viernes, 30 de diciembre de 2011

TERCERA ETAPA DEL CAMINO, CALVOR-PORTOMARIN, 28 KMS

Eramos 5 en ese lujo asiático que para nosotros fue el Albergue de Calvor. Teníamos un dormitorio de 30, solo para nosotros. Un poquito de charla, y a las 10,30 estábamos todos dando vueltas en la cama.

A eso de las 6 de la mañana, de repente, otra vez la luz como el día anterior. ¡Mierda!, a ver si todos los albergues van a estar programados para que la gente se prepare de madrugada. Despues de unos minutos buscando un interruptor, Yogui se vino para mi cama, quitó la almohada y apagó la luz, jejeej, había sido yo el capullo que en esa ocasión, sin querer, había despertado al respetable.

A las 8,30 ya estábamos preparados y saliendo. Nuestros tres compañeros habían salido 45 minutos antes (Que no sé muy bien el gusto que da ir caminando de noche cerrada)

Teníamos 5 kms hasta Sarria, que los hicimos a buen paso, ya que no habíamos desayunado. A la entrada, vimos un bar inmaculado, reluciente. A mí me daba palo entrar, porque nuestras botas ya llevaban barro. Yogui me empujó. Al expresar al camarero mis disculpas me cortó aseverando que los sitios habían de estar limpios, y más temprano por la mañana, y que si rechazaban a los peregrinos no vendían un clavel (Me pareció una razón de peso)

Un buen desayuno despues y, a la salida, nos encontramos a nuestro angel de la guarda particular. La señora que nos había dado de cenar la noche anterior, y a la que no le dí un beso de tornillo en recompensa, por no salir delante de la escopeta de caza de su marido. (El cochino ya sabemos como lo habían dejado. Muchas ganas de emularle no teníamos)

Y descubrimos su secreto...el maravilloso pan que nos había dado la noche anterior, salía de la panadería de al lado del bar (Un pan para recordar con lágrimas en los ojos).

Sarria es uno de los centros más importantes del Camino. Dado que se encuentra a 115 kms de Santiago, es el primer núcleo importante desde el que se puede salir para obtener la Compostela (Has de recorrer 100 kms a pie o a caballo o 200 en bicicleta)

En su Rua Maior se situan no menos de 5 albergues, y puedo imaginar que esa Rúa Maior, en verano, puede ser un centro internacional de ligoteo de primera magnitud, en cualquier idioma conocido...o no.

Despues de cruzar Sarria y caminar entre castaños, llegamos a Barbadelo, donde disfrutamos de la bellísima Iglesia de Santiago, un poco retirada del Camino. Fue una constante, salir del Camino siempre y cuando pudiésemos disfrutar de una Iglesia, ermita o cruceiro.

Estábamos llegando a Brea. Hito importante del Camino. Mojón de los 100 kms. Ahí adelantamos a un grupo de catalanes que iban con las manos en los bolsillos. Posteriormente coincidimos en Portomarín y Palas de Rei, y observamos que les seguía un autobús con la Impedimenta.

Nos sentimos satisfechos. Ibamos quemando etapas pero, sobre todas las cosas, íbamos disfrutando de todo.

Esta etapa, como la de Arzúa, al final se hace larga. La entrada a Portomarín, con una bajada abrupta hasta el Miño, parece que no llega nunca desde que lo divisas en la lejanía. En esa bajada pasamos a las dos chinas del primer día que se iban desmadejando a cada paso...no me creo que hubiesen podido llegar hasta allí en el mismo tiempo que nosotros, dos días, sin vehículo a motor mediante. ¡Pero si se morían a cada paso que daban!

Llegamos al Albergue, eran las 3 de la tarde, y ya había bastante gente. (Llenariamos dos dormitorios de unas 40 camas cada uno). Necesitábamos ducharnos, pero ahí no había un VIPS ;-)...o sea, que para evitar quedarnos sin comer, nos fuimos a jalar (Y bien que lo sentí por los camareros, que aguantaron nuestra peste sin un leve fruncimiento de narices).

A la salida, dos italianas con las que nos habíamos cruzado por el camino y habíamos cambiado unas frases en vete a saber tú que idioma, muy despistadas no sabían donde dormir. Les indiqué que en el Albergue. Solo me preguntaron si tenía calefacción. Les contesté que estábamos en crisis, pero que Galicia, aun en el Oeste, no era el Far West. ¡Vete a saber dónde habrían estado durmiendo estas antes, si no era su primer día!

Preguntamos por el mejor sitio para comer y nos dirigieron a O Mirador, con una espectacular vista sobre el Miño. He de decir que salimos como si fuese nuestra Boda, despues de un pulpo riquísimo, un chuletón de un kilo, postres...Pero lo que fue un pecado, un licor de hierbas que tenían escondido y del que dimos buena cuenta.

La conversación fue una de las más deliciosas que recuerdo, y me vais a perdonar que no la revele, pero el tema está relacionado con un gallego desconfiado que me acompañaba al que no gustaría que se airease ;-). Salimos del restaurante cerca de las 6 de la tarde cuando ya ni siquiera olíamos mal...

Despues de la ducha, descansamos un poquito y fuimos a tomar una cerveza con Eugenio, Paco y Nieves, con los que habíamos dormido en Calvor. En principio no queríamos cenar, aunque cuando ellos se fueron, decidimos picar algo en el mismo restaurante de antes.

La comida fue, para variar, sobresaliente. Al acabar, nos dejaron otra botella de hierbas entera, encima de la mesa, igualita que la de la hora de la comida.

Lo que fue autenticamente inolvidable fue la conversación que mantuvimos. Una conversación de esas que solo son capaces de tener los hombres muy hombres. Esos que son capaces de expresar miedos, incertidumbres y temores y donde las mujeres y el fútbol no tienen cabida.

Empujados por el alcohol, pero no gracias a él, un vasco y un gallego abrieron su corazón, y se dijeron aquello que solo son capaces de decirse los amigos. Cuando acabamos la botella (A mí me enseñaron de pequeñito que en la mesa no se debe de dejar nada, que es de muy mala educación) debían de ser las 11 y media de la noche. ¡mierda! El albergue debía de estar cerrado desde las 10.

Dos Ingenieros pensando, y con no excesiva diligencia, la manera de entrar en un recinto cerrado sin violentar nada ni montar un escándalo. Buscando una chimenea o balcón para entrar como Papá Noel. Ya me daba por vencido y estaba a punto de ir a un hotel (Gracias a Dios, sacar una habitación para dos todavía me lo puedo permitir), cuando vimos a Stephan, un peregrino berlinés, leyendo con una linterna de minero para no molestar. Nuestros gestos le hicieron comprender que no eramos vendedores de enciclopedias y que, quizás, debíamos dormir allí.

Así, violentando las normas, y escribiendo en minúsculas para que nadie se entere, pudimos entrar a dormir en el albergue, con el alma tranquila, y el cuerpo recompensado.

Antes de meternos en nuestra litera, nos miramos por última vez. No nos abrazamos, mariconadas las justas, pero tanto Yogui como yo sabemos que esa noche ambos dimos algunos pasos importantes en nuestra vida.

martes, 27 de diciembre de 2011

SEGUNDA ETAPA DEL CAMINO; O CEBREIRO-CALVOR, 36 KMS

Al llegar al Albergue despues de cenar, fuimos directamente a la litera. Me embadurné bien los pies en vaselina (Que me habían dicho que era mano de santo y puedo atestiguar que sí que lo fue).

Ya os he contado que en las literas de mi izquierda, dos italianos estaban dale que te pego. Hacía mucho calor y no me apetecía meterme en el saco. Me puse en calzoncillos encima. Por si acaso, había llevado unos tapones para los oidos de los que reparten en los aviones en vuelos transatlánticos. Le dí un par al Yogui que dormía en la litera de arriba y creo que fue una de las cosas más útiles de todo el viaje.

En cuanto se apagó la luz, y al notar que los italianos no cejaban en su empeño, como barrera profiláctica expedí un regalo sonoro lo mejor que pude...como demostración de mi lenguaje corporal en la oscuridad, para poner alguna traba más, no fuera que les gustase el sexo en grupo. (Mi culo, protegido por una simple tela, se encontraba peligrosamente cerca, como una tentación para los sentidos)

En la lejanía se escuchaban varias locomotoras, que en un dormitorio de 80 personas no iba yo a ser el único que roncase. Los tapones, aislándome del mundo sonoro, cumpliendo su función.

A eso de las 6 de la mañana, una de las dos chinas que el día anterior sorbian sopa como si fuesen elefantes, con dos cojones, encendió la luz, cogió el petate y se fue...y ahí nos dejó a todos con la luz encendida. La gente más acostumbrada a moverse por albergues, utilizaban linternas de frente. Estas dos, no. Se enciende la luz y uno se va...aunque fuera sea noche cerrada. Miro hacia un lado y veo a los dos italianos, esta vez, ya relajados. Miro hacia el otro lado y veo una pava que ha estado durmiendo al lado mío...¡con una careta de monstruo! (Y pienso que Dios los hace de su padre y de su madre)

Nos comenzamos a levantar. Incrédulos por la situación. Tenía claro que no salíamos hasta que no estuviese amaneciendo, pero debía de ser yo el único que lo tenía claro.

Me estaba lavando la cara cuando del baño sale una pava ya preparada.. Le pregunté que dónde iba...que todavía no habían instalado el Camino, y se me quedó mirando como a alguien que le habla desde el más allá...

"Perdona, voy un poco zombi", me respondió, y yo pensé que sí, pero que no iba...sino que era.

Porque estaba cayendo una buena en el Cebreiro, y no veía yo el interés de salir por el monte de noche cerrada con lo que había. (Uno cree que hacer el camino, aparte de por deporte, se hace tambien para pensar, admirar el paisaje, hablar con la gente... disfrutar en suma) Salir de noche con el riesgo de perderte, no es algo que crea de gente sensata. (Máximo si las personas que lo hacen se nota a kilómetros que, de expertos montañeros tienen más bien poco)

Uno piensa que en un país civilizado, a las 6 de la mañana solo hay por la calle, lecheros, policías o putas...y a ninguno de los 15 ó 20 que vi salir les vi con botellas de leche o gorra de plato y porra...

A las 8, despues de una hora en la cocina, y de ver como un alemán colgado no ha salido practicamente en 16 horas de allí (Ha podido tomarse, delante nuestro, unos 30 tés desde el día anterior a las 4 de la tarde), decidimos que es hora de irnos a desayunar. Tenemos suerte porque abrimos el bar. Pedimos unas tostadas y nos sacan como una barra de pan gallego a compartir entre dos (Lo más cercano al concepto de barbaridad que recuerdo). Cuando estamos acabando, viene la marabunta y decidimos, que ese día, no lo hemos comenzado mal...que empezarlo con colas (Aunque no sean de italianos), no mola.

Está cayendo la del pulpo. Lluvia, además de niebla y viento. Nos ponemos la capa de agua encima de todo y comenzamos viaje. Hoy queremos hacer dos estapas en una...no sabemos si con ese tiempo será posible.

Empezamos la bajada del Cebreiro, 500 metros en 7 kms. Recuerdo que siempre me costó mucho más bajar que subir pero, una vez abajo, comenzamos la subida al Alto de Poio, máxima altura en el Camino en Galicia. Corto pero duro...y la lluvia y el viento. Antes de llegar, el Alto de San Roque, con el monumento al Peregrino.

No paramos hasta O Biuedo, Km 14. No puedo con tanta agua encima. El poncho me mete más agua de la que me saca (Todo sudor, se entiende). Entramos en un bar y pedimos permiso para quitarnos todo y ponerlo a la lumbre. No queremos tomar nada más que un café, pero secamos la chamarra y el polar. La credencial, dentro de la chamarra, parece chicle...así no llega a Santiago, pienso. La pongo a secar cerca del fuego antes de ponerle el sello del bar. La dependienta me pregunta si me echa "unas gotas" al café...y no dejaré de tomar el café "con gotas" hasta llegar a Santiago. Le dejamos dos € y el bar hecho una pena de agua, y nos despide con una sonrisa. Notaremos la diferencia de actitud de la gente, antes y despues de Sarria, ya todo más masificado.

Seguimos bajando hasta Triacastela. El Paisaje es de cuento. Un Km antes de Triacastela, en Ramil, nos hacemos una foto delante de un castaño más que centenario. Es la una del mediodía y, en teoría, hemos finalizado la etapa.

Vamos hacia la Iglesia a poner el sello, pero está todo cerrado. (Es lo que más he notado, la indiferencia de los párrocos con muy contadas excepciones. Luego se quejarán de que la sociedad va por un lado y ellos por el otro.) Llevan dos mil años que, si no es por la fuerza, poco hacen por convencer. Si es una pura cuestión de marketing, aprovecha que pasan por delante de tu negociado miles de personas y no dejes que se marchen de largo...Nada, como si oyen llover o fuese obligación creer lo que ellos dicen sin más esfuerzo...

Entramos en un bar. Pedimos un Caldo Gallego y un vino. Pido permiso para quitarme las botas y cambiarme un compeed. Son muy amables.

Les comentamos que queremos seguir camino hacia Sarria. Ibamos a ir por Samos y dormir en el Monasterio Medieval, pero hemos leido que el Ayuntamiento estaba haciendo barbaridades en el Camino. Y es que un Concejal de Urbanismo con tierras es más peligroso que una caja de bombas. Decidimos que, si vamos a dejar algo de dinero, que sea donde se lo merecen.

Nos comentan que por San Xil no va a haber nada abierto y que es muy desierto. Llevamos días llamando al Albergue de Calvor sin respuesta. Soy cabezón y decido que nos vayamos por San Xil...Dios proveerá (Y lo hizo)

Sigue lloviendo. Despues de comer, las dos y media, nos vamos a meter otros 15 kms y no sabemos muy bien donde dormiremos, pero eso es una de las cualidades del Camino...ya se verá.

El Camino es inenarrable. Para mí la etapa más bonita. Yogui me hace notar que es la Galicia más profunda, invariable. Los colores del Monte, esos castaños, esos robles... ¡menuda lotería que nos ha tocado!

Llevamos todo el día caminando. No hemos visto practicamente ni un solo peregrino. Las botas, no sé si del sudor o de la cantidad de agua, comienzan a calarme y sí, comienza a hacerse pesado. La bajada a Morlán es peligrosa. Un alucinante camino de piedras de pizarra está resbaladizo, pero puedo asegurar que nunca vi nada semejante. Estoy disfrutando de cada dificultad y de cada rincón.

Llevamos 11 kms despues de comer, y entramos en Pitín. Hay un cartel de pensión a 500 metros, pensión que nos han dicho por teléfono que habían cerrado la semana anterior hasta la primavera. ¡Pena de spray para tachar la señal! Porque nosotros fuimos precavidos y sabíamos, pero no quiero imaginarme a otros, con la misma paliza que llevamos nosotros y encontrarse un alojamiento (El único que hemos visto en esta etapa) cerrado con este tiempo.

Nos queda kilómero y medio hasta Calvor. Las botas están encharcadas. A cada paso hacen "chop, chop". Si el Albergue está cerrado, otros 5 kms hasta Sarria, que se me van a hacer eternos

Y llegamos a Calvor. El Albergue está abierto y somos los únicos huéspedes...son las 5 y media de la tarde.

Eso es lujo asiático. En ningún hotel del mundo me he sentido nunca como en este Albergue público con Dormitorio comunal. Nos duchamos. Al intentar poner a secar la ropa nos damos cuenta que la calefacción es de suelo radiante. No sé si así las botas acabarán de secar. Hacemos una lavadora con secadora y llegan 3 peregrinos más. Seremos 5. Nieves de Madrid, Eugenio y Paco de Valencia, y nosotros dos.

Para cenar, el resto tiene comida. Despues de un día como hoy yo he de meterme algo sentado y en condiciones. Hay un bar a 1 km. Llegamos y vemos gente llegando. Son los dueños. Vienen de la matanza. La señora nos hará la cena más espectacular que recuerdo.

Unos huevos fritos recien puestos (Como dijo el Yogui, del culo a la boca), unas patatas de su huerta y unas chuletas del gorrino que habían matado hoy.

De postre, una tarta de leche, un flan y unas madalenas caseras. La señora nos pregunta si está a nuestro gusto. Le respondo, ante su regocijo, que si no estuviese acompañado de un gallego apocado, le daba un beso.

Acabamos con un licor de hierbas casero, como para sacar al responsable del invento en procesión, y un café de pota "con gotas"

Del precio no os digo nada, no sea que me lean y lo suban el año que viene.

Hemos prometido llegar antes de las 9 al Albergue para que el paisano se pueda ir a casa dejándolo cerrado. Le pregunto si podemos secar la ropa en el salón, y nos dice que por supuesto. Le dejamos el salón hecho un solar, todas las ropas aprovechando las tuberías del recorrido del agua caliente.

Hoy dormiremos sin Italianos, pero despues de lo pasado, como dice Yogui, ya nos sentimos peregrinos. ¡Nos hemos ganado la credencial!















viernes, 23 de diciembre de 2011

EL HECHO DIFERENCIAL. REVISTA ENTROPIA (AEROPUERTOS Y CALORIAS)

Publico mi segunda colaboración dentro de mi sección, "Aeropuertos y Calorias" de la revista ENTROPIA. Espero que la disfruteis.

Gracias a los aproximadamente 150 días al año que paso fuera de mi casa, tengo la oportunidad de dormir anualmente en prácticamente 151 camas diferentes. (150 días, a hotel por día, y la de casa ;-) )

En la mitad del mundo presuntamente civilizado, los hoteles son una mera réplica uno de otro. Mis preferencias se centran en la cama. A un hotel no voy a montar guateques, sino generalmente a trabajar y a dormir. La cama ha de ser grande. A mi edad eso de dormir en una cama turca no me pone nada. Siempre de matrimonio, aunque en muchas habitaciones de hotel con doble cama, éstas parezcan plazas de toros. Por supuesto internet en la habitación. Mejor Wifi, pero tampoco me voy del hotel si me tengo que conectar a un cable.

Desde mi escaso conocimiento, la relación calidad-precio de los hoteles en España solo es superada por los hoteles en Malasia, concretamente en Kuala Lumpur. Un alojamiento en la planta ejecutiva del Hotel Ritz Carlton, con mayordomo a tu servicio las 24 horas del día (muy útil a la hora de planchar camisas), cumplimentación de las formalidades de entrada en la propia habitación, y superficie útil apta para un partido de tenis en cancha reglamentaria, se situaba en el entorno de los 65 € al cambio, hará tres años que fue la última vez que me dejé caer por ahí.

Si creeis que es casualidad, en el Concorde Hotel en Kuala Lumpur, un dignísimo cuatro estrellas con una habitación con superficie capaz de albergar un Gran premio de Fórmula I y todas las comodidades, el precio de la habitación con desayuno no subía de los 40 Euros. Guardo una factura del Marriott también, donde no llegué a pagar 60 Napos.

En según qué países, viniendo de una esquina del Imperio, es casi obligatorio alojarte en un hotel de lujo. En Jakarta, por ejemplo, y con la histeria del terrorismo que soportamos, enseguida queda patente que el que no es de allí…eres tú (cosa que no queda tan evidente en Moscú, por ejemplo). Dichos hoteles no es que sean mucho más seguros, pero la parafernalia a la que te ves sometido para entrar hace que te lo creas. Allí, el Grand Hyatt o el Mandarin Oriental te metían del orden de los 150 Euros de los de entonces.

Y es que, a mayor pobreza o mayor sensación subjetiva de inseguridad, es más necesario alojarte en un hotel de lujo. Los hoteles de Negocios en Nueva Delhi o Bombay cuestan la noche lo que un buen Ingeniero gana en un mes (yo, aunque Ingeniero también, no entro en esa clasificación por razones obvias).

Recuerdo con especial agrado el Hotel Commodore en Ciudad del Cabo. Enfrente del Puerto. Un establecimiento Victoriano con un servicio excelente. El despliegue de almohadas existente hacía que no te diese tiempo de pegar ojo si pretendías probarlas todas, para saber con cual de ellas se dormía mejor.

El aire acondicionado más frío del mundo se da en Singapur.En cualquier establecimiento o vehículo público al que accedas te quedarás pajarito si no llevas una bufanda a mano. Decadente pero insustituible el Raffles Hotel, con sus porteros sijs, que parecen armarios de tres cuerpos y su maravilloso piano bar donde degustar, como si se fuese un súbdito cualquiera de la Reina Victoria, un Singapore Sling, delicioso cocktail a base de Ginebra, brandy de cereza y otros jugos (los panchitos también son sublimes, ya que estamos en ambiente austero). Sin embargo, las habitaciones se quedaron en la época de Su Majestad…Victoriana

El Gran Hotel de Sentosa, familiar complejo vacacional en mitad de Singapur. O el club del piso 71 del Swissôtel con las vistas más impresionantes del Singapur iluminado también merece, por sí solo, el lujo de alojarte allí.

Sin embargo, en las proximidades, nada como las cabañas de la Isla de Bintan, enclave Indonesio a media hora en ferry donde olvidarte del mundo. Precisamente, a la vuelta de Bintan, experimenté uno de los goces más sublimes que recuerdo, cuando una española me estaba poniendo a escurrir delante de su marido creyendo que yo no entendía nada. Su cara, al despedirme en un correctísimo castellano, todavía me hace sonreir malévolamente de vez en cuando. ¿Quién dijo aquello de que la venganza se sirve fría…o helada?

En Nueva Zelanda, como corresponde a países de tradición mochilera, los hoteles, excepto en Auckland, son más normales. Memorable aquella habitación, sin lujos pero con Jacuzzi, en Franz Josef Glazier, cuando después de una caminata por el glaciar nos sumergimos en esas burbujas deliciosas.

Hoteles absolutamente impersonales en China donde, si se sale de los lugares que todo el mundo conoce, solo hay hoteles chinos…hablando unicamente chino…

Incluso en Pekín, cuando comencé a visitar este país a finales del siglo pasado, un hotel internacional costaba del orden al equivalente de los 300 € por noche, mientras un excelente hotel chino, para chinos (o sea, todas las habitaciones comenzando por el número 8 para ahuyentar la mala suerte…que hay que fijarse en el segundo dígito para saber qué botón hay que pulsar en el ascensor), no llegaba a los 30. Demasiada diferencia por no sufrir la incomodidad de equivocarte de piso al llegar a tu habitación.

Los hoteles en Estados Unidos, excepción hecha de Las Vegas por motivos evidentes, son fotocopias unos de otros, habitaciones incluidas. Eso sí, cuando llegas a esa meca del papanatismo, no puedes por menos de sorprenderte ante ese despliegue de medios sin fin en mitad del desierto, hablando de sostenibilidades. Paris, Venecia, una Pirámide, Nueva York, un gigantesco circo, una batalla naval entre piratas, todo tiene cabida en esta ciudad espectáculo a la que hay que ir una vez en la vida, para no volver jamás.

Hoteles caros, en Rio de Janeiro, Sao Paulo o Brasilia. Da lo mismo lo que busques. Empezamos por 150 €.

En Colombia, no se te ocurra intentar llevar la maleta. Los mozos pensarán que no tienes categoría para alojarte allí. Alguien que lleva el equipaje por sí mismo no es digno de alojarse en un hotel fetén. En uno de ellos tomé uno de los mejores desayunos de mi vida, con un caldo de carne y un recalentado (guiso de sobras del día anterior), auténticamente delicioso. El Windsor House de Bogotá, paradigma de la buena educación en el servicio.

Y llegamos a algunos de mis favoritos. El Nacional de La Habana. Donde el tiempo se paró hace 50 años, pero cuyos cantineros siguen preparando el mejor mojito. O el San Agustín Colonial de Lima, enclavado en un bonito edificio de hace doscientos años.

Estos últimos hoteles comparten con los Brasileños y, sobre todo con los Venezolanos la orgía de sabores en forma de cualquier tipo de fruta, conocida…o no, que se pueda imaginar. Esto es más evidente en cualquier hotel de lujo de Caracas, sobre todo en el Embassy Suites, donde un pianista y una arpista amenizan el desayuno haciéndote creer que no eres un vulgar mortal. Lástima que, sobre todo en Caracas, en cuanto salgas a la calle sin precauciones, mortal es lo más probable en lo que te podrás convertir.

La sinfonía de sabores, la fruta siempre en su punto, dulce, deliciosa hace patente la diferencia de educaciones. Mientras el gringo medio se tomará sus tortitas con sirope y su revuelto de huevos con tocino y salchichas, cualquiera para quien el sentido del gusto no es uno más de los sentidos, levitará entre tanta sabor único y tanto color irrepetible.

Experiencias para olvidar, unas cuantas. Pero recuerdo, por las expectativas generadas, dos. El Meliá Alicante y el Plaza de Curaçao.

Una vez realizado este paseo por hoteles de los 5 continentes ustedes se preguntarán, cual es el hecho diferencial que convierte un hotel bueno en uno malo…y viceversa. Obvio…el zumo de naranja del desayuno.

En un emplazamiento irrepetible, una Isla conocida desde la antigüedad por sus frutas (se denomina Curaçao, Curación en portugués, por las frutas que los marineros podían tomar alejando el fantasma del escorbuto), me ofrecieron el zumo de sobre más vomitivo que recuerdo haber tomado…o no…En Alicante casi les ganan.

viernes, 16 de diciembre de 2011

COMIENZA EL CAMINO...VILLAFRANCA DEL BIERZO-O CEBREIRO

No hacía calor en el Albergue de Villafranca. Era un Albergue privado (Como somos unos pijos, en vez de irnos al dormitorio común nos fuimos a habitación doble...unos 40 Napos los dos)

Y acertamos, porque nosotros pasamos frío...pero en el dormitorio comunal, ni quemando las mantas...)

Al tratarse de un albergue privado, se supone que tenían unas comodidades ausentes en los públicos, y que una de ellas serían unas duchas de hidromasaje.

Hacia un frio que pelaba, dos Ingenieros intentando que eso sacase agua caliente, y menos mal que Yogui aguanta el agua fría... Cuando estaba a punto de desisitir y empezar el camino sin ducharme, lo consiguió...y sin manual de intrucciones ni nada. Ni me atreví a intentarlo en la siguiente ducha, no fuera que muriese mientras salía el agua...me esperé a que acabase...

Eran las 8,30, todavía de noche, y nuestros compañeros de albergue hacía una hora que habían salido, con linterna de minero para poder ver. Eso de salir y que no hayan puesto las calles me parece un esfuerzo propio de otros caracteres mejor forjados. Al despedirnos del dueño, le preguntamos eso que supongo nadie le había preguntado nunca....

"¿Para Santiago?"

"Seguid las flechas...la primera en la valla del albergue"

He de decir que el que se pierda en el Camino no está ni muy ni poco atento...porque se encuentra perfectamente señalizado. Nos esperaban 29 kms, 22 de ellos practicamente llanos y los últimos 7 con un desnivel de más de 600 metros.

Cruzamos la Calle del Agua de Villafranca, poblada de casas señoriales reflejo de glorias pasadas, y enseguida salimos a la carretera.

Hasta llegar al Barrio del Hospital de las Herrerias (Km 21) he de decir que el camino era más bien anodino. Caminando por el arcén de la carretera, separados de la misma por un quitamiendos. Al llegar a Pereje descubro una casa con "solo" 6 banderas de España.

"Uno con complejo de Guardia Civil", pienso, pero es que la casa de al lado veo una bandera enorme del Barcelona. Ya sabeis que no sé muy bien quien es peor...si los separatistas o los separadores... pero me imagino las discusiones en el bar del pueblo esas tardes de invierno. Por menos hay gente en los pueblos que llevan sin hablarse decadas.

Lo mejor es que me imagino que el "Guardia Civil" será del Madrid, españolísimo conjunto con un par o tres de jugadores españoles (Me estoy buscando una buena...porque estoy tratando tema sensible para la seguridad nacional) ;-)

A los 10 kms comencé a notar un roce en un pie, y tomé la mejor decisión de todo el Camino. Parar y ponerme una compeed. Mano de santo. Ni una ampolla en toda la semana.

Por todos los pueblos que pasamos observamos que el Comercial de enanitos y setas de barro para el jardín...¡un monstruo! En la vida he visto jardines más llenos de figuras inservibles...

No divisamos a un solo peregrino en todo el día. Al llegar al Hospital, la carreterá comenzó a picar hacia arriba y, por fín, tomamos vereda de monte en vez de asfalto. Castaños, Robles, calzada de piedra, una maravilla para la vista.

Yo bebo abundantemente (Ahora los pijos le dicen hidratarse), y me quedé sin agua llegando a la Faba, km 24. Las fuentes indicaban que no se hacían responsables de la potabilidad del agua (Puta manía de evadir responsabilidades, porque el agua debe de ser la misma que la que llegue a las casas).

Al llegar al último pueblo de Leon, Laguna de Castilla, decidimos parar en el bar a poner un sello a la credencial. Un parroquiano y nosotros. Una cerveza que nos entró de maravilla.

"¿Unos huevos con chorizo?"

"¡Venga!"

(Menudas patatas más espectaculares)

Con el depósito lleno salí, y como los ciclistas...me sentí otro. Tiré hacia arriba y pasamos a los compañeros que habían dormido en el albergue y que habían salido una hora antes que nosotros. El mojón de entrada a Galicia nos indicaba que estábamos a punto de entrar en O Cebreiro, con sus pallozas.

Comenzó el aguanieve. O Cebreiro nos recibió pleno de coches. Supongo que mucha gente comenzaba ahí el Camino, para evitarse la subida. Llegamos al albergue, 5 €, dormitorio comunal...con capacidad para unas 80 personas...Los otros dormitorios del albergue cerrados (En verano, eso debe de ser una verbena)

Elegimos litera y nos duchamos (Gracias a Dios, una ducha de las de siempre...abres y cae el agua, cierras y no cae)

Durante el Camino debes de seguir el horario natural. Los Albergues cierran a las 10, no puedes cenar a las 11 de la noche. Nos fuimos a ver la Iglesia románica de O Cebreiro, maravillosa pieza...

Al volver, el albergue estaba petado. ¿De donde había salido toda esa gente?

En la litera de al lado mía dos italianos metiéndose mano. ¡Ya es mala suerte! pienso. Y cuando digo dos italianos, digo dos italianos...no sé si me explico...

Y no os tireis en plancha. Si fuesen italiano e italiana me daría lo mismo (No es un tema ni de nacionalidad ni de sexo). Pero en un dormitorio de 80 pavos, tios y tias mezclados, el respeto va en ambas direcciones, y a mí no se me ocurre tocármela delante de un rumano... Cuestión de educación y saber estar, supongo...

(Ya vendrá un giliprogre tachándome de homófobo...que lo estoy viendo)

En la cocina dos chinas preparándose una sopa y un arroz. ¡Dios! Me había olvidado de la sinfonía de ruidos que es un chino tomando sopa (Sin embargo esto, aunque molesto, nada tiene que ver con la educación, porque la educación y los buenos modales dependen de donde te los hayan inculcado, y allí, sorber, eructar, escupir o tirarte un pedo es la cosa más normal del mundo...pero en Ítalia, meterse mano delante de 80 personas...no)

Salimos a cenar. Habíamos echado el ojo a un sitio que no tenía mala pinta. El caldo gallego y la carne O Caldeiro...para enmarcar....pero el queso...el queso...pura cuajada (Nos cepillamos medio queso a fuerza de miel)

Pagamos lo que nos pidió, que es más de lo que se imaginaba, y menos de lo que estábamos dispuestos, o sea, todos contentos

Y ya de vuelta al albergue me esperaba la noche al lado de mis primos los italianos, pero mantendré el suspense...eso lo contaré otro día















lunes, 12 de diciembre de 2011

EL CAMINO DE SANTIAGO...CERCA, CERCA NO ES

Porque pensaba que esto del Camino era más fácil, pero llegar a la primera etapa del Camino Francés que habíamos elegido, no fue sencillo. Si alguien me pregunta dónde está el "Mas allá", sin duda le contestaría que Villafranca del Bierzo, en autobús.

Debíamos salir a las 10,30. La hora de llegada marcaba las 16, 30. En 6 horas yo he llegado a Dubai desde Madrid...debía de haber un error.. Nos encontramos en la estación de Autobuses y comenzamos nuestro periplo...Tordesillas, Benavente, La Bañeza, Astorga, Ponferrada, Bembibre...creo que cuando cogía el Circular algun sabado de copas tenía menos paradas...

Pero acabamos llegando. Al bajarnos y coger las mochilas, el único taxista que estaba esperando el Bus, entendió que había elegido mal día para dejar de fumar, y se fue a descargar su frustración en un bar.

Al cargarme la mochila me di cuenta de que no había hecho caso al Marqués. Eso pesaba como un muerto. Si a los 200 metros ya estaba cansado...¿Como me iba a meter 200 kms con eso a la espalda?

Al llamar al Albergue nos habían comentado que nos guardarían Credenciales para hacer el Camino. Al llegar, ni tenían nuestra reserva, ni tenían credenciales...en fin...menos mal que no estábamos en temporada alta. Salimos a reconocer Villafranca y a Turismo, a ver si podíamos recoger dos credenciales. ¡Bingo! Turismo lo habían trasladado al Ayuntamiento y, en la hora que debía de estar abierto, no lo estaba. Al preguntar en un bar, vimos que alguien abría el ayuntamiento. Me fui raudo, pero al llegar me recibió un pintor de brocha. Me dijo que no sabía nada, y yo le creí. Al volver, el del Bar me dijo que no le extrañaba nada que no supiese. Es que era el teniente de Alcalde, y estaba recien nombrado. (Para los que pensais que todos los políticos van en Audi A8).

Mientras el dueño del Bar nos atendía, el cansino que hay siempre en todo establecimiento que se precie, le daba el coñazo sin importarle el poco caso que se le hacía

"Ponles el café, mientras te sigo contando"

La cara de paciencia del dueño del bar, para grabarla en video

Nos mandó al Albergue de Jato, personaje emblemático del Camino.

Este nos vendió las credenciales y una vieira para que fuésemos perfectamente caracterizados.

Con todos los gadgets, decidimos darnos a la bebida la última noche de sosiego que íbamos a tener en una semana (Y tambien para entrenar el paso, todo sea dicho) ;-)

Nos recorrimos la mitad de los bares de Villafranca, y las tapas que pillamos en el primer bar todavía me hacen llorar. Unos preñados de chistorra y unas patatas picantonas para hacer un homenaje...o dos.

Villafranca es un pueblo que se nota que ha vivido, y muy bien, gracias al camino. Los Palacios y casas solariegas que tiene le hacen muy bonito.

Una vez empapado cuerpo y espíritu, decidimos retirarnos a nuestros aposentos a cenar. Lo que había era Callos, Chuleta de Sajonia con unas patatas para hacerlas un monumento y flan.

Bonita oportunidad para bailarlo. Yogui se ayudó de elementos mecánicos, la cucharilla, y por eso pudo despegarlo lo suficiente como para producir la ventosa necesaria y que no quedase ni el caldo. Servidor, escrupuloso con las inmutables reglas del baile de flanes, sin ayuda mecánica alguna no pudo despegar toda la base, pero a la vista está que me conservo en buena forma.

Con el estómago lleno, no es que viésemos el futuro con confianza, pero al menos sí que nos pudimos ir calentitos a la cama...que ni siquiera habíamos empezado...