jueves, 3 de abril de 2008

TOKIO

Me encuentro en Tokio; Tokio es una ciudad inmensa, pero, sobre todo, es una ciudad limpia. Da no se qué tirar algo al suelo

En la cola de control de pasaportes del Aeropuerto me encuentro con Chang Wei, amiga china con la que he trabajado en el pasado que vuelve con una delegación de su país de los USA. ¡Que pequeño es el mundo! Resulta además, que se aloja en el mismo hotel que nosotros. Nunca podría haberlo imaginado. Me recuerda que tenemos una sesión de Karaoke pendiente (Sería divertido cumplirla en Tokio) Otro día os cuento las diferentes versiones de Karaoke existentes en China.

La he dado dos besos cuando me ha visto y ha venido a saludarme, ante el pasmo de su delegación. En China, los contactos físicos, incluso dos castos besos en la mejilla, no dejan de ser algo poco corriente y no demasiado bien visto. Si además la delegación proviene del interior de la China profunda, por mucho USA que hayan visitado…

Sin embargo, conozco a Chang Wei desde el año 2002. Trabaja en una empresa acostumbrada a relacionarse con occidentales y a ella, no solo no le sorprende sino que agradece el gesto.

En Japón no existe GSM, con lo que el teléfono no me funciona. Recuerdo, demasiados países, demasiados trucos, que existe red 3G. Pruebo con la configuración y ¡Bingo! Ya estoy comunicado con el mundo.

Aquí estamos todo el día flexionando lumbares, reverencia para un lado, reverencia para otro. La educación es extrema. Nos hacen reverencias hasta los mozos de carga del Bus cuando van a meter nuestras maletas. Eso sí, nos dicen, exactamente donde hemos de esperar en la cola y, al poner los pies fuera de dos líneas blancas marcadas en el suelo (Aproximadamente unos 20 cms fuera) vuelven y educadamente nos insisten para que nos metamos en el redil.

Las puertas de los taxis se abren automáticamente, es muy curioso, y, generalmente todos llevan televisión, autentica Tv, no DVD.

Nos encontramos en la época de la floración de los cerezos y, nuestro contacto en Tokio, lo primero que hace antes de reunirnos, es llevarnos a un Monasterio próximo al hotel para que nos relajemos con el paisaje. Es maravilloso.

A la vuelta nos topamos con la cruda realidad. Las prisas de los japoneses para todo. Un contraste que me hace pensar que algo no hacemos bien, ni ellos, ni nosotros.

Me encanta la comida japonesa y no salgo defraudado de lo que ordena para nosotros Hal, nuestro contacto y amigo.

Ya solo me quedan 24 horas para tomar el avión de vuelta a casa. Este viaje me ha cansado. Cuando me doy cuenta de que en 7 días, vuelvo a Las Vegas, al otro extremo del mundo…pienso que me apetece tanto…como que me flagelen en Semana Santa.

Son las cinco de la mañana en Tokio, ya esta amaneciendo

4 comentarios:

Mela dijo...

Me ha gustado Tokio.
Una sesión de karaoke ;-)
Conoces demasiados trucos, yo también conozco muchos.
Kikas... tendrías que haberte hecho una foto haciendo una reverencia ;-)
Me ha encantado la frase final

Kikas dijo...

Mela, si me hago la foto yo....¿como hago la reverencia?
;-)

Mela dijo...

jajaja... Bueno, es posible que no me haya expresado muy bien... pero, tú, me has entendido.
Se lo pides al operario que quería cobrarte 2 dólares... no sé cuánto te querría pedir entonces

Kikas dijo...

¿Tu sabes lo que me costaria llevar a un tio de Panama a Tokio solo para hacerme una foto?
¿Estamos tontos o que?