jueves, 30 de octubre de 2008

¿QUE ES EL RUGBY PARA MI?

Me han encargado un pequeño artículo para un libro que vamos a editar de Rugby. Un tanto modificado, me parece que puede ser una entrada bonita. Tengo tambien el artículo que 23 ha escrito para el libro y lo publicaré como comentario. La foto es de antes de un partido, el año pasado, en las Fiestas del Pilar en Zaragoza, contra una selección de veteranos de Aragón. Que a veces nos lo pasamos bien todavía, y todo. Por cierto, el equipo Azul-azul, volvió a arrasar, para variar. ;-)


Ahí os lo dejo. Supongo que será la última entrada antes de abrirme este Domingo a Colombia y Venezuela, otra vez. Ya sabeis, Arepas, Ron y baile, mucho baile ;-)


Poco imaginaba yo que cuando me admitieron en el Colegio (Después de echarme del San Agustín, donde estuve un año, para qué voy a negarlo), algo que tenía tan fuera de mi mente iba a cambiarme tanto la vida.

Recuerdo mi primera reunión de la Sociedad de Deportes. Había un nuevo, francés. Este, listo como él solo, a la pregunta de si jugaba al Rugby y en qué puesto, respondió que sí, y de medio de melé. Supongo porque de este modo creía que se podría librar de las Novatadas (Perdón, salió mi ser políticamente incorrecto. Olvidé que no existían y que eran vejatorias para el ser humano)

Nunca vi medio de melé tan patético en los únicos 20 minutos que le “admiré” en Paraninfo, como compañero, una mañana lluviosa en un partido de Segunda Universitaria. Supongo que era su primer partido, y el último, me temo.

Esa pasión por este juego no me ha abandonado el resto de mi vida. He llegado a jugar tres partidos en un día (para que los plumillas futboleros puedan seguir analizando si jugar miércoles y domingo agota las neuronas), he sido árbitro, y ahora me aguanto con formar parte de esa cátedra sabihonda que ve los partidos desde fuera, pero que analiza cada jugada como si la vida nos fuera en ello, bueno, y un partido de viejos al año, para matar el gusanillo.

El Rugby me ha ayudado a formarme como persona, a dar importancia al trabajo en equipo, a ignorar el sufrimiento, a alegrarme con lo que realmente merece la pena. El Rugby me ha dado amigos, momentos inolvidables y me ha permitido conocer mitos del deporte. Compañerismo, camaradería, ilusión por un proyecto común, todo eso, me lo ha enseñado el Rugby.

He tenido la inmensa fortuna de elegir un deporte de equipo, en el que el resto de mis compañeros tenían una indiscutible calidad. Lo que me ha permitido poder jugar partidos que, en circunstancias normales, estarían por encima de mis posibilidades.

¿Cómo no recordar la genialidad de Gorrotxa, la impresionante solidez de Xabito, la rapidez del Oscuro, o de Roke?(Nunca me hubiera podido imaginar, si no les hubiera visto, que nadie corriera tanto). De los de adelante, supongo que todos estábamos demasiado ocupados empujando.

No se me olvida mi primer partido contra INEF. El que ganara acudiría a los Campeonatos de España. Nos reunimos en la Sala del Cardenal a preparar el partido. Creo que Oscar y el Rubio nos intentaban explicar como jugarles (Inefos los dos). Ahí salió, la primera vez que lo oía, la Defensa Australiana. Esta consistía en que el tercera del lado cerrado, en cuanto el balón salía de la melé en defensa, corría como un desesperado a cubrir la entrada del zaguero contrario. Enfrente jugaba Fran Puertas, zaguero internacional español (Y compañero de mi cuadrilla de blusas en las Fiestas de Vitoria, por lo menos durante un año). Yo jugaba de flanker. En mi vida he hecho más kilómetros en un campo de Rugby. Ganamos.

Recuerdo mis primeros Juegos Universitarios, en Gijón. Año 87. Ganamos al Universitario de Zaragoza. Más de 40 les cayeron. Por primera vez sentí lo que era “El Espíritu del Colegio, en el exilio” Unos 5 ó 6 antiguos, pero antiguos “de los de toda la vida”, nos acompañaron en esa Final y en una espicha de sidra posterior, comandados por Kiketín Casares y un tío de los Alvarez de Toledo que, me disculpareis, en este momento no recuerdo su nombre. Aluciné ver como disfrutaban con nosotros, cantaban nuestras canciones, se divertían y nos acompañaban como uno más.

Una historia bien diferente ocurrió al año siguiente en Tarragona cuando después de una confiada tarde de playa, el día anterior, y un horrible partido, no supimos colar un drop en el último minuto enfrente de palos. Perdimos contra los mismos de un punto.

Recuerdo aquel partido contra el Universitario de las Palmas que ganamos por 167-0. Record Guiness, decíamos.

No he jugado mucho en División de Honor. Demasiada, y demasiado buena, competencia. Debuté en el Camp de la Fuixarda, en Montjuic, contra el FC Barcelona. Mi primera entrada en un agrupamiento, a por uvas, no se me olvidará en mi vida. Sergi Loghney, tercera de la Selección y Guardaespaldas personal de Jordi Pujol durante un montón de años, me dio tal viaje al entrar con la cara en alto que todavía me da vueltas la cabeza al pensarlo.

Sin embargo he de decir que he jugado contra los mejores equipos, Santboi, El Ciencias, El Salvador, “La Escuela”. Creo que me faltó Getxo.

Recuerdo el Campeonato de Universidades Europeo en Bayona en el 90 de Rugby a 7, cuando jugamos un maravilloso partido contra la Universidad de Tbilisi, de Georgia. Al año siguiente les invitamos a Madrid en el Interuniversitario. Supongo que fueron unos de los causantes de que perdiésemos la Final contra Sevilla, después del palizón que nos dimos el día anterior para ganarles.

¿Y qué decir del “Bote Cisneros”? Años tardé en enterarme de esta descripción, totalmente aceptada en el mundillo del Rugby español, de cuando un balón, después de una patada, bota de una manera tan favorable al equipo atacante que es extraño que no se produzca un ensayo. Esta definición viene de la Final de Copa del Rey del 82 cuando el Colegio se proclamó Campeón despues de una jugada de estas en los momentos finales del partido.

Pero sobre todo recuerdo la camaradería, el compañerismo, el buen humor, el disfrutar jugando y sufriendo.

Una pena que los responsables de la Universidad nunca entendieran que valía más un equipo de auténticos amigos, cada uno de ellos de indiscutible calidad, que una selección de buenos jugadores que al acabar el partido cada uno se iba a su casa.

Supongo que siempre es más fácil descubrir las joyas ajenas que las que tienes delante de los ojos, en tu propia casa. En Oxford, Cambridge o Yale, sus responsables cuidarían un legado similar, mientras aquí intentamos que lo políticamente correcto maquille nuestra mediocridad.

No quiero acabar estas cuatro apresuradas letras sin dedicar un tributo a Ken Going. Este verano realicé mi viaje soñado con Carmen, mi mujer, a Nueva Zelanda. Se lo teníamos prometido a Ken y a Patricia desde hacía 15 años. Ken Going fue entrenador del equipo a finales de los 80 y principios de los 90. All Black e Internacional Mahorí. El me enseñó mucho del Rugby que sé. Siendo un mito en su país, atravesó un mundo para venir a vivir al Colegio a enseñar Rugby. Aquí dejó grandes amigos. Pero, sobre todo, dejó su ejemplo y su sencilla manera de ver la vida. Cuando, por fin, nos vimos, 15 días antes de que muriese, me volvió a asombrar su fortaleza de espíritu y su sentido del deber y de la amistad. ¡Descanse en Paz!

El Rugby, en el Cisneros, siempre fue algo más que un juego. Fue una forma de vida, una lista de valores personales. En el Cisneros, vivíamos el Rugby 24 horas al día. En Universitaria era muy complicado ganarnos, porque a cualquiera le llevábamos 23 horas al día de ventaja, en cuestión de Rugby. Se respiraba Rugby. Por eso, éramos mucho más que un equipo.

Jugar en el Colegio siempre fue un auténtico privilegio, y todos los que lo conseguimos siempre nos sentimos agradecidos a la vida por haberlo podido hacer.

¡Y dos piedras!

martes, 28 de octubre de 2008

LOS CHINOS Y YO, UNA HISTORIA DE AMOR-ODIO

Nos habíamos quedado, hace unas entradas, en lo contento que me volvía de Pekín, una vez que habíamos firmado el contratito de marras subiéndole el precio al cliente. Que cuando la necesidad aprieta, ya se sabe, hay que estar a la que salta.

Mi empresa entonces, atravesaba una situación, no mala, malísima. Nuestro accionista mayoritario estaba en quiebra, ojo, no nosotros, el accionista. El único activo que tenía el accionista éramos nosotros. Esto quería decir que nuestras capacidades para conseguir financiación eran tendentes a cero. Todavía hoy, no me puedo explicar como el Director Financiero tenía la situación, aparentemente, bajo control.

Ni os podeis imaginar las vueltas que hubimos de dar para poder embarcar la primera parte del contrato. Una Unidad Móvil de Alta definición que se iría a utilizar en la retransmisión de los JJOO de Pekín.

A todo esto nos habíamos echado un nuevo amigo. El Banco, que se había deshecho en promesas antes de conseguir el contrato, una vez conseguido, y vista nuestra situación, en vez de nuestro banco parecía el de los Chinos. Todo el dinero que conseguíamos de adelanto de la contraparte china,se lo quedaban como garantía hasta que conseguíamos la aceptación por parte de los chinos, con lo que tuvimos que sacar de Recursos Propios el importe íntegro del contrato, y no estábamos hablando de un millón de Euros.

Este, uno de los dos Grandes Bancos españoles, pero cuyo presidente NO juega al Golf en el Campo de Pedreña, Cantabria, vamos, que no sé si queda claro, tenía dentro de su Gabinete jurídico a un salteador de caminos. Una vez que un abogado entra en un tema porque está aburrido, siente la necesidad de demostrar que le pagan el sueldo por algo y le daba lo mismo si la operación se la cargaba porque nuestra empresa estaba asfixiada. Facilidades cero.

En una reunión, en la calle Alcalá, en la central del Banco le llamé a la cara delante de diez personas al leguleyo, presunto delincuente. Tuve mucho cuidado en recalcar lo de presunto, porque siendo abogado y en presencia de testigos, todavía podía tener ganas de emplumarme y era lo que me faltaba. Y sí, delincuente porque se quedaba con un dinero que no era suyo por si acaso no conseguía la aceptación y no le pagaba su comisión. O sea, alguien se queda con el 100% de algo, que necesitas para hacer una operación, para asegurarse el pago del 3% de comisión. Eso sí, si debido a que no puedes financiar la operación, la operación fracasa, las quejas al maestro armero. ¿Qué os parece? A ese cabrón me gustaría ver hoy con la que está cayendo. No caerá la breva de que les sobre personal en el departamento jurídico y alguien tenga la tentación de prescindir de los inútiles.

Y claro que intenté salir del Banco, pero un contrato internacional, y con Chinos, cambiar de Banco podía significar comenzar de nuevo.

Por supuesto, una vez que acabé el proyecto se me han ofrecido muchas, muchas veces, y aunque nunca ha sido el HP del abogado, no he vuelto a realizar una operación con ellos, ni así me ahorquen. Vamos, que si veo que colaboran en un acto social y hay una cuenta allí, no doy para no dejarle ni los míseros intereses que mi pequeño donativo pueda aportarles.

Me estoy yendo por las ramas. Todavía no sé como, pero logramos acabar la Unidad Móvil. La embarcamos. Mandé a mi compañero, Alfredo, a Pekín a comenzar a pasar la inspección y puesta en marcha. La Unidad Móvil, había salido precintada de Barcelona. En cuanto Alfredo llegó, me llamó alarmado, "Juan Arturo, faltan dos cámaras". ¿Dos cámaras? ¡Eso eran más de cien mil Euros! Y aunque teníamos los papeles de la inspección en origen donde aparecía que esas cámaras se habían embarcado, yo no tenía tiempo de un litigio en China para ver quien las pagaba. Mi empresa podía quebrar antes, y los chinos no estaban por la labor de admitir que habían sacado la Unidad de Aduanas sin revisarla. O sea, que, un mes despues de sacar la Unidad, intenta convencer al seguro de que eso lo han robado hace un mes. ¡A una compañía de seguros! ¿Alguien puede ponerme más problemas juntos?

Aparecí en Pekin, y ya me habían cambiado al negociador. El primero ya estaba quemado (Aparece en la primera foto saludándome). Mi problema en ese momento no es que no supiese que tenía razón. El gran problema es que no tenía tiempo y, el margen de maniobra volvía a ser nulo dadas las circunstancias en las que se encontraba mi empresa.

Ni sé las horas de reuniones que me comí mientras, en paralelo, los ingenieros que había desplazado desde España ponían en marcha la Unidad y pasaban la Inspección técnica (Por supuesto, un montón de gracias a Angel Martinez y a Alfredo García, que cuidaron la parte técnica mientras yo me pegaba por la pasta. Eso se llama trabajar en equipo).

La Inspección técnica era una obligación China. Ahí se vuelve a demostrar la burocracia tan absurda que está presente en tantas Areas de China. Nos mandaron una venerable ingeniera del Instituto Oficial de Radio Televisión quien, en vez de analizar el comportamiento de la Unidad Móvil como sistema, como eso no estaba especificado, comprobaba que las salidas de los equipos independientes tenían los niveles que el fabricante decía que tenían. O sea, pagarles por comprobar que a la noche le sigue el día. De descojono, vamos.

Yo seguía pegándome con los chinos a ver quien se comía los cien mil euros, pero estos, seguían dando largas. En demostración de buena voluntad, mis ingenieros seguían trabajando. Ellos y yo sabíamos que eso no iba a quedarse así. No sabíamos como iba a quedarse, pero así no. Hasta que vi mi oportunidad. Pillé una conversación al vuelo de que ya habían montado una ceremonia para el acto oficial de entrega con asistencia del jefe Técnico de las retransmisiones de los JJOO, emisoras de TV, prensa... El acto se iba a celebrar en el campus de la Universidad Audiovisual de Pekin. A lo tonto, y de modo inocente, les pregunté si estarían interesados en que asistiese TVE. Los chinos, que esto de aparentar les va más que a un tonto una tiza, aceptaron encantados.

Ahí me teneis llamando a Vicenç Sanclemente, corresponsal de TVE en Pekin. No le conocía de nada, pero había conocido a Rosa María Calaf en la sala de pasajeros frecuentes del Aeropuerto de Jakarta, que llevaba el resto de Asia, y tirando del hilo....

Vicenç se mostró muy sorprendido de que una empresa española estuviese vendiendo tecnología audiovisual en China. Prometió ayudarme. Yo tampoco le quería presionar mucho. Solo quería saber si podía contar con él y él me ayudó mandándome un mail que enseñé a los chinos (Volvían a ver que tenía agarraderas)

Y aquí se precipitaron los acontecimientos. No habíamos progresado absolutamente nada en nuestra negociación despues de veinte días pero los chinos, otra vez, por hacerse la pelota unos a otros, ya habían decidido qué día era la ceremonia de entrega y habían avisado a todo bicho viviente. Quedaban 24 horas. En una negociación es imprescindible saber manejar el tiempo, y ahora, el tiempo corría a mi favor y yo lo sabía, ellos todavía no. Toda la presión era para ellos.

Vicenç me llamó. Le iba a ser imposible asistir. Al día siguiente inauguraban el primer Zara en Shanghai y en informativos consideraban que una noticia de China era suficiente para el telediario. No le presioné. En realidad me daba lo mismo. Siempre está bien salir en la tele de tu pais para que te vean tus hijos pero, en ese momento me estaba jugando mucho más que dos frases en el telediario.

Ahí solté mi órdago. O llegábamos a un acuerdo o no entregaba la Unidad Móvil, y si la tomaban por su cuenta, perdían la garantía... Además, menuda ceremonia de entrega, sin parte entregante. O sea, que teníamos 24 horas para que yo aceptase asistir a la ceremonía, una vez que llegásemos a un acuerdo. Ni en mis mejores sueños hubiese podido admitir que yo era una puta tan cara. Tasaba mi presencia de acompañante en un evento en cien mil napos, y ni me ponía colorado ni nada. Mi socia china, Wu Lan, me comentó que nunca había vivido una negociación tan dura y tan a saco....Yo tampoco

Otra vez haciendo de "tough guy". Cara de mala leche, y cagarte en su madre, en castellano e inglés, alternativamente. Wu Lan, que era una más de mi equipo, si no la mejor, le daba el toque chino a mis palabras. Y a gritos de los chinos para amedrentarme se alternaban o palabras muy duras por mi parte, apenas susurradas, o auténticos bocinazos.

Por supuesto, el chino que decidía, sin sentarse conmigo, no fuera que quedase mal delante de su gente. (Es el que se sienta al lado mío en la ceremonia y el del centro cortando la cinta. El otro que corta la cinta es el Director de Operaciones Broadcast del Comite Olimpico de Pekin)

Recuerdo que la ceremonía era a las 9 de la mañana. Otra noche interminable. A las 7 seguíamos negociando hasta que tuvieron que claudicar. Ellos que en principio no aceptaban ninguna responsabilidad, al final, no tuvieron más remedio que comerse una cámara y de la segunda hablaríamos en la segunda parte del proyecto. (O sea, engordar para morir). Yo, a esas alturas, ya sabía que en una negociación con chinos, seguiría teniendo una oportunidad para que se comiesen, tambien, parte de la segunda. Y es que una vez que aprendes parte de sus estrategias, entre otras, que no hay que tener prisas, incluso en circunstancias como las de mi empresa, todo es mucho más relativo. En aquellos momentos lo que estaba obteniendo era mucho más de lo que me hubiese podido imaginar 48 horas antes. Y es que hay que ser metepatas....

A las 7, 15, cuarenta chinos comenzaron a lavar la U. Móvil. Yo no aceptaba que saliese del hangar sin los documentos firmados, que uno ya es muy mayor. ¿Es que en este proyecto todo se iba a cerrar cinco minutos antes de la hora?

A las 7,45 tenía los documentos firmados. A las 8,15 estaba en el hotel pegándome una ducha. A las 9,00 llegaba al lugar de la ceremonia un minuto despues que la Unidad Móvil. Juro que, si no llego a cerrar el trato, no hay ceremonia. Ahí se follasen al segundo chino.

La parte triste de la historia es que, a mi segundo negociador, en mitad de la ceremonia, se lo tuvieron que llevar al Hospital. Infarto de Miocardio (Y no fue el último, que todavía quedaba mucho proyecto). La verdad, el cabrón que mandaba, por pura ambición personal, les metía tal presión, que si yo hubiese tenido margen, hubiese ayudado, pero era más de lo que podía asumir. (Y no olvidemos que estamos hablando de la China comunista, tonterias, entre ellos, las mínimas)

¡No le hubiera dado el infarto al fantoche! y no a esta buena persona con el que llegué a trabar una bonita amistad. ¿Por qué muchos de los patanes que conozco están en puestos de responsabilidad allá donde más daño pueden hacer?

¿La ceremonia? Pues ya veis las fotografías. Muy china. Lo sentí por el pobre Ying Xiawei, que despues de aquella no volvió a negociar conmigo. Supongo que lo agradeció. Eso sí, el torpe del que les dirigía, que era el que la había cagado las dos veces por inutil y darme bazas cuando no tenía absolutamente ninguna, ése continuó "dirigiendo" desde su posición política, pero nunca, nunca, llegó a sentarse a negociar conmigo, no fuera que quedase mal...

jueves, 23 de octubre de 2008

CIEN ENTRADAS

Esta es la entrada número cien de esta aventura. He disfrutado mucho de ella, bien es verdad.

En estos meses, he trabado relación con gente que hacía años que no hablaba, con nuevos amigos. Me habeis ayudado en momentos complicados, todavía los estoy viviendo, pero me he sentido muy acompañado.

Me he reido un huevo con muchas de vuestras ocurrencias. No voy a agradecer a nadie en especial sus aportaciones porque todas me han hecho esbozar una sonrisa. Hemos visitado virtualmente los cinco continentes...y el fondo de mi corazón.

Alguien me dijo hace unas semanas que debía de ser muy duro desnudar tu intimidad para la gente. Lo que es duro, de verdad, es ocultarla a viento y marea durante años. Me siento liberado.

En estos momentos me encuentro en una encrucijada en mi vida, pero, no dudo que, el resultado del proceso que estoy viviendo, es que me voy a convertir en una mejor persona. De tanto viajar...me había perdido, y cuando me encontré, no me gustó. Un poco de chapa y pintura y a seguir adelante.

Tengo una familia maravillosa. Unos hijos fabulosos. Una mujer a la que adoro. Amigos que me hacen entender el valor de la auténtica amistad, esa que siempre perdura. Fisicamente no me encontré mejor en años. ¿De coco? Siempre lo tuve fuerte y ahora me está ayudando mucho en este proceso de reencontrarme. Y no, no tengo ninguna crisis de los cuarenta y tantos, sino el convencimiento de que hay que evolucionar para poder ser realmente feliz en la mitad de la vida que presumiblemente me pueda quedar.

En absolutamente todas las historias, hay un fondo de verdad. Los detalles....seré honesto...a veces están desfigurados por el prisma a través del cual miro. Os pido perdón por mi falta de objetividad.

He recordado cosas que estaban ocultas bajo toneladas de polvo. Y me habeis recordado tambien muchas, muchas cosas.

Solo os puedo dar las gracias por haberme soportado, y por haberme hecho pensar, no sé si forzadamente, que esto tambien os divertía. Al principio fue una válvula de escape. Luego fue una obligación gustosa. Ahora es una necesidad de saber de vosotros.

Gracias por acompañarme en este camino.

¡Nos vemos en Leon! Allá donde Leon esté.

lunes, 20 de octubre de 2008

LO MAS PARECIDO A VENECIA....

Y acabo de volver del DF, para contaros curiosas costumbres del día a día...

Como os comentaba, la Feria flojita. El stand más visitado, el de Casa Cuervo y el tequila, y he aquí que, durante el último día de Feria (Día del expositor le llamamos, porque generalmente solo estamos nosotros. Se incluye para que las organizaciones te cobren un día más, pero siempre es un día perdido), me comentan escandalizados que la gente estaba bebiendo....antes de las 12!!!

Jajaja, Les pregunté que qué diferencia había y me comentaron que el Tequila se bebe por la tarde. Por la mañana está mal visto.


A las 12 y un minuto, la persona que me había hecho este comentario me dijo "Tecnicamente ya es por la tarde. Vamos a tomar un tequilita", y ahí comenzó un animado debate entre varios miembros del stand acerca de si se podía entonces o solo justo antes de comer. Mi interlocutor zanjó la discusión ante mi pregunta de si finalmente se podía o no con la inapelable aseveración de "Yo soy el jefe y digo que sí se puede" con lo que cualquier discusión ulterior quedó desactivada. Y ahí nos veis en la foto sufriendo el primero de los varios que cayeron hasta la hora de comer. Efectivamente, no sé si se debía pero, tenía razón...poderse se puede, tomar tequila antes de comer.


Una vez clausurada, una comida con más tequila, ¡Dios! entre el picante de los chiles toreados y el tequila como va a acabar mi estómago. Ahí me enteré que, quien brinda sin alcohol, o sin mirar a los ojos, tiene 7 años de mal sexo. Más de uno deberá preguntarse cuando pidió aquel Gin Tonic tan flojito si de verdad tenía algo de Ginebra, vamos, digo, por buscar alguna explicación….Acabé, como dicen aquí, enchilado. Quiere decir, cuando ese picor te hace sudar y parece que te sube un poco la temperatura.

Yo ya me he acostumbrado, aunque te lo desaconsejan continuamente, a pillar taxis de la calle (Coger, iba a decir ;-) ). Posiblemente un 70% más baratos. La contrapartida…que te den un recibo es terriblemente extraño. En uno de ellos, el taxista tenía hambre y, con esa curiosa educación que tienen los latinos, me ofreció una mandarina antes de comerse otra. Vamos, en Colombia, en un ascensor, si alguien abre un paquete de chicles ofrece a todo el mundo, les conozca o no.

A continuación, al Mercado de la Ciudadela a comprar varios encargos. Lo que más me costó fue una peonza, trompo le llaman por aquí, que me había pedido mi hijo y es que, la temporada del trompo es en Mayo (Cágate, que hasta eso tiene temporada). Bueno, el trompo era especial porque tenía un soporte para que tirándose desde allí, nunca fallase el vuelo. ¡Pero lo encontré!Por la noche, una copita en la Zona Rosa. Ante mis preguntas de por qué se llama Zona Rosa nadie me supo contestar. Sí es cierto que actualmente hay muchos bares de homosexuales, que están sufriendo una persecución homófoba por parte del Ayuntamiento pero, parece ser que el nombre viene de antes, de cuando se reunían, y aun hoy lo siguen haciendo, pintores, escritores, artistas, etc. La verdad es que es un sitio muy animado. Estuve en un garito llamado "La tierra de nadie" y, la verdad, tuve una conversación con el camarero, algún parroquiano y la dueña, de lo más divertida.

Para que el viaje resulte más barato, me tenía que volver el domingo, con lo que pregunté a mis compañeros donde podía ir el sábado, y me dirigí a Coyoacán. Coyoacán es un emplazamiento, dentro del DF, precioso. Muy colonial y lleno de jardines. Parece que la vida se ha detenido y nada tiene que ver con la marabunta de coches del resto del DF. Allí descubrí un restaurante delicioso. Las Lupitas, en la Plaza de Santa Catarina. Comí riquísimo, no me preguntéis qué. Era un restaurante popular, como veis en la fotografía, en el que solo había gente local (Esos son los sitios que me gustan. En cada sitio comer donde comen los de allí). Estaba enclavado en una plaza con una iglesia preciosa. Y de precio…

Continué caminando y descubrí la Plaza Central de Coyoacán, con su Iglesia, impresionante. Me tiré toda la tarde paseando por allí y se me hizo cortísimo.

Al día siguiente, partía a las 8 de la tarde, con lo que tenía todo el día. Salió lluvioso. Fui a desayunar a un restaurante de barrio y me puse como un pobre. Huevos rancheros con frijoles, panes dulces, dos zumos de zanahoria y uno de naranja. Café hasta que dije basta. Debía de ser muy popular porque la gente llegaba y se apuntaba en una pizarra, y se sentaba en unos bancos frente a la gente que desayunaba (Menuda presión porque acabasen). Cuando se desalojaba una mesa, los primeros de la lista se sentaban. No os digo el precio porque me da vergüenza que penséis que soy un explotador.

Bien comido, me decidí a visitar el Museo Nacional de Antropología. Nunca lo había visitado. ¡Qué pasada! Todas las culturas prehispánicas. ¡Una maravilla! Los españoles no quedamos muy bien en el recorrido. Es esa curiosa relación de amor-odio que nos profesan los Mexicanos. Explican que la conquista fue brutal, y no dudo que así fuese. Reclaman la cultura de sus civilizaciones prehispánicas, que los españoles cercenaron, aunque nada digan de las que cercenaron sus propios pobladores, entre ellos mismos. Una cantidad muy importante, son descendientes de españoles, y no les gusta que les confundan con indios. Un País que acogió lo más granado del exilio español después de nuestra Guerra Civil….Nadie dijo que había que ser coherente en la vida.

Como todavía tenía tiempo, me decidí a dar un paseo por el Bosque de Chapultepec. Otra maravilla. Subí al castillo desde donde en 1847 los cadetes de la escuela del ejército, se enfrentaron en combate desigual contra el ejército Yanki que se preparaba para quedarse con Texas, California, Nuevo México…. ¿Os acordáis del Maine y la Guerra de Cuba?, pues una excusita similar del vecino del Norte. ¿Por qué necesitan excusas para hacer lo que ya tienen planeado? ¿Recordáis aquellos patéticos gráficos de Colin Powell en la ONU antes de la Guerra de Irak?....

En un país tan nacionalista como México, os podeis imaginar las loas al heroísmo de sus compatriotas. Al final, palabras vacías, y lo siento por los que sienten su patria pero, se demuestra que una minoría tiene permanentemente engañada a una gran mayoría con grandes ideas y palabras huecas, mientras ellos medran. Eso sí, cuando se quedan con los recursos del País, el patriotismo brilla por su ausencia. Eso queda para los pobres. (Ya os he dicho en más de una ocasión, que la Religión y el Nacionalismo son las dos grandes lacras de nuestra civilización. Tener al pueblo permanentemente engañado mientras “los listos” se lucran y les da lo mismo cualquier religión y cualquier patria)

De camino al Aeropuerto, el taxista me comenta "¿Le gustan las Norteñas?" "Si no me cobra más..."le contesté, metió un Cd en la radio y se tiró todo el trayecto cantando a esos brazos en los que se iba a mecer para olvidar otros más ingratos, y esa madre por la que dejaría la farra, bebida y mujeres, aunque le llamasen cobarde por ello, que a él no le importaría. (Es que todos somos muy machos ;-) )No cantaba mal. Según él había tocado en un Grupo de Norteñas (Canciones propias del Norte de México que tienen un público terriblemente abundante y emisoras dedicadas solo a ese tipo de música). Los temas se repiten un poco ¡Qué le vamos a hacer!.Al llegar al Aeropuerto, me di cuenta de que es lo más parecido a un gondolero que me he encontrado...fuera de Venecia

jueves, 16 de octubre de 2008

LAS TRES MENTIRAS DEL MEXICANO

Procedencia R.A.E.

México. La grafía recomendada para este topónimo es México, y su pronunciación correcta, [méjiko] (no [méksiko]). También se recomienda escribir con x todos sus derivados: mexicano, mexicanismo, etc. (pron. [mejikáno, mejikanísmo, etc.]). La aparente falta de correspondencia entre grafía y pronunciación se debe a que la letra x que aparece en la forma escrita de este y otros topónimos americanos ( Oaxaca y Texas) conserva el valor que tenía en épocas antiguas del idioma, en las que representaba el sonido que hoy corresponde a la letra j . Este arcaísmo ortográfico se conservó en México y, por extensión, en el español de América, mientras que en España, las grafías usuales hasta no hace mucho eran Méjico, mejicano, etc. Aunque son también correctas las formas con j, se recomiendan las grafías con x por ser las usadas en el propio país y, mayoritariamente, en el resto de Hispanoamérica.

Una vez satisfecha la necesidad de la formación, pasemos a la información y, si puede ser, el entretenimiento.

Extraño país y extrañas maneras de hacer negocios. La Feria no está realmente concurrida. El stand más visitado, en una Feria de Radio y TV, es uno de Casa Cuervo, maestro tequilero. Así, os podeis imaginar lo que se hace en la feria.

Los mexicanos se saludan, cuando hay confianza, con un apretón de manos, un abrazo con un brazo solo y otro apretón de manos con lo que, si hay un corro de 8 personas, la ceremonia del saludo dura toda la tarde.

Las comidas, como ya comentaba ayer en un comentario, o son botanas, donde pagas solo por la bebida y te pones de comida a reventar, o, como hoy, es una barra libre hasta las 5 de la tarde, donde tienen un extraño buffet, extraño porque en México es el único sitio que conozco donde el buffet te lo sirven los camareros en una mesa. El truco es que, a las 5 de la tarde ya no les levanta de la mesa nadie, y las copas siguen cayendo pero, estas sí son de pago.

Hoy hemos comido espectacularmente. He comenzado a atreverme con el picante. Ya sabeis, si un mexicano te dice que casi no pica, es que pica a rabiar. Una amiga de mi hijo pequeño es mexicana. Vive en nuestra urbanización y, los chicles que toma, son de chile. Tiene 8 años.

Eso sí, al estar acompañados por mexicanos, durante la comida a mi me han caido 4 tequilas reposados y dos cervezas. A mis contertulios les han caido las dos cervezas para matar la sed y unos 8 tequilas. Yo he cumplido honrosamente. No se puede decir que sea un estirado que no me adapto, ni que soy un borracho sin conciencia ni profesionalidad.

Para el que lo quiera saber, el tequila con sal y limón, solo lo toman los turistas o si el tequila es malo. Los locales se lo toman paladeándolo o con sangrita, líquido de naranja ligeramente picante que, para mí, es la combinación perfecta. Tambien me he enterado, pero esto en el stand de Casa Cuervo, de la diferencia entre el tequila blanco (recien salido de destilar) , el reposado (6 meses en barrica de roble americano) y el añejo (año y medio).

Por la noche hemos ido al Museo Antropológico donde a los participantes en la Feria nos obsequiaban con un cocktail. Las margaritas que me he tomado han sido de lo mejor que he probado en mi vida. Allí, me han comentado las tres mentiras del Mexicano. Iba con Cristophe, simpático francés que habla un español suficiente para comunicarse, pero al que le falta conocimiento para algunas expresiones.

Estas mentiras comunes, me han sido contadas por mexicanos, con lo que espero que alguno que las lea no se sienta herido al ser escritas por un español. Simplemente diremos que soy un español...cartero.

La primera mentira del mexicano es "La última y nos vamos"

La segunda es "Mañana te pago"

La tercera, la que más me ha costado traducir a Cristophe. Es "Cariño, lo prometo, la puntita no mas" porque, a ver quien coño es el listo que le puede traducir a un francés "Cariño, lo prometo"

Va pasando la semana. Cada vez echo más de menos a los míos.

martes, 14 de octubre de 2008

OTRA VEZ EN MEXICO DF

¡Qué viaje más largo! Se me ha hecho eterno. Supongo que algo habrá ayudado la tradicional amabilidad de las azafatas de Iberia. ¡Hoy han sacado la remesa de bordes y solo se libraba la sobrecargo! Vamos, que mi compañera de asiento ha pedido un café y le han contestado que ya habían acabado de dar cafés ¡Y nos quedaban 8 horas de vuelo todavía! He llamado a la sobrecargo y en 35 segundos, o sea que no es que se hayan ido a Colombia a recolectarlo, molerlo, y hacerlo, tenía un café encima de la bandeja.

La mexicana de al lado pálida con la contestación. Ya veis, ahí vamos, haciendo patria.

No sé si lo sabeis, pero en los vuelos a América Latina, el café con galletas es un clásico. Se ve a todos los americanitos con su café y galletas continuamente. Por eso me ha extrañado más la respuesta de la pava. La verdad es que algunas azafatas de Iberia se merecen no una entrada, sino...¡un blog bomba!

Sí, se me ha hecho largo. He echado de menos a Carmen un montón. Me he llevado el libro "Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no saben leer los mapas" y me lo he leido de una sentada. Está escrito por un matrimonio de sicólogos británico y lo recomiendo para todos aquellos que, como yo, asumen que no entienden muchas veces muchos comportamientos de "nuestras contrarias". ¡Si este libro lo hubiese leido hace 10 años! La de respuestas en vez de sensaciones de extrañeza que tendría en la mochila.

Estoy en una etapa de mi vida que me quiero preguntar muchos porqués y leer cosas que antes me hubiesen parecido una bobada, me está ayudando.

Al llegar al DF me ha recibido un día soleado, con toda esa polución flotando en el ambiente. Un taxista me dijo una vez que los mexicanos del DF son la gente más honrada del mundo...que te enseñan hasta lo que estás respirando...y es cierto ;-)

Es hablar por la calle y te das cuenta de la sensación de inseguridad que se respira. Y no hay nada capaz de remediarlo. Y parece mentira, pero cada vez la sensación crece.

En un país en el que "los malos" están metidos en cualquier esfera pública y privada, pues meterle mano a esto, por mucho que venga gente con buenas intenciones, es complicado. Porque no sabes si ese policia es de "los malos", o el juez o...(de los políticos no hablo. Definitivamente el 95% son de "los malos")

Y lo peor de todo es que, la juventud, se cria sin esperanza de cambio, y no se lo merecen.

Carmen y María, mi hija, me han pedido que les lleve algo. Para la plata, no se lo he dicho pero, me he de ir a Taxco, y está solo a 4 horas del DF, con lo que pillaré algún atajo en una joyería del DF. Más caro pero no necesito GPS. Para los vestidos, ya he hablado con Ruth, la secretaria de nuestro socio. Ella me acompaña el sábado al mercado de la Ciudadela (Eh!, que Carmen tambien acompaña de vez en cuando a mis clientes al mercadillo de Majadahonda) Y para los malpensados, seguro que se apuntan dos o tres más, que soy un tio divertido y luego pago Margaritas.

A propósito, odio estos hoteles Gringos que, teniendo claro que esto es su patio trasero, ponen los climatizadores con la temperatura en Grados Farenheit, sabiendo que aquí se utilizan los Celsius. O te congelas o te asas, y es que, la fórmula de conversión la olvidé hará aproximadamente 30 años. ¿Alguien me la puede recordar? (Ya veo a 23 buceando en el Google ;-) )

Pues nada, comenzamos a tomar comida "Sin nada de chile, por favor" (Que sin nada de chile ya pica que rabia), y a morderme la lengua continuamente:

"Espera, que voy a coger la americana"

"Que padre, guey, ¿que a qué gringa te vas a follar?"

"Que no, que voy a tomar la americana"

"Ah, ¿que te vas a beber con una gringa?"

"Qué no, cojones, que voy a agarrar el saco"

Y en ese momento, un cerealero de Palencia, me mira y me dice, "ese saco, y esos otros 500. Al silo, y rapidito"

Y es que los españoles, eso de la palabra coger....como que no lo llevamos bien

Hoy empieza la feria. Mentiría si dijese que este viaje me apetecía, pero creo que mis hijos comen de esto. Lo único que espero es que, la semana pase cuanto antes.

sábado, 11 de octubre de 2008

MI VENTA MAS COMPLICADA

Posiblemente, si no con toda seguridad, el proceso de venta más complejo que he sufrido en mi vida ha sido un equipamiento de Radio y TV para la Televisión Provincial de Jiangxi, China.

El suministro eran unos 5 Millones de dólares y se componía de una Unidad Móvil de TV de Alta definición para 10 cámaras (Nunca he vendido yo una Unidad Móvil tan gansa), un Transmisor de TV de 10 KW y la remodelación completa de la Estación Provincial de Radio, incluida una Unidad Móvil de Radio.

Baste decir que el contrato fue adjudicado en Junio del 2002, y se completó en Junio del 2007. Mis agentes chinos decían que se notaba el proyecto en la evolución de mi pelo ;-)

Lo primero que hay que decir es que este proyecto había sido preparado por otra empresa y que, en cuanto yo me enteré, les pasé como un avión. Ni se enteraron cuando les estaba robando la cartera.

Los concursos públicos en China tienen una curiosa característica, cuando lo ganas, no quiere decir que vayas a suministrar lo que has cotizado sino que ellos han elegido proveedor. Esto quiere decir que tú has cotizado grúas elevadoras y puedes acabar suministrando condones. Y eso es lo que pasó;

Una vez que cerramos la oferta, creo que os lo he comentado ya, con la ayuda de un adivino, que yo no daba crédito cuando mi agente chino insistió que el precio final lo había de poner un mago con coleta que cerraba los ojos y decía, ummmmmmmm, y que en la apertura fuimos los más baratos (El cabrón del adivino podía haber subido el precio medio millón de dólares, que hubiéramos seguido siendo los más baratos, que así es adivino mi abuela), los chinos publicaron nuestro nombre como los ganadores del concurso.

Entonces me convocaron a estudiar la oferta. Ellos tenían un presupuesto y ahora era cuando íbamos a empezar a jugar el partido de verdad.

Me convocaron a una reunión para “afinar” la oferta. Me fui con dos colaboradores técnicos, uno de la parte de TV y otro de la parte de Radio. ¡Se me presentaron 15 negociadores en la otra parte! El proceso de afine de la oferta se tomó 15 días. La negociación era por agotamiento.
Comenzábamos a las 9 de la mañana y acabábamos a las 2 de la madrugada habitualmente. Fines de semana incluidos. Lo que agradecí mis años de deportista para aguantar aquello.

La verdad, de aquella negociación recuerdo algunos momentos memorables. Ahí fue cuando me pusieron el mote de “The tough guy” (El tipo duro).

Nosotros sabíamos que ellos tenían 5 Millones para gastar. Nuestra oferta estaba en el entorno de los 5,6. El siguiente más barato estaba en el entorno de los 6,5. O sea, había que tachar cosas (pensaba yo), o rebajarlas (pensaban ellos)

Dado que el hijoputa del adivino había puesto una cifra final, por encima de la cifra mínima mía, pero muy por debajo de la cifra con la que me podría sentir cómodo, mi márgen de maniobra era escaso, y así sí que negocias bien, porque a todo es que no. ¿Poner algo más caro en vez de lo ofertado? Pues claro que sí, ¿Qué quitamos a cambio?
En nuestra oferta habíamos incluido un descuento especial de un tanto por ciento. Una vez que se les explicó que de los 5 lotes de los que contaba la oferta, dos era imposible que entrasen por precio y ellos lo admitiesen (Sabíamos que esos dos lotes los habían puesto por si colaba), su pregunta fue que necesitaban que el descuento ofrecido fuese superior a lo que, una vez asesorado por mi agente chino les respondí, sin ponerme colorado, y juro que estaba dispuesto a meterme debajo de la mesa, que ese descuento estaba todo concentrado en los dos lotes borrados, con lo que no había ningún descuento. ¡Querían comerme! jajaja, y yo con una cara de Póker que en la vida me ha salido mejor.
(Juro por mi vida que cuando me lo comentaron , no creia que me atreveria. Posteriormente, y al ver lo cabrones que eran...eso...y mucho más)
Sin embargo, despues de diez días discutiendo, que no negociando, ellos ya veían que era duro...de cojones, pero su táctica es vencer por agotamiento. Yo, lo único que veía es que no íbamos a acabar nunca. Mis socios chinos me dieron la solución, en China puedes tener la impresión de que todo es complicadísimo, pero en media hora se puede llegar a cerrar cualquier negocio.
En esto que llegamos al nudo realmente complicado del asunto. Durante la preparación del proyecto, habían pedido una Unidad Móvil para la Radio. Mis contactos chinos, habían sabido que era una posición trampa, que ellos no la querían, y la tacharían en la negociación. Para ser más baratos y, fiándome de ellos, la cotizamos por debajo de coste. ¿Qué pasó? que, despues de ver la Unidad Móvil que habían aceptado los de la Televisión (No he hecho una mejor en mi vida) con esa mentalidad china de no quedar nunca por debajo de otro, a la directora de la Radio, miembro(O miembra según la mimistra Aido) del partido Comunista Local, decidió que se podía quedar sin estación de radio, pero que quería la U.Móvil. Ya sabeis, que no sirva para nada pero que aparente un huevo, mentalidad china por arrobas.
Esto, para mí era inasumible, y ahí nos encallamos.
Despues de un par de días a vueltas con la Unidad Móvil, yo estaba bastante desanimado. En una cena, para bajar mi resistencia, me pusieron, la única vez que me ha pasado en mi vida, el menú de lo que estábamos comiendo en inglés delante de mi plato. Os ahorraré el descojono y no os contaré lo que degustamos aquella maravillosa noche.
Yo seguía sin dar mi brazo a torcer. La U.M. la tenían que borrar o no había negocio. La representante de la Window Company (En China, no cualquiera puede comprar en el exterior. Solo pueden comprar empresas autorizadas y, los que no pueden comprar, echan mano de ellas, como en esta ocasión), decía que su representante que en realidad era la que compraba, para luego revender al cliente final (O sea, que todo Dios pilla cacho) me dijo que me iba a ejecutar el aval de mi oferta.
Muy serio y calmado le contesté que mi aval respondia exclusivamente de mi oferta. Que mi oferta excedia del dinero que el cliente tenía, con lo que, si quitaban un tornillo de mi oferta, el aval, para lo único que servía era para que ella se limpiase el culo, y que le invitaba a hacerlo. Mrs Qong, que así se llamaba, me entendió a la primera. Su inglés era excelente, y siguió comiendo sin volver a tocar el tema. En un pais como en China que, en contraposición a lo que dice Sabina de "dibujar un corazón debajo de tu falda", expresan que "fui a recoger un ramo de flores pero me quedé con ganas de tomar la que más me gustaba", expresión más directa a una deposición, supongo que Mrs Qong en la vida había oido. Y es que, cuando me meto en el papel de tío duro, a duro me gana Mr. Granito, pocos más.
O sea, que Mrs Qong, que jugaba a varias bandas a la vez, comunicó al cliente que por ahí tampoco lo tenían fácil. Por ello, al volver de la cena y ellos insistir, lo que hice fue, multiplicar el precio de la U.M. por tres. Si quereis la U.M., cuesta esto. Y era mi última oferta. Si no la querían continuábamos, pero si la querían, ni un dolar menos. Y me salí con mis chinos dejándoles pensando.
Mis chinos me dijeron que, de vez en cuando, gritase , me mostrase enfadado, para que ellos viesen que iba en serio. Eran las dos de la mañana. Mis chinos me tuvieron hasta las cinco, para putear a los clientes sin entrar en la sala (Argucias chinas he aprendido hasta decir basta). A las 5 entramos. Estaban todos recostados en las sillas. Pregunté ¿Han tomado alguna decisión?
Cuando el más alto representante suyo, aceptaba que la Oferta subiese de precio, pero que tenía que ser más bajo, comencé a cagarme en castellano en todo lo que se meneaba. Más dioses y más gritos no he echado en mi vida (Así de serio me tomé el consejo de mi chino) Claro, mi chino incapaz de traducir nada, pero, que estaba enfadado, lo sabía hasta el Sum sum Korda. Al acabar de cagarme en su puta madre, cogí mi maletín, pegué un portazo y me fui. Mis dos compañeros, que no se encontraban en la habitación vinieron asustados "¿Qué pasa, qué pasa?"
"Nada, que mañana compran", contesté.
Al día siguiente, ellos ya habían consultado con el que realmente decidía. Este, para no quedar mal delante de su gente, nunca se sentaba en las reuniones, para no tener que ceder. (Tambien mentalidad china por arrobas) Pensaron en quitarme el proyecto pero tambien se dieron cuenta de que, si yo no reducía, bajar millón y medio de dólares para la siguiente empresa tampoco iba a ser fácil con lo que, imperó el pragmatismo chino.
Al día siguiente, es decir, dos horas despues de la bronca, ahí estábamos todos otra vez. Ellos debían de cerrar el tema. Si querían la U.M. costaba el triple con lo que, mi única palabra en aquella mañana era "delete" (tacha). (O sea, si quieres entrar, ya estás borrando artículos de la oferta hasta que entre en la misma)
Y así fue. Por la tarde era la ceremonia de firma del contrato. Acabamos de limar los asuntos pendientes 30 minutos antes de la hora a la que ellos habían avisado a la prensa que fuesen a filmar para el informativo de la noche (Esta misma manía china de comprometerse con la prensa en una hora, sin cerrar el trato, tambien fue aprovechada por mí en la entrega del material, y es que, para fardones, los chinos. Nosotros lo único que tenemos que hacer es esperar nuestra oportunidad)
La verdad es que, despues de la ceremonia me fui a la cama. Estuve en la habitación sin salir 36 horas recuperándome pero, me volví a España féliz. No suponía las canas que me iba a aportar este proyecto todavía.
Bueno, chicos, Mañana a México D.F. A ver si me da tiempo a continuar la historia desde allí, que todavía tiene miga.

miércoles, 8 de octubre de 2008

FOTOS DEL COMENTARIO DE TDX2 ACERCA DEL GUARRAZO DEL POBRE CHISPAS RUMANO

Apoyo gráfico al comentario en la anterior entrada del sicólogo;





Gracias TDX2

Muy ilustrativo

sábado, 4 de octubre de 2008

¿YO AL SICOLOGO?

Sí, estoy yendo al sicólogo, ¿y qué?

Llega un momento en que, estás tan rodeado de argentinos por todas partes, o lees algún libro de estos de yankis yuppies urbanitas, newyorkers, que hasta te entra la curiosidad.

Esto me está sirviendo para conocerme más interiormente. Estoy hablando mucho de mí, de mis actitudes y comportamientos..y claro...estoy llegando al meollo del asunto.

En mi actual trabajo, en el departamento que dirijo, hay un ambiente estupendo. Es de justicia reconocerlo. Estamos sujetos a muchísima presión. De vez en cuando salta algún grito o algún Dios. La alta dirección de la empresa tampoco es fácil, para qué vamos a engañarnos, pero la gente lo suple con grandes dosis de buen humor.

Lo primero que me ocurrió cuando llegué a mi puesto de trabajo, bueno, lo primero no, me enteré a los 5 meses, es que, como en el colegio a los profesores, todos tenemos nuestro mote. Es el primer trabajo en el que me pasa esto. Soy de natural despistado y poco cotilla. Quiere decir, hago mi trabajo, me involucro personalmente con mi equipo pero presto poca atención a los cotilleos.

Recuerdo un día que estaba animando a mi equipo. Las cosas comenzaban a salir bien. Dije algo parecido a que, a partir de entonces íbamos a ir como un cohete. La carcajada que soltó mi encargado de logística, Javier, un tio eficaz como él solo, me dejó pensativo. No creia que mi speech estuviese dirigido a provocar la hilaridad, sino todo lo contrario. A mí, las arengas, desde mis tiempos de capitán de Rugby, no se me han dado mal. Creo que apelo a la fibra de la gente y esto les anima.

Al cabo de unos meses, me encontraba en una feria y estábamos ya cerrando el día. Había buen rollo. No sé a qué salió la conversación de los motes en la empresa. Aluciné. Claro, hombre modesto, yo suponía que nadie se habría fijado en mí. Craso error. Tenía mote desde el segundo día. Una vez que me lo comentaron vino a mi memoria la carcajada del cabrón del logista....todo el sentido del mundo tenía su descojono.

Pues eso, que estoy pensando interiormente mucho en mi visita semanal al terapeuta, y estoy descubriendo muchas claves acerca de por qué he de ir al mismo.

Y es que, en cuanto surge cualquier chorrada, mínimo inconveniente en el trabajo, todo el departamento comienza a gritar entre carcajadas ¡Madre mía, madre mía!. Yo, de natural discreto, no preguntaba acerca de esta costumbre que hace que cuando se retrasa un envío de la mañana a la tarde, el encargado empiece con la exclamación, hasta que un día el logista, él, otra vez él, me lo comentó. Es, creo, el único hombre del departamento. Es decir, que ningún otro hemos hecho la mili, supongo que a excepción de Ramón, el "eje del mal" Area Manager, es decir, aquellos paises que Washington estaría más contento de que no se les vendiese, pero que él hace y con indudable éxito.

Resulta que, Javier, en la mili, tuvo un sargento que era el "Sargento Madre mía". Su comportamiento debía ser el siguiente, más o menos. Su superior les ordenaba hacer esa tarde una marcha de 5 kms, lo que provocaba que él, hasta que comenzaba la caminata, no parase de exclamar, ¡Madre mía, 5 kms, madre mía!

Bueno, pues que somos como niños.

Teníamos que realizar unas compras a un proveedor italiano. Teníamos bastante urgencia. Javier se encargó de ponerse en contacto con ellos. Sonia, la italiana que nos atendía, respondío por correo electrónico comenzando el mismo por "Carisimo Javier" Nos ofrecía el precio y el plazo de entrega que estábamos solicitando. La responsable de compras estaba en copia en el correo. Al cabo de dos semanas, Javier solicitó a la responsable de compras el estado del pedido.

-"Por supuesto que no he hecho nada" contestó, "No me voy a jugar mi puesto de trabajo comprando algo que el propio proveedor dice que es carísimo"

Se le cayó el teléfono de la mano según lo escuchaba. No daba crédito. Teníamos el problema del plazo que nos urgía. De repente una carcajada atronó el departamento. Una carcajada nerviosa, liberando toda la tensión acumulada del problema en el que estábamos metidos. Menos mal que Sonia, competente como ella sola, había ido avanzando el pedido sin recibir nuestra confirmación por escrito.

Esta misma responsable de compras nos respondió ante nuestra solicitud de mandarle algo por correo electrónico con la aseveración inapelable de que no le podíamos mandar nada por correo electrónico. Ella solo tenía email.

Ante un viaje mío a Pekin, cuando se estaba gestando la neumonía asiática, mirábamos todos los días la página web de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Iba a ir con un compañero, el cual, se encontraba más tranquilo que nadie que yo hubiese conocido en circunstancia semejante. No soy una persona que se acojone facilmente. Es más, hacía mis cálculos de probabilidades y entendía que, aunque era un viaje de riesgo, podía ser asumible. Un día, sin embargo, le pregunté como se encontraba tan tranquilo. Me miró como si fuese tonto:

-"Joder Juan, parece mentira que estés tan asustado. Si te fijas, en la web de la OMS dicen que se desaconseja ir a Beijing, pero nada dicen de Pekin". Huelga decir que, en cuanto le aclaré que Beijing era Pekin en Inglés, viajé solo a China.

Sin embargo, lo que más de piedra me ha dejado ocurrió esta semana. El responsable de ventas de mi equipo para Europa del Este, se acercó al responsable de ventas de Latinoamérica. De repente le tocó y le dijo

-"Te la ligas"

El pavo de latinoamérica le contestó "No, tengo los pies en alto". En ese momento yo levanté los ojos de la pantalla del ordenador y ví a éste, con los pies encima de las patas de la silla con ruedas donde se sienta. No es que le hubiese mentido, no, es que realmente tenía los pies en alto y no se la podía ligar.

Acojonadito me quedé ante semejante demostración de madurez mental de mi equipo. Entre los dos tienen más de 80 años y 2000 polvos. (Bueno, si pregunto a uno de ellos más de 5000 polvos, sin duda).

Con estos condicionantes....¿A alguno le extraña que esté yendo al sicólogo?

jueves, 2 de octubre de 2008

EL CAMINO A LA RUINA DE UN INVERSOR NO PROFESIONAL POR GROUCHO MARX (COLABORACION DEL JEVY)

Os paso un puro que me ha mandado el Jevy, que se piensa que andamos sobrados de tiempo....Todo sea por mantener las amistades , aunque, pensándolo mejor....¿No os suena de nada?

Muy pronto un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la del país. Era un asuntillo llamado mercado de valores. Lo conocí por primera vez hacia 1926. Constituyó una sorpresa muy agradable descubrir que era un negociante muy astuto. O por lo menos eso parecía, porque todo lo que compraba aumentaba de valor. No tenía asesor financiero ¿Quién lo necesitaba? Podías cerrar los ojos, apoyar el dedo en cualquier punto del enorme tablero mural y la acción que acababas de comprar empezaba inmediatamente a subir. Nunca obtuve beneficios. Parecía absurdo vender una acción a treinta cuando se sabía que dentro del año doblaría o triplicaría su valor.

Mi sueldo semanal era de unos dos mil, pero esto era calderilla en comparación con la pasta que ganaba teóricamente en Wall Street. Disfrutaba trabajando en la revista pero el salario me interesaba muy poco. Aceptaba de todo el mundo confidencias sobre el mercado de valores. Ahora cuesta creerlo pero incidentes como el que sigue eran corrientes en aquellos días.

Subí a un ascensor del hotel Copley Plaza, en Boston. El ascensorista me reconoció y dijo:

- Hace un ratito han subido dos individuos, señor Marx, ¿sabe? Peces gordos, de verdad. Vestían americanas cruzadas y llevaban claveles en las solapas. Hablaban del mercado de valores y, créame, amigo, tenían aspecto de saber lo que decían. No se han figurado que yo estaba escuchándoles, pero cuando manejo el ascensor siempre tengo el oído atento. ¡No voy a pasarme toda la vida haciendo subir y bajar uno de estos cajones! El caso es que oí que uno de los individuos decía al otro: "Ponga todo el dinero que pueda obtener en United Corporation"[…]

Le di cinco dólares y corrí hacia la habitación de Harpo. Le informé inmediatamente acerca de esta mina de oro en potencia con que me había tropezado en el ascensor. Harpo acaba de desayunar y todavía iba en batín.

-En el vestíbulo de este hotel están las oficinas de un agente de Bolsa -dijo-. Espera a que me vista y correremos a comprar estas acciones antes de que se esparza la noticia.

-Harpo -dije-, ¿estás loco? ¡Si esperamos hasta que te hayas vestido, estas acciones pueden subir diez enteros!

De modo que con mis ropas de calle y Harpo con su batín, corrimos hacia el vestíbulo, entramos en el despacho del agente y en un santiamén compramos acciones de United Corporation por valor de ciento sesenta mil dólares, con una garantía del veinticinco por ciento.

Para los pocos afortunados que no se arruinaron en 1929 y que no estén familiarizados con Wall Street, permítanme explicar lo que significa esa garantía del veinticinco por ciento. Por ejemplo, si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil. El resto se le quedaba a deber al agente. Era como robar dinero (1).

El miércoles por la tarde, en Broadway, Chico encontró a un habitual de Wall Street, quien le dijo en un susurro:

-Chico, ahora vengo de Wall Street y allí no se habla de otra cosa que del Cobre Anaconda. Se vende a ciento treinta y ocho dólares la acción y se rumorea que llegará hasta los quinientos. ¡Cómpralas antes de que sea demasiado tarde! Lo sé de muy buena tinta.

Chico corrió inmediatamente hacia el teatro, con la noticia de esta oportunidad. Era una función de tarde y retrasamos treinta minutos el alzamiento del telón hasta que nuestro agente nos aseguró que habíamos tenido la fortuna de conseguir seiscientas acciones. ¡Estábamos entusiasmados! Chico, Harpo y yo éramos cada uno propietarios de doscientas acciones de estos valores que rezumaban oro. El agente incluso nos felicitó. Dijo:

- No ocurre a menudo que alguien entre con tan buen pie en una Compañía como la Anaconda.

El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon, el productor teatral, solía ponerme una conferencia telefónica cada mañana desde Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus predicciones para el día. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran "arriba, arriba, arriba". Hasta entonces yo no había imaginado que uno pudiera hacerse rico sin trabajar.

Max me llamó una mañana y me aconsejó que comprara unos valores llamados Auburn. Eran de una compañía de automóviles, ahora inexistente. -Marx -dijo- es una gran oportunidad. Pegará más saltos que un canguro. Cómpralo ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Luego añadió:

-¿Por qué no abandonas el teatro y olvidas esos miserables dos mil semanales que ganas? Son calderilla. Tal como manejas tus finanzas, aseguraría que puedes ganar más dinero en una hora, instalado en el despacho de un agente de valores, que los que puedes obtener haciendo ocho representaciones semanales en Broadway.

-Max -contesté-, no hay duda de que tu consejo es sensacional. Pero al fin y al cabo tengo ciertas obligaciones con Kaufman, Ryskind, Irving Berlin y con mi productor Sam Harris.

Los que por entonces no sabía era que Kaufman, Ruskind, Berlin y Harris también compraban a crédito y que, finalmente, iban a ser aniquilados por sus asesores financieros. Sin embargo, por consejo de Max, llamé inmediatamente a mi agente y le instruí para que me comprara quinientas acciones de la Auburn Motor Company.

Pocas semanas más tarde, me encontraba paseando por los terrenos de un club de campo, con el señor Gordon […] El día anterior, las Auburn habían pegado un salto de treinta y ocho enteros. Me volví hacia mi compañero de golf y dije:

-Max, ¿cuanto tiempo durará esto?

Max repuso, utilizando una frase de Al Jolson.

-Hermano, ¡todavía no has visto nada!

Lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie vendía una sola acción. La gente compraba sin cesar. Un día, con cierta timidez, hablé a mi agente acerca de este fenómeno especulativo.

- No sé gran cosa sobre Wall Street - empecé a decir en son de disculpa- pero, ¿qué es lo que hace que esas acciones sigan ascendiendo? ¿No debiera haber alguna relación entre las ganancias de una compañía, sus dividendos y el precio de venta de sus acciones? Por encima de mi cabeza, miró a una nueva víctima que acababa de entrar en su despacho y dijo:

- Señor Marx, tiene mucho que aprender acerca del mercado de valores. Lo que usted no sabe respecto a las acciones serviría para llenar un libro.

- Oiga, buen hombre -repliqué-. He venido aquí en busca de consejo. Si no sabe usted hablar con cortesía, hay otros que tendrán mucho gusto en encargarse de mis asuntos. Y ahora ¿qué estaba usted diciendo?

Adecuadamente castigado y amansado, respondió:

- Señor Marx, tal vez no se dé cuenta, pero éste ha cesado de ser un mercado nacional. Ahora somos un mercado mundial. Recibimos órdenes de compra de todos los países de Europa, de América del Sur e incluso de Oriente. Esta mañana hemos recibido de la India un encargo para comprar mil acciones de Tuberías Crane.

Con cierto cansancio pregunté:

-¿Cree que es una buena compra?

-No hay otra mejor -me contestó-. Si hay algo que todos hemos de usar son las tuberías.

(Se me ocurrieron otras cuantas cosas más, pero no estaba seguro de que apareciesen en las listas de cotizaciones.)

-Eso es ridículo -dije-. Tengo varios amigos pieles rojas en Dakota del Sur y no utilizan las tuberías. -Solté una carcajada para celebrar mi salida, pero él permaneció muy serio, de modo que proseguí-. ¿Dice usted que desde la India le envían órdenes de compra de Tuberías Crane? Si en la lejana India piden tuberías, deben de saber algo sensacional. Apúnteme para doscientas acciones; no, mejor aún, que sean trescientas.

Mientras el mercado seguía ascendiendo hacia el firmamento, empecé a sentirme cada vez más nervioso. El poco juicio que tenía me aconsejaba vender, pero, al igual que todos los demás primos, era avaricioso. Lamentaba desprenderme de cualquier acción, pues estaba seguro de que iba doblar su valor en pocos meses.

En los periódicos actuales leo con frecuencia artículos relativos a espectadores que se quejan de haber pagado hasta un centenar de dólares por dos entradas para ver My Fair Lady (1) (Personalmente opino que vale esos dólares.) Bueno, una vez pague treinta y ocho mil por ver a Eddie Cantor en el Palace[…]

Cantor era vecino mío en Great Neek. Como era viejo amigo suyo cuando terminó la representación fue a verle en su camerino. […]

Encanto -prosiguió Cantor-, ¿qué te ha parecido mi espectáculo?

Miré hacia atrás, suponiendo que habría entrado alguna muchacha. Desdichadamente no era así, y comprendí que se dirigía a mí.

Eddie, cariño - contesté con entusiasmo verdadero-, ¡has estado soberbio!

Me disponía a lanzarle unos cuantos piropos más cuando me miró afectuosamente con aquellos ojos grandes y brillantes, apoyó las manos en mis hombros y dijo:

-Precioso, ¿tienes algunas Goldman Sachs?

-Dulzura -respondí (a este juego pueden jugar dos)-, no sólo no tengo ninguna, sino que nunca he oído hablar de ellas ¿Qué es Goldman Sachs? ¿Una marca de harinas?

Me cogió por ambas solapas y me atrajo hacia mí. Por un momento pensé que iba a besarme.

-¡No me digas que nunca has oído hablar de las Goldman Sachs! -exclamo incrédulamente-. Es la compañía de inversiones más sensacional de todo el mercado de valores (2).

Luego consultó su reloj y dijo:

-Hoy es demasiado tarde. La Bolsa está ya cerrada. Pero, mañana por la mañana, nene, lo primero que tienes que hacer es coger el sombrero y correr al despacho de tu agente para comprar doscientas acciones de Goldman Sachs. Creo que hoy ha cerrado a 156… ¡y a 156 es un robo! (3)

Luego Eddie me palmoteó una mejilla, yo le palmoteé la suya y nos separamos.

¡Amigo! ¡Qué contento estaba de haber ido a ver a Cantor a su camerino! Figurese, si no llego a ir aquella tarde al Teatro Palace, no hubiese tenido aquella confidencia. A la mañana siguiente, antes del desayuno, corrí al despacho del agente en el momento en que se abría la Bolsa. Aflojé el veinticinco por ciento de treinta y ocho mil dólares y me convertí en afortunado propietario de doscientas acciones de la Goldman Sachs, la mejor compañía de inversiones de América.

Entonces empecé a pasarme las mañanas instalado en el despacho de un agente de Bolsa, contemplando un gran cuadro mural lleno de signos que no entendía. A no ser que llegara temprano, ni siquiera me era posible entrar. Muchas de las agencias de Bolsa tenían más público que la mayoría de los teatros de Broadway.

Parecía que casi todos mis conocidos se interesaran por el mercado de valores. La mayoría de las conversaciones se limitaban a la cantidad que tal y tal valor habían subido la semana pasada, o cosas similares. El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus mezquinos salarios -y en muchos casos sus ahorros de toda la vida- en Wall Street (1). Ocasionalmente, el mercado flaqueaba, pero muy pronto se liberaba la resistencia que ofrecían los prudentes y sensatos, y proseguía su continua ascensión.

De vez en cuando algún profeta financiero publicaba un artículo sombrío advirtiendo al público que los precios no guardaban ninguna proporción con los verdaderos valores y recordando que todo lo que sube debe bajar. Pero apenas si nadie prestaba atención a estos conservadores tontos y a sus palabras idiotas de cautela. Incluso Barney Baruch, el Sócrates de Central Park y mago financiero americano, lanzó una llamada de advertencia. No recuerdo su frase exacta, pero venía a ser así: "Cuando el mercado de valores se convierte en noticia de primera página, ha sonado la hora de retirarse."

Yo no estaba presente cuando la Fiebre del Oro del cuarenta y nueve. Me refiero a 1849. Pero imagino que esa fiebre fue muy parecida a la que ahora infectaba al todo el país. El presidente Hoover estaba pescando y el resto del gobierno federal parecía completamente ajeno a lo que sucedía. No estoy seguro de que hubiesen conseguido algo aunque lo hubieran intentado, pero en todo caso el mercado se deslizó alegremente hacia su perdición.

Un día concreto, el mercado comenzó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más nerviosos fueron presos del pánico y empezaron a descargarse. Eso ocurrió hace casi treinta años y no recuerdo las diversas fases de la catástrofe que caía sobre nosotros, pero así como al principio del auge todo el mundo quería comprar, al empezar el pánico todo el mundo quiso vender. Al principio las ventas se hacían ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus valores que por entonces solo tenían el nombre de tales.
Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar reclamando garantías adicionales. Esta era una broma pesada, porque la mayor parte de los accionistas se habían quedado sin dinero, y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio. Yo fui uno de los afectados. Desdichadamente, todavía me quedaba dinero en el Banco. Para evitar que vendieran mi papel empecé a firmar cheques febrilmente para cubrir las garantías que desaparecían rápidamente. Luego un martes espectacular, Wall Street lanzó la toalla y se derrumbó. Eso de la toalla es una frase adecuada, porque por entonces todo el país estaba llorando. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). Hubiese perdido más pero era todo el dinero que tenía. El día del hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante, Max Gordon, me telefoneó desde Nueva York. [...] Todo lo que dijo fue: "¡la broma ha terminado!" Antes de que yo pudiese contestar el teléfono se había quedado mudo.

El día del hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante, Max Gordon, me telefoneó desde Nueva York. [...] Todo lo que dijo fue: "¡la broma ha terminado!" Antes de que yo pudiese contestar el teléfono se había quedado mudo. En toda la bazofia escrita por los analistas del mercado, me parece que nadie hizo un resumen de la situación de una manera tan sucinta como mi amigo el señor Gordon. En aquellas palabras lo dijo todo. Desde luego, la broma había terminado. Creo que el único motivo por el que seguí viviendo fue el convencimiento consolador de que todos mis amigos estaban en la misma situación. Incluso la desdicha financiera, al igual que la de cualquier otra especie, prefiere la compañía.

Si mi agente hubiese empezado a vender mis acciones cuando empezaron a tambalearse, hubiese salvado una verdadera fortuna. Pero como no me era posible imaginar que pudiesen bajar más, empecé a pedir prestado dinero del Banco para cubrir las garantías. Las acciones de Cobre Anaconda se fundieron como las nieves del Kilimanjaro (no creas que no he leído a Hemingway), y finalmente se estabilizaron a 2 7/8. La confidencia del ascensorista de Boston respecto a United Corporation se saldó a 3,50. Las habíamos comprado a 60. La función de Cantor en el Palace fue magnífica ¿Goldman-Sachs a 156 dólares? Cuando la máxima depresión del mercado, podía comprárselas a un dólar por acción.El ir al desahucio financiero no constituyó una pérdida total. A cambio de mis doscientos cuarenta mil dólares obtuve un insomnio galopante, y en mi círculo social el desvelamiento empezó a sustituir al mercado de valores como principal tema de conversación