viernes, 10 de julio de 2009

VIVA SAN FERMIN

Porque son unas fiestas a las que, sin ser de Pamplona, siempre me he sentido ligado. Desde los años de mozo que fui con la panda de Murguia, hasta los años de Universidad que acudía a ver a mis amigos Navarros. Alguna amiga especial, ribera ella, tambien hubo.

Y siempre me sentí en la gloria. La fiesta en la calle, nada que ver con otras fiestas más elitistas en ciudades del sur con fama de acogedoras.

No se puede decir que fuese un corredor valiente. Como dice Peio, yo era de los que entraban en la plaza cuando sonaba el Txupín, pero alguna vez sí que vi a algún toro más cerca de la cuenta. Mi madre enterrada hará 8 años, supongo que podrá perdonármelo. ¡Cuantas veces le dije que me quedaba en Madrid a esperar alguna nota!

La adrenalina fluia, desde los momentos anteriores al cohete, hasta que, o bien entrabas en la Plaza mucho antes que los morlacos, o la manada te pasaba.

Supongo que tampoco eran los años 50, pero nada que ver con lo que se ve en nuestros días. En aquellos años, si cometias una imprudencia, la mano de leches que te llevabas de mozos y pastores te hacían olvidarte de repetirla otro día. El parecido con lo que se ve en nuestros días, pura coincidencia, donde los mozos más inconscientes pelean por ver quién hace la burrada más grande, poniéndose en peligro ellos...y todos los demás, y se vanaglorian de ello sin que los escasos mozos que saben correr les llamen la atención.

Cuando nosotros corríamos, y ya hablo de cuando era más talludo, no diré que nos acostábamos temprano, pero dormíamos bien. Nadie en su plenas facultades mentales puede correr delante de esos animales sin estar perfectamente. Reflexionando pienso que nadie en sus plenas facultades mentales puede correr delante de esos bichos de 600 kilos, punto. Estando o sin estar perfectamente. Si lo piensas, es una temeridad, como tirarse en paracaidas, hacer puenting o meterse unos tiros de cocaina, vamos.

Es una cita diaria, año tras año, con el Televisor. Este año, mientras desayuno, en la cocina. Otros, desde algún bar cercano. Y me emociono, y se me pone la carne de gallina, y trato de indicar a los mozos qué hacer sabiendo que bastante tienen ellos con sentir unas astas pegadas a su espalda.

Hoy, los Jandillas, se han vuelto a llevar a un mozo para el otro barrio. A esta hora todavía se desconoce su identidad.

Pero la fiesta seguirá, y mañana, sábado, con los Dolores Aguirre, y el domingo, con los Mihura, miles de descerebrados borrachos compartirán espacio con corredores cabales, que se juegan la vida delante de un toro, pero sin arriesgar la de los demás, en una carrera limpia, toro contra mozo.

Y hay veces que piensas que más de uno se lo tiene merecido, por duro que pueda parecer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Leches! me pierdes en el espacio infinito.
A las de la Ribera tengo tentaciones de volver con niños para que empiecen a conocer la fiesta. Ay en mis tiempos mozos que juergas sin descanso!!!

(por cierto, no se ve la tv mientras se come... es de muy baja alcurnia)

Muy anónima

Kikas dijo...

Vamoavel, que no eres la especial ni aunque te vistas de colorao. ¿En qué partido del Osasuna nos conocimos, lista?
Y sera de baja alcurnia, pero o bien me quedo sin cafe o sin encierro y, ¿sabes? no quiero quedarme sin nada
Anonimamente

Mela dijo...

La verdad es que no me gusta esta fiesta
Creo que los toros corren, desorientados, por las calles sin comprender lo que está ocurriendo
Tampoco me gustan las corridas de toros... nunca he ido a ninguna, creo que me marearía
Y tampoco me gusta la costumbre que tienen algunos pueblos de colocar bolas de fuego en las astas del toro... está claro que no me gusta ningún festejo taurino
Buenas noches, Kikas