domingo, 26 de febrero de 2012

LA CALCUTTA CUP

Edimburgo es una ciudad encantadora. La conocía por razones de negocios, pero nunca me había detenido a pasearla con tranquilidad.

Teníamos unas entradas para ver la Calcutta Cup en directo. La Calcutta Cup es el evento deportivo internacional más antiguo del mundo, si exceptuamos la Copa América de vela. Se comenzó a disputar en 1874 y enfrenta a las selecciones Inglesa y Escocesa de Rugby.

Gracias a una amiga teníamos unas entradas fabulosas, y los chonflis y los kikases nos apuntamos.

Ya en Barajas nos dimos cuenta de que no era un acontecimiento normal. Cuando en la cafetería más cercana a la Puerta de Embarque nos encontramos a dos grupos de personas conocidas

"¿No irás a Edimburgo?"

"¿Dónde si no?"

El 90% del avión, que iba completo, era de aficionados al rugby y acompañantes (Que los acompañantes muchas veces no tienen por qué ser aficionados)

Con esto de Internet, ahora solemos ir a ciegas en cuestión de hoteles. Aunque reservado en Septiembre, las nuestras eran las últimas habitaciones libres. Excelentemente situado no era el Hilton, pero el desayuno era contundente. Las habitaciones estaban como las debió de dejar la Reina Victoria, allá por la Primera Calcutta Cup. No creo que hubiesen hecho ninguna reforma desde entonces.

Un Pub cercano al Hotel que eran cerca de las 9,30 de la noche, y en Países bárbaros están a punto de irse todos a la cama.

Allí, con las primeras Pintas de cerveza tostada, como me gusta, cenamos un haggis, "muy digestivo". El Haggis es una especie de morcilla de despojos de cordero, muy especiado y realmente delicioso. No sé por qué, me di cuenta de que, el que condujesen por la izquierda no era casual, sino que ver la vida al revés lo aplicaban a todos los ámbitos ;-)

Otras dos pintas de cerveza y el primer whisky, que no hay que abusar de mi ácido úrico, y nos retiramos a nuestros aposentos.

En España se estaba sufriendo eso que los periodistas ahora llaman ola siberiana y que en Vitoria, Pamplona, o Burgos, le hemos llamado siempre Invierno. El sábado, día del partido, nos amaneció lluvioso. Bien pertrechado de mi txapela y bufanda, y despues de un opíparo desayuno atendidos por una camarera andaluza que era un derroche de simpatía nos dirigimos hacia la Royal Mile, ¿donde si no? auténtico centro y casco histórico con todo el sabor que puede atesorar una ciudad con tanta historia como Edimburgo.

El tiempo había decidido no darnos respiro y, sobre todo, alrededor del Castillo donde no hay nada que te proteja, la lluvia racheada pegaba pero bien.

La Royal Mile es algo que hay que ver y que se disfruta viendo.

Para los que no hayais estado en Escocia y vuestro inglés sea de batalla, casi mejor os pillais un colega de Edimburgo o de Glasgow, con un buen dominio del castellano. Os aseguro que os merecerá la pena por mucho whisky que trasiegue de gañote...

El Castillo de Edimburgo se alza al final de la Royal Mile y es una delicia verlo desde cualquier rincón de Edimburgo, pero tambien desde dentro. Una visita imprescindible aunque la zorrera que pegaba no nos lo hizo cómodo.

El escocés es una persona tremendamente cordial y simpática. Nada que ver con sus vecinos del sur (Y ya, con los del sur de los del sur, una vez cruzado el Canal, ni hablamos). Se notaba que era día grande. Grupos de aficionados de ambas selecciones compartían la ciudad sin ningún problema como, de hecho, es lo normal en el Rugby y debería serlo en el resto de actividades de la vida. Junto a los grupos de Ingleses confiados, grupos de escoceses vestidos con sus kilt se bebían lo que no soy capaz de describir. A decir de las damas que nos acompañaban, tremendamente masculinos (Y es que a las mujeres ya he decidido no intentar entenderlas ;-) )

El partido era a las cinco (Hora poco rugbystica donde quepa, pero hasta aquí han llegado las exigencias de las televisiones). Era hora de ir dirigiéndonos al campo.

Habíamos quedado con Ramón y su mujer, que eran los que habían conseguido las entradas. Seguía pegando bien y, como señores, decidimos ir en taxi al campo.

El ambiente al llegar era espectacular. Grupos de gaiteros, las aficiones absolutamente mezcladas sin necesidad de policia a caballo que les separe, bebiendo y comiendo en total armonía (Algún día deberíamos de estudiar, el dineral que nos cuesta a todos el futbol, independientemente de que no te guste, para que luego los clubes no paguen ni la Seguridad Social)

A Chonfli le iba avisando de que se iba a quedar sin batería para grabar los himnos.

Efectivamente, escuchamos respetuosamente pero con desdén el himno a su reina, y, cuando, en mitad del "Flor de Escocia", yo me encontraba mandando a la "Armada de Eduardo a su casa"...nos quedamos sin el documento sonoro...snif (Para eso tantos gorgoritos delante del espejo poniendo cara de escocés...;-) )

¿El Partido? Bueno, cuando tu eres del Alavés y solo disfrutas de verdad viendo perder al Madrid o al Barça, muchas oportunidades no tienes, ahora bien, cuando la tienes, ¡joder como la disfrutas! (Y este año, mi Gales me está haciendo rejuvenecer hasta los 70, si me apurais...)

No fue el caso. Escocia jugó mucho mejor y los Ingleses tuvieron mucha suerte. Disfrutamos como enanos del partido y del ambiente y eso ya mereció la pena.

Los bárbaros del Norte saben que se las ven con gente educada y disciplinada en estos acontecimientos, porque de no ser así, peor organización no he visto a la hora de salir. Calles bloqueadas por la mitad en medio de la salida de 60.000 personas no es lo que yo denomino estar preparados en caso de una emergencia (Y a éstos, como a los alemanes, no les pasan más cosas porque dios es justo y misericordioso, que si fuese por su aptitud...en el periódico todos los días)

La cena, en un restaurante de moda en Edimburgo, "El Outsider" es otra de las cosas que tenemos que agradecer a Ramón. Coincidimos con Juanito Arrazola que tambien había ido al partido (O sea, suponemos que Ramón no nos llevó al "Outsider" por casualidad.)

Lo del Servicio al norte de los Pirineos, sea donde sea ese Norte, ya me habeis leido varias veces, deja bastante que desear. No me extenderé, pero ver como tratan el vino en según qué sitios de los que te cobran 40 napos por una botella, es para flagelar a más de un camarero y sus responsables.

¿Qué es eso de estar en Escocia y no meterte unos buenos whiskies?

Un Lagavulin de 16 años, pura turba, delicioso, Un Glenmorangie, siempre clásico, espectacular y, la sorpresa de la noche, un Yamazaki de 18 años, primer whisky japonés galardonado en la prestigiosa IWSC (International Wine and Spirits Competition)

Despues de esto, la vuelta a nuestros cuartos victorianos era lo más aconsejable, que al día siguiente queríamos visitar S. Andrews.

Por cierto, ando hasta las narices del spam, con lo que a los esforzados que me comentan, les voy a molestar un poco más y vais a tener que rellenar la palabrita de rigor.

Para los hijoputas, principalmente rusos y chinos, que me brean con sus mensajes, debo de ser un bocado apetecible, gracias a las más de 60 visitas que recibo por día...¡¡¡¡60!!!!

Si así voy yo, no quiero imaginarme a los profesionales de esto, con dos o tres mil...

miércoles, 15 de febrero de 2012

SIEMPRE PENSANDO EN LO UNICO. REVISTA ENTROPIA (DE AEROPUERTOS Y CALORIAS)

Os hago llegar una nueva colaboración para la Revista ""ENTROPIA" dentro de mi sección, "De Aeropuertos y Calorias"

Espero que os guste


A lo largo de los años que llevo viajando, generalmente por obligación, he tenido que observar multitud de costumbres diferentes. No es lo mismo visitar un país por el placer de visitarlo, que tener que intentar cerrar un negocio. Sin embargo, en ambos casos, sobre todo en países que no son de nuestro entorno, es complicado llegar a captar realmente lo que no está preparado simplemente para turistas. Si no se tiene un amigo o conocido, alejarte diez metros del recorrido preparado para los guiris no asegura que encuentres la autenticidad que algunos buscamos. (Otros, lo único que buscan es encontrar lo que aparece en la guía que tienen en la mano)

Si los países son realmente diferentes, no acostumbrados al turista o tienen dificultades de comunicación en el Inglés de batalla, ni te cuento.

Algo que generalmente no me ha ido mal en Latinoamérica, donde la inexistente barrera del idioma ayuda, es alejarme esas dos manzanas de la ruta preparada en todas las guías que suele ser la misma en un 90%. De este modo he dado con personas, con las que fumar un cigarro tranquilo y hablar de su vida y de la mía con una cerveza por medio. He de decir que estos encuentros no se me dan mal. No apabullo, pero tampoco voy de colega. Un poquito de educación, un poquito de curiosidad y un poquito de saber relacionarse….mucho mejor que la mejor vista desde un mirador.

Pero en todos esos sitios más remotos, aquellos que todavía no viven del turismo aunque sean paraísos en la tierra, ahí necesitas, o bien tiempo, y cuando digo tiempo estoy diciendo tiempo como para fundirte con el paisaje, o personas conocidas. Y para conocer a esas personas, otra vez, un poquito de empatía y mucha naturalidad.

Comencé a ir a China hace más de dos lustros. Estuve pasando 3 semanas cada dos meses más de 5 años. Yo no sé a lo que se llama ser expatriado, pero creo que no puede ser algo muy diferente de esto. Cuando empecé a ir, si exceptuamos principalmente Hong Kong, Pekin, Xi’An y Shanghai, el resto del Pais solo estaba comenzando a tomar velocidad en esa carrera hacia el capitalismo salvaje que hoy están ganando por goleada.

Tuve una grandísima suerte y viajé sin parar, por todo el interior del País. Shandong, Henan, Xinjiang, Gansu, Sichuan, Yunnan, Jiangxi, Anhui, Hubbei, Shaanxi, Heilongjiang… En el tiempo en el que yo visitaba asiduamente este auténtico continente, la diferencia con los lugares en los que había estado con anterioridad era inmensa y, por supuesto, el comportamiento de las personas también.

Estos viajes los realizaba con compañeros de nuestro socio en China que eran los que desbrozaban un poco el inmenso mercado que se abría ante nuestros ojos. Y gracias a ellos viví un sinfín de auténticas aventuras en lugares remotos que, a veces, tardaba meses en descubrir la razón de aparecer por ahí.

Gracias a mis particulares embajadores, que generalmente ya habían visitado esos lugares antes, para que yo pudiese optimizar mi tiempo, siempre fui espectacularmente recibido. La Hospitalidad China es reconocida, y cuando el que te recibe es el Alcalde de un “pequeño municipio” de 2 Millones de habitantes que, posiblemente, es la primera vez en su vida, que se sienta con un narizotas (Como nos llaman los chinos a los occidentales) se desvive para que la impresión que te lleves sea la mejor posible.

Mis anfitriones siempre fueron personas tremendamente curiosas de España. Les intrigaban Los Sanfermines. Yo, hombre al que el futbol no le despierta emoción alguna, tuve que ponerme al día en las secciones del Marca acerca del Real Madrid que, en aquellos tiempos, era lo que pitaba…y cómo pitaba.

Más de una vez lo he comentado. Enseñé a matar al volapié, recibiendo, o a la suerte natural, servido de una servilleta y los palillos de la mesa ante un chino que, generalmente, era invitado a hacer de toro por el jefe (Allí, el tema de la disciplina es una cosa seria)

Ellos eran curiosos, yo también lo era. La mejor situación para un intercambio de informaciones fructífero. Con un poquito de buen humor, y cierta prudencia, llegué a consolidar buenas relaciones, incluso de cierta amistad, con personas que solo tenían en común conmigo la relación comprador-vendedor

Y por ello, no ha sido extraño que yo, un simple hombre de negocios occidental, haya paseado por reservas ecológicas cerradas al común de los mortales, o haya asistido a alguna celebración china que sin fotos, es difícil de creer que algo así puede existir

El pueblo chino, sin distinción de origen, siempre piensa en el bienestar y el equilibrio del cuerpo y de la mente. Por ello, cada vez que nos encontrábamos en una comida de negocios, antes de comer las cosas más estrambóticas que podais imaginar, me hacían mención que, generalmente, lo más extraño era, o bueno para la salud, o para follar…y no había más que hablar.

Las negociaciones era extraño que durasen menos de una semana con lo que, después de varias comidas, algunas risas, y muchos sanfermines y tirones de meninges de cualquier futbolero de actualidad, me llevaba de vuelta algún regalo específico de la región.

Siempre debieron de pensar en mi bienestar sexual porque guardo en casa, lascas de cuernos de ciervo, setas desecadas, flores del tibet para hacerlas en infusión, polvos de pene desecado de algún animal que no recuerdo.

Era una excusa cojonuda generalmente. ¿Qué nos metíamos litro y medio de licor de arroz de 53º? O era bueno para la salud, o era bueno para mantener una erección más allá de los límites occidentales (Sean cuales sean esos límites) Si se trataba de lombrices fritas, era un remedio estupendísimo para…lo mismo

De lo mejorcito que recuerdo me ocurrió en Nanchang, Provincia de Jiangxi, donde les estaba montando una Unidad Móvil para los juegos Olímpicos. Allí, como en el resto de China, eran unos fumadores impenitentes. El tabaco local (En cada provincia suelen tener un tipo de tabaco) era el Jinsheng. Lo más parecido a la Marihuana que he probado en mi vida (Y ahora no pregunteis por qué sé que es lo más parecido…Porque me lo han contado).

El personal fumaba como carreteros. Una noche, después de un día largo como solían ser todos los que nos daban allá, en momento de confidencias con mi cliente, el Sr Yin, éste me ofreció un cigarrillo. Al medio minuto supe que estaba muerto. El mareo se apoderaba de mí. El cabrón del Sr Yin, entre carcajadas me dijo que al principio mareaba, pero que era estupendo para mantener relaciones sexuales.

Con Yin y compañía llevaba más de dos años de relación comercial, y ya nos habíamos dicho de todo, pero de esto no habíamos hablado. Y me lo preguntó…que qué tal…

Yo le contesté que, …bueno, …a ver,… en fin, que supongo que… bien (No sé si mi derroche dialéctico le dejo muy convencido)

Yin Xiawey, hoy ya fallecido, me regaló un paquete de Jinsheng, y me dijo que lo probase a mi vuelta a España.

Al cabo de un par de meses volví a Nanchang. Lo primero que hizo el Sr Yin en cuanto encontró la ocasión propicia fue preguntarme acerca de los efectos beneficiosos que, sin duda, debía de haber experimentado. Soy un hombre rápido de reflejos. Le contesté que era una persona que fumaba mucho. Que por supuesto, en cuanto llegué a España, me fumé el paquete, y que había de reconocerle que el efecto había sido casi milagroso. Una sonrisa inundó su cara hasta que acabé la frase…pero que dado que me había durado un día el paquete, el segundo día que lo intenté ya no fue igual.

No dijo nada más. Seguimos trabajando otras dos o tres semanas. A la hora de volver a España, al pagar el hotel había una bolsa para mí en recepción.

Alguien había dejado tres cartones de Jinsheng, por supuesto sin tarjeta, a mi atención.

Supongo que, debido al subidón, a los dos meses dejaba de fumar…es lo que pasa con las drogas duras….mejor no acostumbrarte.

viernes, 10 de febrero de 2012

COMO ESTA EL SERVICIO...

Estoy preocupado. A mis años, en clase de portugués, ya me han llamado la atención por lo mal que hablo. No. No en la lengua de Camoens, que en esa ni mal, ni bien...sino en la de Cervantes.

De nada sirvió ayer que me intentase explicar:

"Na minha aldeia, se vocé não grita um par de deuses ás vaquinhas, elas não andam"

"Nesta Aula eu não vejo nenhuma vaquinha" fue la respuesta de Mafalda, mi profesora, "o máximo que admito é ¡bolas! ou ¡caramba!"

Porque los portugueses son gente educada y ceremoniosa. Y aquí me teneis, mordiéndome la lengua, que me va a salir el sarampión de la ansiedad y la adrenalina contenida.

Y es que, haberte criado en un entorno donde el taco no es la excepción, sino absolutamente la regla, me provoca el que cuando echo un joder en Latinoamérica, mis interlocutores me miren con commiseración mientras se persignan virtualmente, pidiendo por su alma...

Me encontraba la semana pasada en Beaune, región de Borgoña, en nuestra convención anual. Se trata de unos txuntxunes de esos que se utilizan para decirnos a nosotros mismos, no solo lo buenos que somos, sino lo buenos que vamos a ser. Independientemente del ambiente en la empresa, intentamos crear una buena atmósfera.

Beaune es una ciudad preciosa, pequeña, histórica. Con un casco antiguo perfectamente conservado y donde existe un hospital benéfico en funcionamiento desde el Siglo XV. Dicho hospital, para mantenerse, posee 60 hectareas de los mejores viñedos de la región, cuya producción vende, todos los años en barricas nuevas, y así, de paso, colabora en el sostenimiento de los artesanos toneleros de la localidad.

A las dos de la tarde, despues de la presentación de nuevos productos, nos repartieron por grupos. (Estrategicamente compuestos por gente con la que no tienes buena relación, para tratar de, o mejorarla, o acabar con uno de nosotros a navajazos y problema resuelto). Una actividad que ahora los pijos llaman, "team building".

Teníamos que contestar a unas preguntas culturales sobre la ciudad, despues de haber dado un paseo por la misma, construir un tonel de vino (O algo parecido), y realizar una cata a ciegas de vino de Borgoña. Eramos 10 grupos.

Despues de pasar la tarde haciendo el canelo, visitando monumentos (Algunos de ellos muy remarcables como veis por las fotos), y probando ricos caldos, nos llevaron a cenar a una bodega.

Paseos por bodegas he dado 500. No solo debido a mi adscripción riojana, sino por la cantidad de clientes que he llevado a libar a La Rioja, con la excusa de unas instalaciones a 300 kms...

Nada nuevo me iban a comentar, pero siempre es una visita grata, y observar en la cava botellas de 1845 en perfecto estado, es algo que me reconcilió conmigo mismo despues de estar rodeado de gavachoises todo el dia.

Nos sentamos a cenar. Para empezar los resultados del concurso y de la cata, y, como no podía ser de otra manera, el equipo ganador fue....

Sí, gracias por los aplausos...el mío.

Mi espontaneidad siempre es recibida con desagrado por algún estirado, pero el ¡TOMA, TOMA, TOMA! se escuchó en todo el comedor (Tambien dirán que me dopé, casi seguro, pero la cata la clavé)

La cena estaba atendida por una sumiller y consistía en un pastel de pescado como aperitivo, salmón, un guiso de carne que estaba espectacular y quesos, y, cada plato, se acompañaba de dos vinos para que pudiésemos comparar.

A mí me enseñaron de pequeñito a utilizar la pala de pescado y, cuando vino el aperitivo, eché mano de ella. Al llevarse el plato con la pala, y traerme el salmón, me di cuenta de que los cubiertos no estaban bien dispuestos y alguien había puesto la pala de pescado en el extremo con lo que había utilizado el cubierto equivocado. Cual no sería mi sorpresa cuando, al pedir otra pala de pescado, me vino una elegante camarera con una pala usada, asegurándome que era la mía.

Supongo que mi cara de perplejidad no hizo mella. He de reconocer que no supe reaccionar. Tomé la pala, la dejé encima del mantel, y usé el cuchillo que debía de haber utilizado con el pastel de pescado.

La cena prosiguió. Eran 4 platos, pero solo teníamos 6 copas. Al igual que en las bodas de Canaan, los vinos iban mejorando a medida que la cena transcurría. A cada plato nos llenaban una copa a la izquierda y otra a la derecha para que pudiésemos comparar, según las indicaciones de la sumiller.

Y llegaron los quesos. En este caso íbamos a degustar un Grand Cru del 2008 y un 1º Cru del Hospital de Beaune, del 2001. Las estrellas de la noche.

Otra camarera, para que se vea que el tema estaba equilibrado y no circunscrito a la torpe de la pala de pescado, me sirvió el primero en una copa usada que habíamos utilizado para el pastel de pescado. Cuando se disponía a escanciar el Hospice de Beaune en otra copa usada, tape esa copa con cara de mala leche y le puse el vaso de agua sin utilizar y limpio. (Mira que me jode, en esas ocasiones, no tener un dominio del francés para cagarme en su puta vida en el idioma de Rousseau).

A esta pava le debían de haber dicho que era delito de lesa patria servir el vino en un vaso de agua. Lamentablemente, la lección de que el vino se sirve en copas limpias le debió de pillar en la pelu. Ella me empezó a gritar como si fuera un bárbaro que no merece beber vino y yo, cortándome medio pelo, le intenté explicar que en la puta vida se sirve el mejor vino tinto en una copa usada ( de vino blanco para más inri)

Para redondear la faena, un compañero gabacho que iba de enterao, me dijo que si lo deseaba podían pedir unos vasos de plástico para mí, a lo que, en un aceptable inglés le comenté, que si lo deseaba él, le podía mear en la copa del tinto, que le iba a saber igual. (En cuestión de vino, conmigo, bromas las justas, y más si no hemos sido presentados)

Porque lo peor de estos es que te miran con cara de superioridad, pero no saben por donde les da el aire.

La pava al verme el fuego en los ojos, me trajo dos copas y me sirvió otra vez el vino...fue al único de los 60 de los que componíamos la visita.

Que os digo que somos ganado, y que la socialización de según qué hábitos, ha hecho que nos traten como tal. Eso sí, los precios, de Rostchild para arriba.

Aquí solo le metemos glamour a la hora de la factura y, lo peor de todo, es que muchos se creen que el glamour es exclusivamente eso.

A mi viejo le hacen esto y la toma de La Bastilla es una anécdota.

Y menos mal que no estaba Mafalda cerca, que entonces sí que no me deja volver a clase en lo que me queda de vida.

miércoles, 1 de febrero de 2012

ESTE FIN DE SEMANA, NO ME BUSQEIS POR AHI, QUE ESTOY OCUPADO.

Llevo toda la semana en Borgoña, en un chunchun de esos que las empresas se empeñan en organizar para no sé muy bien qué, cuando ese dineral se lo podían gastar en contratar a una persona que me diese soporte, por ejemplo, y no tener que volverme loco para solucionar un tema en Centroamérica utlizando a gente de Singapur.

Los caldos de aquí, correctos (Podría decir incluso más, pero estoy rebotado contra mis gestores y no quiero regalarles los oidos). La comida, con mantequilla bien súr.

Pero que se me estén haciendo eternos estos ejercicios espirituales no es debido al óleo con el que se cocina, no. Se me están haciendo eternos porque este fin de semana comienza el Torneo del VI Naciones. Y dado que me he portado muy bien, he decidido regalarme el Escocia-Inglaterra de este año en Murrayfield, Edimburgo.

El Escocia-Inglaterra es el partido Internacional más antiguo del mundo. Cuando algunos hablan "del clásico" y no se refieren a esto, se quedan en un clasiquillo de primera comunión.

Porque el Primer Escocia-Inglaterra se disputó en 1879 (Yo era muy pequeño, casi no me acuerdo) y se ha jugado ininterrumpidamente todos los años con las excepciones de las grandes guerras y algún año suelto en sus inicios.

Cuando alguien quiere disfrutar de un acontecimiento deportivo con historia, no tiene muchas elecciones que superen a ésta, por no decir ninguna.

Gracias a una amiga, los chonflis y nosotros hemos conseguido unas entradas estupendas y a su precio normal, 75 Pounds, ya sabeis, amigos hasta en el infierno.

Los enanos convenientemente cuidados en casa por mis suegros, no nos venga el fiscal de menores a retirar la custodia, que esto se está poniendo "mu malamente" y, como están caninos, ya multan hasta por respirar.

Carmen tomando lecciones intensivas del Flor de Escocia , que en esto yo la llevo ventaja de muchos años. (Hay que reconocer que para que suene como La Tierra de mis mayores tienen que ensayar mucho todavía mis amigos los Mc)

Como somos gente educada, guardaremos un respetuoso silencio mientras se entona el "Dios Salve a la Reina", aunque miraremos a los ingleses con desdén.

Porque, que me perdonen mis hermanos galeses, el sábado 4, soy más escocés que Braveheart.

Así que ya sabeis. Si no os encontrais en las Lowlands, el próximo fin de semana no me llameis para quedar. Voy a estar ocupado tomando "pints and haufs" (La clásica cerveza con ginebra de nuestra juventud, cuando queríamos llegar a un estado en concreto a una velocidad acelerada, pero en versión escocesa), buen cordero o buey, haggis o esos salmones de río escocés.

No voy a hablar de los quesos que estoy en La France, pero suculentos cuando menos.

Para acompañar, que lo sólido es contundente, whisky de malta sin hielo, como me gusta de toda la vida.

Quien se piense que la cocina escocesa tiene algo que ver con la de sus vecinos del sur, que se lo haga mirar...

Y una excursión por alguna abadia o castillo cercano a Edimburgo el domingo, para celebrar la victoria de la Selección del Cardo. El lunes, me lo tomo de gratis...

Sé que me envidiais, pero no todos podemos nacer igual de guapos...