Los políticos quieren arreglar el tema (llamarlo problema me parece señalar con el dedo) de la prostitución, despues de cinco ó seis mil años, que los historiadores no se ponen de acuerdo. Los que me seguís sabeis que no es un ambiente en el que me sienta cómodo, pero sí que he visto muchas cosas y en alguna ocasión me da que no se acercaron a mí por mi torso poderoso.
Una de mis primeras experiencias, tangencial todo hay que decirlo, recuerdo que fue con mis padres cuando era estudiante. (Algún acelerado ya me está tachando de pervertido, que lo estoy viendo). Se solían alojar en el Melia Castilla, en la C/ Capitán Haya. Estábamos cenando en un restaurante del hotel y recuerdo una chica entrando a todas las mesas donde veía hombres solos. El espectáculo era un tanto incómodo, digamos, para mentes pacatas. Todos la daban puerting, más que nada porque a ver quien era el guapo que se retrataba delante de todo el comedor, con lo que la situación cada vez era más evidente. Los camareros la querían echar y ella se sentó en la mesa de dos japoneses. Ahí ya no la pudieron echar porque salió con ellos del local rumbo a las habitaciones. La cara de mi madre era un poema.
Sin embargo, he de reconocer que viajando de negocios, en cualquier pais del mundo, te das de bruces con todas las oportunidades que quieras, si de verdad quieres.
Recuerdo mi primer viaje a China, aún en el siglo pasado. Despues de cenar bajaba a tomar una copa al bar del hotel, por supuesto solo para extranjeros, en Pekin. No menos de dos docenas de ojos rasgados aletearon en cuanto me vieron por la escalera. Pensé que o bien tenía mucho éxito con las orientales o había gato encerrado, más bien lo segundo, para qué engañarse. En China la prostitución, está allá donde mires. En los hoteles, si hay Salón de belleza abierto a partir de las 8 de la tarde, no es para cortar el pelo, precisamente. En la parte menos desarrollada, los empleados del hotel mandan chicas a las habitaciones directamente a pescar y no es extraño, incluso en Pekin, cuando te alojas en establecimientos para chinos, que te llamen por teléfono para ofrecerte sus servicios varias veces por noche, con lo que no deja de ser un tanto molesto.
Cualquier karaoke con reservado te ofrecerá un amplio abanico de posibilidades para cantar en compañía y en pelotas la última de Frank Sinatra. (Que ya ha llovido, por cierto)
En Hong Kong se concentran en locales donde pululan principalmente filipinas.
En Singapur están en Orchard Towers (dos edificios con decenas de garitos) o alcahuetas te ofrecen los servicios de sus pupilas por la calle. Generalmente son Tailandesas, de Laos, etc, a quienes les dan visados de 15 días, debiendo permanecer fuera del pais otros 15 entre visado y visado. Os podeis imaginar que ya que solo pueden trabajar 15 días al mes, la actividad es extenuante.
En Indonesia, pais musulman, te las encuentras en hoteles, aunque parezca que es imposible. En Vietnam o en Malasia en locales que en Europa sería para gente que quiere ir a tomar una copa. En realidad, en todo el Sudeste Asiático te cruzas con estas situaciones varias veces al día. Bares donde se concentran turistas, ejecutivos, locales adinerados y prostitutas. "Todo en uno"
En Tailandia, paraiso del turismo sexual, cualquier chica con la que hables en un bar de hotel para occidentales está allí a eso. Y no es que se dediquen a ello, sino que, la moral sexual, totalmente diferente a la nuestra, hace que no esté mal visto redondear un sueldo ligando con guiris. Por supuesto, el Patpong, barrio de Bangkok donde cualquier aberración es posible.
Un pais donde nunca ví, supongo que porque me desagrada tanto que cierro cualquier escotilla al mundo, es la India.
En Marruecos, en Casablanca. En bares normales frecuentados por Europeos en la Corniche. Creerás que has ligado hasta que te pidan pasta y, por supuesto, te irás del lugar en un taxi de un conocido de la chica con la que va a medias.
En Europa, en Portugal, de un modo más parecido a como lo ves en Madrid. Locales donde sabes a lo que vas. Porteros elegantes, y decenas de Brasileñas o de la Europa del Este.
En Santiago, de Compostela, no de Chile, donde tuve que buscar un lupanar para que mis clientes chinos pidiesen los caballos más grandes que había. Menuda excursión.
En cualquier capital de Europa del Este, a la caza del guiri. En Budapest por la calle. En Moscú en locales lujosos donde los nuevos ricos sueltan dólares por placeres efímeros.
Mención aparte, Amsterdam. El Barrio Rojo. Centro de turismo familiar donde las chicas se protegen de las inclemencias del tiempo detrás de ventanas y pagan sus impuestos y seguridad social. Es realmente una atracción turística. En realidad en Amsterdam hay varios Barrios con ventanas. El turista medio solo conoce el Barrio Rojo, pero al lado del hotel donde yo me alojo hay otro, por ejemplo, solo para holandeses.
En Frankfurt, al lado del barrio financiero donde me metí por casualidad en una escala de avión un poco más larga de lo habitual y me dí de cara con un barrio cutre hasta decir basta.
En los Estados Unidos. El Estado de Nevada, el Chicken Ranch, uno de los prostíbulos más grandes, sino el más grande del mundo. Por la calle de Las Vegas, a cualquier hora, mexicanos te ofrecen decenas de postales con mujeres desnudas y teléfonos para contactar. Si coges de todos los que te dan, en diez minutos puedes tener más de mil. Y los clubs de los hoteles donde pivones se apretujan a hombres solos, con una excusa en casa (Una convención, un congreso, una feria). Y los dancings, donde las mujeres más recauchutadas que imaginarte puedas bailan, solo bailan dicen ellas, por unos 20 dólares encima de ti. (Y la prostitución no solo está prohibida, sino que está perseguida).
En Mexico, los table dancings, donde para hacer negocios has de pasar la novatada de mamarte de tequila hasta las patas mientras tienes una vieja, como allí se las llama, en las rodillas. Todos los clientes, machos ellos, descojonándose, pero deseando estar en el lugar del "novato".
¿Cuba? Eso es necesidad, chicos, y no tienes ni que guiñar un ojo, ya te guiñan ellas los dos allá donde vayas.
Brasil, si tienen para exportar, os podeis imaginar en los centros turísticos o de negocios.
Recuerdo un viaje a Paraguay. Me impactó. Recien empezaba mi carrera profesional. Viajaba con un compañero, mayor. Pedimos al camarero del hotel donde tomar una copa. Fuimos poco claros porque nos mandó a un lupanar que todavía recuerdo. Detrás de una cortina, por donde salían las chicas, se veían unos chorizos colgando de un clavo. Una de las visiones menos excitantes que os podais imaginar, sobre todo si lo que querias no era eso, sino una copa.
Y es que la hipocresia y buenas maneras hace que en vez de pedirle a un camarero un sitio para desfogarte, le preguntes un sitio para tomar algo, con lo que el que quiere tomarse algo y pregunta al mismo camarero ya está jodido.
Y os puedo asegurar que esto es sin buscarlo y muy resumidito. Si lo hubiese buscado, no acabo la entrada en dos semanas.
Y estos listos ahora quieren acabar con la prostitución en España por Ley.