sábado, 22 de octubre de 2011

DE PARADORES

No hace falta que me lo digais. Sé que os tengo absolutamente abandonados. Os he cambiado por una novia Brasileña.

Se llama Marisa Monte y estoy hasta los ovoides de analizar las letras de sus canciones para mis clases de portugués....Voy a acabar odiándola.... Y es que donde esté Roberto Carlos...no el que era del Real Madrid, (lo digo para los despistados que se dejan caer por aquí), y "Su gato que está triste y azul", por supuesto en castellano, que se quiten todas las cantantes "sexis" en portugués a las que tengo que rellenar los verbos irregulares en su forma correcta. (Y esto de rellenar sus verbos irregulares, juro que no es una metafora de viejo verde)

Pero he decidido que como esta tarde no me sale el verbo "Pôr" (Poner, y que es más irregular que el pavimento de Toledo) voy a ver si me oxigeno sacando alguna historia de este verano.

Aunque no soy un habitual de Paradores, siempre que paso cerca de uno y tengo 10 minutos, paro para tomar un café y admirarlo. Generalmente son edificios únicos, emplazados en sitios relevantes y perfectamente conservados. De este modo yo creo que conozco el 90% de los Paradores de España.

Cuando me tomo un par de días de vacaciones, no me gusta con el estómago lleno meterme 500 kms de vuelta a casa para trabajar al día siguiente. Habitualmente me sobran días de vacaciones todos los años para aburrir. Despues de la visita que hicimos a JA en su campamento de Rugby este verano, nos alojamos en el Parador de Monforte.

La clientela de Paradores suele ser gente de mediana edad, con un nivel cultural medio-alto, a los que les gusta viajar más despacio. Sus costumbres se notan en la hora a la que llegan al Parador, las rutinas a las que se someten, los ratos de lectura en las terrazas de las cafeterias, generalmente ubicadas en rincones destacables. El silencio suele ser monacal.

Paradores gusta de cuidar los productos locales y suele ofrecer vinos muy adecuados. Los precios no son baratos, pero tampoco excesivamente elevados.

El Parador de Monforte está enclavado en lo alto del pueblo, en un Antiguo Monasterio luego reconvertido en Palacio. Ardió en el Siglo XIX, aunque la restauración ha sido magnífica. La Torre del Homenaje tiene cierto regusto a cartón piedra, pero se agradece que las cosas estén cuidadas. El Pueblo, aunque ya lo conocíamos, es una maravilla para pasear.

Carmen y yo llegamos tranquilamente y, despues del ajetreo de la parrillada argentina que nos habían perpetrado ;-), nos metimos del tirón en el Jacuzzi (Hay pocas cosas que me gusten más en el mundo que un Jacuzzi). El Jacuzzi, para nosotros solitos, me bajó las pulsaciones hasta casi el nivel de la muerte cerebral.

Como he dicho antes, ir de Paradores significa prisas-cero y dejar el tiempo correr. Me apetecía un Mencía rico y, en el claustro, me sirvieron una copa que todavía lo estoy recordando. Hablando se nos fue yendo el tiempo hasta la hora de la cena. Una tarde deliciosa...

La comida de Paradores es generalmente impecable. Tomamos el menú denominado ARTE BREVE. Este ARTE BREVE es un menú presente en todos los paradores, largo y estrecho. En cada uno de ellos lo adaptan para mostrar lo mejor de la gastronomía local.

Por 27 €, vino aparte, parecía una opción recomendable ( Vieira gallega, Brochetita de chorizo y Lacón sobre Grelos, Caldiño colado, Pulpo a feira, Ternera al estilo de los monjes, Bica emborrachada en Licor Café acompañada de helado de castaña). Y seguramente lo era, pero ese día el cocinero debía haberse tomado el día libre. Los cachelos que venían con el pulpo eran, sin duda, los peores que he tomado en mi vida. Absolutamente crudos.

Uno, al que no le importa pagar, pero sí no ser correspondido, sabe que no mea colonia. En cuanto casi me salta una muela con el primer cachelo llamé al camarero para quejarme. Cuatro mesas de estirados que se habían jalado ya casi todo el plato, a fuerza de pan, aprovecharon la aparición de un valiente y se sumaron al jolgorio, ya que no se habían atrevido a reclamar por lo que iban a pagar. No como el que suscribe. Y es que las patatas venían directamente del huerto sin más proceso culinario que el pelado, supongo que para quitarles la tierra. Aparte de las excusas, ningún detalle. El pulpo desapareció y nada más supimos de él, ni de nada que lo sustituyese. Supongo que era domingo y habían dado vacaciones a los que habían estudiado y se habían portado bien durante la semana.

A la hora de firmar la cuenta, por no dar la noche a Carmen, simplemente me reservé el reclamar al día siguiente. (Hace años aprendí que discutir con quien no puede tomar decisiones, solo es bueno para los que las pueden tomar y les dirigen). Y es que, el que se había quedado de turno, no parecía el más espabilado de la zona.

Sin embargo, el resto de la cena estaba deliciosa. Como detalle, los diferentes tipos de sales para acompañar los platos.

Al día siguiente no teníamos planes para llegar a Madrid, decidimos levantarnos tarde, dar otro paseo por Monforte, y comer en el Parador de Benavente.

El Parador de Benavente es un castillo precioso donde en el 1202 tuvieron lugar las Cortes de Leon. Posee la Torre del Caracol, con un artesonado Mudejar engarzado sin un mísero tornillo ni nada que se le parezca, que es una auténtica maravilla. Carmen les quiso dar otra oportunidad, y probó su ARTE BREVE, que en esta ocasión era Queso curado con pure de aceitunas, Mousse de Pimientos rojos, Croquetas de castañas, Taco de bacalao, Pichón y Rosquillas del Convento con Natillas.

Yo me tiré de cabeza a por la mejor cecina que he probado en mi vida, unas carrilleras de cerdo, y un vino de Toro, Quinta del Obispo, que estaba para quedarse a vivir dentro de la botella. La tarta del Císter y un café solo en la cafetería, para admirar la Torre de Caracol, hicieron que mi vuelta a Madrid fuese mucho más agradable. ¿El Precio? No llegó a los 70 Napos. Hay sitios donde comes auténtica bazofia y encima tienes que sonreir al camarero pagando el doble.

Me hubiese quedado a pasear por los jardines, sin embargo, estábamos todavía a 300 kms de Madrid.

Parecía que había acabado el día....pero nos quedaba, probablemente, lo mejor. Supongo que eso caerá otro día... si Marisa Monte me deja

miércoles, 12 de octubre de 2011

ESTOU A ESTUDAR PORTUGUES

Desaparecido es poco para explicar mi situación actual en el ciberespacio. Y es que me he apuntado a un curso intensivo de portugués.

Cada 5 ó 6 años me gusta meterme en un fregado para sacudir las neuronas, y aquí se ha juntado el hambre con las ganas de comer.

Ya me tocaba y, además, no soporto intentar hablar portuñol en Brasil, donde voy cada cuatro meses o en Portugal, donde voy cada dos o tres, y no enterarme de nada (Menos en Lisboa que en ningún otro sitio, por esa manía suya de comerse los finales de las palabras)

Y dado que a mí me jode, cuando compro o pago, que no me hablen en mi idioma, entiendo que a otros les pase lo mismo cuando les toca pagar a ellos. Porque, en Portugal, habla Español todo el mundo, lo que no quiere decir que les encante ser ellos los que siempre han de cambiar de idioma.

Cuando llamé a la Academia me dijeron que el curso intensivo (3 horas al día durante un mes), era lo mejor para mi situación. Que en un mes hablaría un portugués sencillo, pero correcto. O bien ellos me sobreestimaron, o bien soy mucho más torpe de lo que me creía. Porque entre declinaciones, verbos irregulares, preposiciones y la biblia en pasto, me encuentro en esa situación en la que no sabes si suicidarte ahora, o esperar hasta dentro de 15 días, ya que el curso lo pagué por adelantado.

Somos 12 personas. Todos profesionales que, o bien necesitan el portugués para su trabajo, o bien se van a Brasil ya que aquí no lo encuentran (Arquitectos e Ingenieros de caminos, principalmente)

Se ha derrumbado uno de mis grandes mitos. Creía que los gallegos hablaban correctamente portugués con cierto acento, y al llegar allí me he dado cuenta de que para ellos es más complicado que para los demás. Porque ellos lo entienden, pero es muy diferente hablarlo.

Esto me recuerda un viaje que hice a Brasil con una delegación de empresarios gallegos. Uno de ellos, en una recepción, soltó un discurso en gallego y, un empresario brasileño, con el que ya me había tomado un par de Caipirinhas me soltó, que era la persona que peor hablaba español de los que recordaba, que no le entendía absolutamente nada.

Y aquí estoy, intentando que cuando digo que me voy a la oficina, no se crean que voy a arreglar el coche. Que cuando califico una comida de exquisita, no piensen que soy un español maleducado. O cuando me dirijo a una chica rara, no me malinterpreten y se piensen que es una puta de las caras.

A los gordos ya no les llamo fofos. Por fin entiendo por qué cuando a aquel adefesio en Lisboa le califiqué de espanto, en una voz un poco más alta de lo normal, casi me da un beso en los morros. Sé que cuando voy a un italiano en Brasil no les puedo pedir pasta al dente, porque no saben cocinar las carpetas de gomas.

Y ya no será un caos pedir un vaso y que me traigan un petrolero, una taça y venirme con la última copa de Fernando Alonso, o una garrafa de 15 litros y que me miren con cara de asustados.

Cuando me pidan retirar la toalha en la mesa no pensaré que quieren que me duche. Ni cuando pregunte por un ninho me soprenderé si me mandan a la Sociedad protectora de animales.

Y ya sé por qué a las Cañas no les llaman Cañas...y porque no hay primera feira y la semana comienza en la segunda...

sábado, 1 de octubre de 2011

ESOS PUTOS GOLFOS

He trabajado 15 años en la tele. La conozco por dentro. Por eso no pago por ver televisión ahí me muera. Se está disputando el Mundial de Rugby en Nueva Zelanda. Tengo localizado una cafetería, el Santino, donde si lo pido me ponen el partido.

Esta mañana me levanté de buen humor. Francia había perdido con Tonga. Lástima que solo hubiese sido por 5 puntos. Si llega a perder por 8 la mandan a casa. Solo me faltaba que Escocia le ganase por 8 a Inglaterra y día completo. Salí disparado al Santino donde entré a la carrera. Me senté frente a la pantalla y pedí, por favor, si podían poner el Rugby.

Un niño de 5 ó 6 años le preguntó a su mamá que qué era eso. Mami le dijo que una especie de lucha libre con balón. La miré y levanté una ceja como Sobera...¡país de futboleros!

Una vez acabada mi barrita con aceite, mi café solo y mi zumo de naranja, entraron. La pinta les delataba. Peluco de kilo y medio de oro, unos sellos en la mano que ni Farruquito, barrigón con la camisa abierta enseñando cadenas y el llavero de Mercedes. En cuanto abrieron la boca para llamar al camarero no cupo duda.

"¡Eh, tú!"

Desde luego, en Harvard no habían estudiado

Ya tenía mala suerte. Toda la cafetería para ellos y se iban a sentar al lado mío.

Mientras tanto los escoceses iban haciendo el trabajo...

Como si estuviesen solos comenzaron a hablar de quebrar sociedades, de pisos sin vender, de comprarle a un fulano que iba a dar suspensión de pagos y les iba a salir el negocio regalado.

Entre fraude y fraude transcurría la conversación, "¿Este piso con IVA o sin IVA?, No saques ese Mercedes que pertenece a esa sociedad en Suspensión de pagos. Como te pare la Guardia Civil se lo quedan. Llévate el Cayenne, ¡Qué no, que no tiene papeles!"

No solo Escocia no lograba ganar por más de 6 a Inglaterra, los golfos de al lado, sin ningún empacho, me estaban dando la mañana.

"Al moro que te cuida los pisos le dices que a partir de ahora, en vez de 600, 400, y si no lo quiere, otro. A ver si fulanito pega el pelotazo y nos metemos todos. ¡Un vaso de agua, chaval!"

Acabó el partido. Inglaterra ganó en el último minuto. Me levanté. Tenía que llevar a JA a su partido de Rugby.

Al levantarme y pagar solo dije en voz baja, pero audible...¡Putos golfos!

No sé si me oyeron o si se dieron por aludidos, pero me fui pensando que esa es la fauna que nos ha metido donde nos hemos dejado. Esos son los que ahora piden ayudas para levantar la economía de este país. Los que esconden beneficios y trabajan con abogados. Los que ocultan bienes para que a ellos no les toque y los demás tengamos que pagar nuestros impuestos y los suyos.

(Hay otros que han trabajado y trabajan a sabiendas sin cotizar y tambien soy yo quien les paga el paro, mientras ellos siguen haciendo sus chapuzas. Y otros que ni trabajan ni dan trabajo y tambien viven de mis impuestos, pero estos son políticos y sindicalistas, que no parezca que los golfos se sientan solo en un lado de la barra)

Mientras tanto, el resto de pringaos, seguiremos currando, que se nos pasó el arroz para saber encontrar los atajos

Y "Llamadmealfredo" y "Marianico el corto" debatiendo si son galgos o podencos. Si subimos los impuestos al tabaco o se los bajamos a las empresas que reinviertan beneficios, en vez de atacar de una puta vez el fraude.

¿Por qué no lo harán? ¿Les deberán algo o es que serán colegas?

Casi prefiero no saber la respuesta