sábado, 26 de abril de 2008

Y SE CREIAN QUE ME TOCABA LOS HUEVOS

Bueno, el título es indicativo de que no toda mi vida profesional ha sido así de ajetreada. Fue toda, excepto de Octubre del 2006 a mayo del 2007, mmm, parece que fue ayer ;-)

Despues del marrón que nos dejó el Dtor. gral de Bagdag, que no merece la pena recordar, apareció un italiano de la fiscalia de Milán cuya única función era vender la compañía. Teníamos un accionista italiano que había provocado una quiebra fraudulenta de su empresa (tipo Parmalat), y la nuestra era su único activo. Aunque el accionista anterior intentó descapitalizarnos con órdenes de pago sin soporte real a Italia, la integridad de nuestro director Financiero, dando largas, metiendo el dinero a plazo fijo un día antes de lo que imaginábamos que nos lo iban a solicitar, etc, logró que aguantásemos mal que bien hasta que apareció el italiano.

En la primera reunión lo dejó claro. El que esté conmigo, OK, el que esté contra mi, carretera... (Ninguno de los directivos veníamos de la pata del Cid, o sea, que necesitábamos nuestro puesto de trabajo) Nuestras familias tienen la mala costumbre de comer 3 veces al día y algunos días, incluso se les antoja postre.

Así que él se dedicó a intentar vender la compañía y el director de operaciones, el Financiero y yo mismo, dirigíamos la empresa, como en las asambleas de la Universidad. Siempre teníamos el buen criterio y consejo del D. de Personal, buen amigo y hombre honesto e inteligente.

Intentamos comprar la compañía. Como ninguno somos ricos de cuna sino más bien, todo lo contrario, gente que lo poco o mucho que tiene lo ha conseguido en base a su esfuerzo y al sacrificio de sus familias recurrimos a una empresa pública regional de capital-riesgo.

Preparamos un plan de negocio a 5 años que fue aprobado por dicha compañia pero, dios, hubo elecciones autonómicas con cambio y, lo que pasa en estos casos, que los que venían tenían amigos y nuestra empresa era una perita en dulce, así que, los que vinieron decidieron socializar la riqueza...entre sus amigos, es decir, nosotros que no teníamos ni amigos ni carnets, ni ... nos encontramos en la P. calle en una semana. Los que nos sustituyeron con sus primos, creían que el italiano quería volverse rapidito a tomar pizzas y le hicieron una oferta de risa. Gallegos contra Italianos, joder, ¡menuda partida!

A todo esto, el italiano pensaba que podía vender la empresa más cara a otros...nosotros sabíamos demasiado, con lo que tampoco nos ayudó demasiado...aunque fuese el equipo que le había tocado en suerte para que le ayudase.

Bueno, decidimos intentar encontrar otros socios para la empresa pero, honestamente, no lo conseguimos.

Nunca pude entender como Santiago pagaba la nómina mes tras mes. Habíamos redactado un plan en el que, en el momento que faltase dinero para ello, se pagarían solo las de las personas que menos ganaban hasta que se agotase el dinero (Esto, por supuesto, no lo sabía nadie). Jesús tenía su hoja de cálculo con todas las nóminas y ver en qué momento empezábamos a cortar, dejándolo en débito a los demás para cuando hubiese dinero. De todos estos temas, el italiano, por supuesto, autista.

Era Navidad del 05. Sabía que nuestro colchón era cada vez menor. Todos los directivos trabajaban en Galicia menos yo, que me desplazaba practicamente todas las semanas. Había pasado la fecha de la extra sin recibir la paga y me llamaron por teléfono

Santiago, el Financiero, Jesus, el de RRHH, y el de Operaciones, que, si pongo el nombre ya está identificado en toda Galicia, o sea que Zutano.

"Juan Arturo, que sepas que eres la primera persona que renuncia voluntariamente a su paga extra"

Yo que sabía que este era un momento que tenía que llegar tarde o temprano, simplemente dije, "Bueno, espero ser yo el primero pero X (X era el del Comité de Empresa, el de la Neumonía Asiática, una persona interesada y egoista) será el segundo, ¿no?"

Todos nos reimos y ahí dejamos la conversación.

De todos modos, al día siguiente, y dado que esta era una empresa gallega, es decir, un tanto opaca en sus comunicados, llamé a la central a preguntar de qué modo lo íbamos a comunicar a los trabajadores. Los cabrones se empezaron a descojonar...¡era una inocentada fuera de fecha! Ese mismo día cobramos la extra (no se cómo). Esto para aquellos que se creen que algunos directivos lo único que nos interesa es nuestra posición y que a la gente le den por donde amargan los pepinos....Yo había renunciado sin una palabra más alta que otra a mi extra sabiendo que a los hijos de otros les resultaría más difícil sin ella tener Reyes. Y no me considero un héroe. Era un acto de responsabilidad. A mi, en algún momento, alguien me pagaría.

En aquellos momentos, nosotros teníamos todas las preocupaciones y agobios de un empresario, sin tener ninguna de sus recompensas. Los del Comité todavía estarán pensando que la gente nos daba lo mismo. ¡La cantidad de noches que no pude dormir pensando en todos!

Bueno, Llegó el momento en que el italiano vendió la empresa. Contrariamente a las palabras del italiano, nos vendió a nuestra competencia, y por bastante menos de lo que esperaba sacar. Un lumbrera.

Llegaron los nuevos. Yo dirigía la delegación de Madrid. Buenas palabras pero quedó claro desde el principio que no contaban conmigo. Comencé a exigir todas las indicaciones firmadas y por fax, que uno ya es mayor para que le pillen en según qué renuncios.

Estos Señores tenían una sede institucional bastante aparente. Yo era el Director Comercial de una empresa de 30 Millones de €, que se dice pronto y ellos, demostrando que no me conocían en absoluto, para presionarme, me mandaron, sin otra ocupación que acabar un proyecto que tenía en China y que nadie sabía como meterle mano, a un almacén en Coslada, entre lineales y toros.

Ellos pensaban que yo me iba a hundir. Por supuesto exigí que me mandasen por escrito que mi única ocupación era esa.

No me conocían para nada. Soy muy fuerte de cabeza y, siendo de pueblo, pueblo, a mi no me importa que me saquen de un despacho. Es más, me quitaron absolutamente toda la presión de ver al nuevo dueño todos los días. Decidí mi estrategia, dejé de ponerme corbata (absurdo entre la mierda del almacén) y dado que acudía a trabajar a las 7 de la mañana , y no me dejaban entrar a esa hora, comencé a hacer footing de 7,15 a 8,30 cuando abrian el almacén. Mientras los demás comenzaban su jornada a toda pastilla, yo me daba una ducha y, cuando acababa, desayunaba mis cinco piezas de fruta, mi pan con aceite y mi café en mi mesa ante las miradas de todos los peones que no sabían muy bien qué hacía yo allí tocándome las narices. Una vez acabado mi desayuno, solucionaba mis temas del proyecto en media hora y a leer. Nadie me iba a pillar en fuera de juego, ni fuera de mi sitio.

Al cabo de tres meses, y al ver que yo seguía en Disneylandia (En mi vida he estado más tranquilo, sabiendo además que, como lo único que había era una salida de la empresa, el tiempo corría a mi favor) decidieron llamarme a la central.

El dueño, un tiburón financiero de estos, me recibió a gritos jurando que mi proyecto se la sudaba, que el dinero se la sudaba y que haría lo que le diese la gana conmigo y con el proyecto. Yo le miré y simplemente contesté muy bajito, increible en mi ;-) que él era el dueño, que podía hacer lo que considerase oportuno siempre que respetase mis derechos legales, y que si me podía volver a mi puesto de trabajo. La cara del tío no daba crédito. Yo sabía que estábamos jugando un partido y que, de momento, ganaba yo.

Así que, al cabo de una semana me llamó para negociar. Me plantó un papel en el que me daba 11 días por año trabajado y comencé a descojonarme. Le dije simplemente que le iba a presentar mi propuesta para no perder demasiado el tiempo. Que en ese momento yo lo tenía pero que suponía que él no, y que me diese dos días.

Ahí aparecí. Muy pragmático le solté los pros y contras de llegar a un acuerdo (4 MM de € de un proyecto en mis únicas manos, creedme, dan mucho poder) y he de reconocer que no solo él entendió el mensaje rapidísimo sino que, llegamos a un acuerdo y lo respetó hasta el final. En honor a la verdad he de decir que yo tambien.

La vida te pone en estas situaciones complicadas y aquí ves en quien puedes confiar y en quien no. La vida nos puso a esta persona y a mi en rincones separados pero...en honor a la verdad, ahora he de decir que, en otras circunstancias, yo me fiaría de él. Honestamente creo que él...tambien se fiaria de mi.

He de decir que, al final, el partido me gustó.

Un consejo. Cuando hayais de afrontar una situación de estas, nunca lo hagais desde un punto de vista personal. Son negocios. Hoy estás aquí y mañana en otro lado. No vales menos que ayer o que mañana, son las circunstancias las que hacen que seas más o menos prescindible. Una vez que has entendido esto, disfruta del partido. Seguro que siempre aprendes algo.

2 comentarios:

Mela dijo...

Se equivocaron al pensar que te ibas a hundir... no sabían que un hombre del Norte que ha leído "El Quijote"... no se hunde ni en arenas movedizas ;-)
Que no puedas dormir pensando en los demás, que renuncies a tu paga extra y que estés conforme con que se pague a los que cobran menos... dice mucho a tu favor... aunque, tú, no te des ni cuenta

Kikas dijo...

Mela, me parecía algo evidente.....
Y los cabrones de mis compañeros descojonándose de risa al teléfono...
Me lo merezco por pardillo...
;-)