Tomábamos el avión el Viernes 4 de Febrero con dirección a Londres. Yogui, nuestras santas, et moi. A la llegada habíamos de coger un coche alquilado para dirigirnos a las cercanías de Bristol donde dormíamos y se suponía nos habían de entregar las entradas para el partido.
En la sede de EUROPCAR de Gatwick nos insistieron en que podíamos entregar el coche al día siguiente, 4 horas tarde sin penalidad, pero no en Heathrow (Que nos venía mejor luego para ir a Londres a pasar el sábado y el domingo). Detalle nada menor como otro día os demostraré.
Durante el camino hacia Bristol ya se veía ambientillo. La comunicación de la Agencia indicaba que, antes de las 3 de la tarde tendríamos nuestras entradas en la recepción del hotel.
A nuestra llegada, nadie había aparecido por allí. En ese momento Yogui Hyde se transfromo en Dr Jekill ¿O fue al revés? Sin pausa comenzó a llamar a la Agencia de las entradas que estaba en Irlanda (Una pasta). Ellos le insistieron en que eran las dos de la tarde y muy desagradablemente le aseguraron que nos llegarían las entradas antes de las tres (Posteriormente entenderíamos que estaban tan seguros de esto como de lo contrario)
Nos fuimos a comer. He de reconocer que estaba tranquilo, pero Yogui no. A las Dos y media retornó al hotel, nada. Quería volver a llamar. Le dije que se esperase. A las 15,10 no aguantó y volvió a llamar. Ahí comenzamos todos ya a ponernos nerviosos.
Nos tenía que entregar las entradas un tal Ben (A partir de ahora, el Cabrón de Ben), y nadie le localizaba en su móvil. Nos facilitaron su número. A nosotros tampoco nos contestaba.
Por fin, la irlandesa nos dijo, "Está yendo hacia allí, pero si no va, no hay problema. Estará en el Hotel "Nosecuantitos" enfrente del Estadio hasta las 7 de la tarde entregando entradas"
¡Lo que nos faltaba! Nos encontrábamos a más de una hora de Cardiff, eran las 4 y media y debíamos decidir qué hacer.
Lo peor del caso era si nos íbamos y Ben aparecía a dejarnos las entradas.
A las 5 decidimos que nos íbamos a Cardiff (Ya el paseo previo para disfrutar del ambiente se nos había fastidiado. Teníamos que salvar los muebles por lo menos).
Y menos mal, porque nos volvieron a llamar diciendo que ese pedazo de Cabrón de Ben había decidido no ir a Bristol. En ese momento comenzamos con las comparaciones de lo que podrían unos británicos decir, si en vez de Ben fuese Curro y las entradas para un partido no se las entregasen en Aranjuez.
Justo al cruzar el Estuario entre Inglaterra y Gales un atasco de pelotas (Viernes por la tarde) que no nos abandonaría hasta Cardiff. Y lo que podría haber sido una hora de camino se convirtieron en dos. ¿Nervios? ¡Qué va! ¡Solo pánico!
A las 7 de la tarde, 45 minutos antes del comienzo del partido, soltamos el coche a las chicas en mitad de una calle de Cardiff y nos fuimos follados en busca de Ben (La verdad, todavía me da verguenza recordar el regalo que les hicimos). Con el volante al revés, sin avisar previamente, en un semáforo en rojo y un "Ahí os quedais". Edificante, muy edificante... (Algo debemos de tener cuando todavía nos aguantan)
Y efectivamente, el hijo de puta de Ben estaba con nuestras entradas tomándose una cerveza...
El ser humano es bueno. Lo he dicho muchas veces, y en ese momento, en vez de molerle a palos, le hubiésemos besado al entregárnoslas. El marrón de nuestras chicas en mitad de Cardiff con un coche con el volante al revés y el sentido de la orientación propia de las féminas (Por mucho Tom Tom que haya) no era relevante para nosotros en ese momento.
Era hora de disfrutar del ambiente. Una Pinta en un pub a la puerta del estadio. Una muchedumbre vestida de rojo feliz ante lo que se nos avecinaba. No podíamos retrasarnos. Ben, el cabrón, nos había dicho que las entradas eran buenas. Teníamos que comprobarlo. No nos podíamos perder "La Tierra de mis padres". Llevaba ensayándolo tres días...
Ibamos como Amundsen al Polo. Hacía viento. Al entrar observamos a casi todo el mundo en mangas de camisa. Arms Park cubierto. Una obra de Ingeniería, de las que algunos disfrutamos observando, hacía que se estuviese más confortable que en el salón de mi casa.
La banda de música amenizaba la espera. No he visto estadio en el mundo donde un coro de 75.000 personas suene mejor. Esta versión de Dilaila, del Galés Tom Jones, así lo atestigua. ¿Os imaginais como puede sonar el "La, La, La" en el Bernabeu? (Las risas de fondo son de unos ingleses maleducados que nos rodeaban ;-) )
Y llegó el momento por el que había pagado más de 20 y más de 30 Napos. Solo por escuchar este himno y participar de él ya me daba por satisfecho (E incluso perdonaba a Ben). No os podeis imaginar los escalofrios que recorren la espalda al escuchar esa muchedumbre cantar sin desafinar.
¿El partido? Pues lo de menos. Esos ingleses arrogantes nos dieron detrás de las orejas. Gales jugó....de Gales...capaz de lo mejor y de lo peor, pero eso es algo que ya, a esas horas y despues de haber disfrutado del resto, era lo de menos. Los que no ganamos ni a las canicas nos contentamos con bien poco. Y una derrota de nada no me iba a estropear el espectáculo.
A la salida unas pintas más. Otros espectadores de Gernika, se quedaron mirando mi txapela mientras yo me quedaba mirando las suyas. (La Visera Inglesa de Yogui solo provocaba indiferencia...)
La comida británica no es una de las mayores atracciones que tienen las Islas. Así y todo encontramos un restaurante que nos dió de cenar a una hora católica y no anglicana. Despues de las cervezas, lo que menos necesitábamos era un control de alcoholemia. Carmen completó su buena obra del año y condujo de vuelta a Bristol, mientras yo dormitaba pensando en lo que pudo ser y no fue (No, no la victoria, sino esa paliza al cabrón de Ben)
Al día siguiente volvíamos a Londres para encontrarnos con Chonfly y Catherine, pero esa, esa será otra historia