"Hay momentos en la vida de todo hombre, en los que hay que saber tomar una determinación..." Esta frase, mítica en mis noches de copas de los 80s, era el preludio de nuestra vuelta a casa, generalmente mamados como piojos.
Y me sirve, en este momento porque, aunque el alcohol no nuble mi vista supongo que por casualidad, es cierto que estoy tomando una determinación, en parte dolorosa, pero en este momento necesaria. Porque este espacio, que tanto me ha ayudado en los cinco años y medio en los que me ha acompañado, ha de pasar, no sé si momentanea o definitivamente, a un segundo plano.
Actualmente, hay demasiada gente que no lo está pasando bien. Sé que no soy una excepción. Nada hay irremediable salvo la muerte e, incluso en esa circunstancia, la inevitabilidad no tiene por qué ser mala. Pero he de centrarme en sacar adelante lo que tengo entre manos y eso merece toda mi energía.
No sabeis cómo agradezco, a los que os habeis preocupado por mí, vuestros desvelos. Posiblemente, más adelante, volvamos a coincidir....
Hay una cosa que siento. No haber podido narrar una de las experiencias más fabulosas que viví a lo largo de mi existencia. El Camino con mi hijo preadolescente. Experiencia plena que no sé él, pero yo recordaré mientras viva.
No sé si es un adios o un hasta luego pero, en todo caso, os agradezco a todos la compañía que me habeis proporcionado en tantos momentos.
Espero que disculpeis que no conteste a vuestros comentarios, en caso de que los haya. Uno ha de demostrar la falta de educación en los momentos importantes para demostrar quien es....
Os mando un fuerte abrazo.