenté prestársela. Cuando la necesité yo, ahí estaba él. Ahora que la necesitamos los dos...¡socorro, que nos ahogamos!
La vida nos está poniendo continuamente a prueba, y salimos como podemos a flote. Sin embargo hay veces que te acabas cansando, y cuando estás muy cansado, hay que tomar aire.
Y eso es lo que nos pasaba, que necesitábamos tomar aire, y nos fuimos a buscar el aire más puro que pudimos encontrar. Aire a 3.000 metros de altura, en Sierra Nevada.
La familia del Marqués tiene un apartamento allí. Yo solo había salido a esquiar un día este año. Carmen sabe estas escapadas, lo que recargan mis pilas, y me suele incluso animar a que me vaya una semana al año, como ocurrió esta vez.
El Marqués tambien necesitaba un poquito de aire fresco, y le propuse escaparnos 4 días.
Llegamos el domingo por la noche, con muchísimo frio. El Marqués esquía desde que era niño, no como yo que comencé pasados los 30 años, y así me va. Me mantengo de pie, y bajo por cualquier sitio, pero no harán conmigo un cuadro acerca de la estética encima de unas tablas (Como no sea de planchar).
La diferencia entre Pulmo y el Marqués, aunque no sé decir quien puede esquiar mejor de los dos, es que Pulmo es un obseso del esquí. Si abren las pistas a las 9 de la mañana, está haciendo cola a las 8,55. Si cierran la estación a las 5, es el último en tomar un remonte para cerrar pistas. Entre medias, alguna barrita energética apresurada en un remonte, no sea que pierda tiempo de esquí. Supongo que mea como los ciclistas, en marcha, por si hay alguna escapada.
Marqués no. Marqués, como cualquier aristócrata, no madruga. Eso es para pobres. Marqués llega entre 10,30 y 11. A las 12,30 se toma una cervecita con patatas, que hay que reponer fuerzas. Por supuesto, entre dos y media a tres, un bocadillo con otra cervecita, que no se van a llevar las pistas. Y a eso de las 4 ó 4,15, ya está entrando en el apartamento a descansar con otra cervecita y unos cacahuetes.
Yo, que he esquiado, es un decir, con los dos, me adapto a todas las circunstancias. Disfruto del esquí con Pulmo, que además es un profesor paciente. Disfruto del esquí y de los pequeños placeres que se pueden encontrar alrededor con el Marqués, como se observa en la foto.
Recuerdo mi primera escapada con Pulmo. Fue a Baqueira. Pulmo me apuntó en un curso. El monitor se llamaba Benjamín, y era un paisano del Valle en sus 50. Nuestro grupo, de principiantes, estaba compuesto por 7 chicas de entre los 35 y los 50, y yo. Benjamín, en cuanto vió el grupo, ya decidió que no se iba a matar por enseñarnos a esquiar, que seguramente, casi todos los miembros del grupo, estábamos allí por una embarcada de nuestras parejas, como supongo que así era, y procuró que la semana pasase lo más tranquila posible. Presión cero. Lo que aprendí ese viaje, me lo enseñó Pulmo cuando acababa el curso, a las dos de la tarde. Ninguna de mis compañeras se molestó lo más mínimo ante la nula exigencia de Benjamín, más bien al contrario. Ya que era una embarcada, que fuese lo más leve posible.
Soy una persona exigente conmigo mismo y constante. Me propuse esquiar hará unos 10 años y, modestamente, me mantengo encima de unas tablas con cierta dignidad (que no estilo).
Ya que iba a esquiar 4 días este año, encargué un tiempo como para quedarse a vivir allí. ¡Menudos días más maravillosos! Y toda la nieve que os podais imaginar.
El primer día, en un remonte, vimos a un trabajador de la estación a las 11 de la mañana con una cerveza. A las 4 de la tarde, despues de montar en ese remonte casi 10 veces, seguía con una cerveza departiendo. ¡Menuda productividad! Espero que fuese catador de cervezas, si no la ruina para cualquier empresario.
Por supuesto no volvimos a verle en toda la semana. Suponemos que fue la presión de la jornada laboral ;-)
Sierra Nevada es una estación grande, lo que hace que sea muy divertida. Si a esto unimos que la nieve estaba buena, buena....lo que hemos disfrutado es dificilmente explicable.
Algo he aprendido este viaje. Cuando en Sierra Nevada dicen que hay hielo, no es que la nieve esté dura. Es que esquías sobre placas de hielo azul, con lo que la posibilidad de torrijas crecen exponencialmente según el hielo que te digan que hay. Y había zonas, altas, con hielo, pero de verdad. Y he aprendido que, si se te cruza una placa de hielo en tu camino, eso de meter rodilla y clavar cantos es una bobada. Pasa por encima lo más rápido que puedas, pendiente abajo, y rezando no se te vaya una pierna, como una vez me ha ocurrido, por cierto.
No había mucha gente, pero estaban los soldados del regimiento de montaña todos los días. Solo pido una cosa por la integridad territorial de la patria. Cuando Hassan decida invadir la península, por favor, que no lo haga por zona nevada. Los pobrecillos estaban aprendiendo a esquiar, y las leches que se daban eran curiosas. Supongo que un invierno esquiando todos los días, hará maravillas pero, en este momento, por favor, que Hassan desembarque en la playa y no se tire en paracaidas en las montañas....
La belleza de la Sierra se observa en estas fotos, teniendo detrás el pico más alto de la Península Ibérica, el Mulhacén, con 3481 mts, o la siguiente, con el segundo pico más alto, el Veleta, con 3398. Los remontes llegan hasta más de 3200 metros, con lo que cuando pega viento....os podeis imaginar.
El tiempo, como os he dicho, para quedarse a vivir.
He de decir que hemos disfrutado como enanos.
Hemos cargado pilas. Eso sí, a buenos chicos no nos gana nadie que no había día que no nos metiésemos en la cama despues de las 11.
Viajar con el Marqués es como viajar con una madre. No hay persona más pulcra y ordenada. Todo en su sitio. Viajando con él, no se pasa hambre, aunque en esta ocasión yo he sido el que me he encargado de la intendencia, y eso que no hice la mili por ser un inútil total....
Me estaba relamiendo desde el domingo ante unos macarrones con salsa de tomate que iba a preparar un día. Cayeron el martes, con su cebollita pochada, su tomate natural frito poco a poco, su chorizo, un poquito de pimienta, una pizca de vino blanco. El Marqués me quería sacar a hombros.
Otro día nos metimos unos chuletones de buey para caerse de espaldas. Por supuesto, no faltó el buen vino para acompañar. En fín, que aunque nuestras chicas nos dejen abandonados, no nos moriremos de hambre. De otras cosas es posible que sí, pero de hambre, definitivamente, no.
El Marqués y yo hemos hablado de todo, e incluso hemos estado de acuerdo en casi todo. Increible. De acuerdo en Aznar, de acuerdo en Zapatero, incluso de acuerdo en Garzón, jejeje.
Ambos necesitábamos esta escapada. Nos ha venido bien.
El Marqués es mi amigo, creo que ya lo he escrito antes, y sabe que los amigos estamos para ayudarnos y para apoyarnos. Con esto creo que lo he dicho todo.