Veníamos de Lugo en situación Zen 2.0. Los baños, masajes y calorias con los que nos habíamos beneficiado no hacían mucho en favor de nuestra agilidad mental y rapidez de reflejos. Yo iba con las reductoras puestas (Aviso para pijos y los de la Logse. Cuando antiguamente se necesitaba un Land Rover y se conducía, eso de los 4X4 es una tabla de multiplicar, sabías que podías aplicar la doble tracción y las marchas reductoras. Ahora, la gente se compra un coche con ruedas muy gordas y múltiples comodidades para poder conducir encima de los demás por La Castellana sin saber para qué sirven las palancas, aparte de para gastar más Gasoil y que los demás sepan, sin ningún género de dudas, que eres gilipollas).
Teníamos el día de padres en el campamento de JA.
JA no solo estaba encantado de haberse conocido. Había jugado al Rugby, remado en canoa, hecho rappel, tenía nuevos amigos y sabía lo que era vivir en un pueblo. El Paraiso.
Quiroga se encuentra a orillas del Sil. Se dice que el Sil lleva el agua y el Miño la fama. Quiroga tiene una Playa fluvial que es una auténtica maravilla (En realidad está en la orilla opuesta, en Ribas de Sil).
La jornada de padres consiste en que unos padres van a visitar a los niños, otros no, y algún niño no lo pasa bien. No soy muy partidario, pero es una excusa cojonuda para pasar un fin de semana largo, comiendo de maravilla.
Los niños nos enseñan sus habitaciones mientras acaban de pasar la fregona. ¡La fregona! He de reconocer que los monitores son fabulosos. No solo les llevan como velas sino que, siendo entrenadores de los pekes, tienen una dedicación que es difícil de recompensar. Por supuesto, absolutamente altruista.
Una vez vistas las habitaciones, nos vamos al rio a bañarnos. Allí hay unas parrillas y, aprovechando que en el Club tenemos la mitad del censo de Buenos Aires y alrededores, sabemos lo que vamos a comer.
Juan Pi y Santiago vinieron de Madrid con no puedo calcular la cantidad de kilos de carne para el asado. En vez de irse al río, directamente tomaron posesión de las parrillas, y nadie les pudo hacer salir de ahí. El resto bastante teníamos con ofrecerles cerveza o vino.
Los cortes de la carne en Argentina nada tienen que ver con los que acostumbramos en España. De entre ellos me gusta el vacío y la entraña, que es jodido corresponderles a un corte español. El vacio puede ser una especie de corte de falda subiendo por el solomillo y la babilla ¿A que queda claro? Si te lo dejan en su punto...es algo delicioso.
Los argentinos del club han localizado a un argentino trabajando en carne en Mercamadrid, y de allí nos surtimos para los múltiples asados con los que, invariablemente, celebramos lo que tengamos que celebrar. He de reconocer que una buena carne argentina allí, (Si no dejas que te la desgracien), es pura mantequilla. Aquí, ya no dejo que la desgracien ;-)
Juan Pi, Santiago y compañía están de mí hasta los cojones. Nada tiene que ver que veamos la vida de diferente manera...o no...pero criticar el punto de la carne es delito de lesa patria para un argentino. Sin embargo, estoy consiguiendo que se civilicen y dejen la carne en su punto (Que para ellos es poco menos que cruda y la vaca mugiendo dentro del plato).
No he de recalcar que, para variar, nos pusimos como pobres. Y eso me preocupa porque tenía reservado un sitio para dormir donde el restaurante no estaba nada mal, y, leyéndome, comienzo a pensar que no hago otra cosa que comer...