Ayer jugué una pachanga de Rugby de viejos en el día de nuestro club....Ahí me doy cuenta de que me hago mayor, y no en no poder leer de cerca. Primero porque todo el mundo nos mira con caras de cachondeo ¡Con lo que hemos sido! jajaja. Segundo porque hoy me duelen huesos que no tenía ni idea de que existían ni, por supuesto, que yo tenía. Me da que el ejercicio físico más intenso que podré hacer en la próxima semana será mirar fijamente a alguien, o algo así.
De todos modos, para variar, lo pasamos de maravilla.
Estábamos en Amsterdam. A mí, Amsterdam me gusta. Amsterdam no es Holanda, igual que Nueva York o San Francisco no son los Estados Unidos.
En Amsterdam se respira un aire de tolerancia que no he visto en ningún sitio del mundo. Claro, hablando con mi amigo Angel, o con Angelique, su mujer, pues te cuentan primero, que no lo es tanto, segundo que tampoco quieren la barra libre para todo.
A los holandeses les han pillado en su buena fé. Ellos que eran unos liberales convencidos se han encontrado de repente que en su interior han permitido anidar elementos que no lo eran tanto y ahora se enfrentan a brotes de integrismo en el centro de la Europa de las Libertades, y se han hecho mayores de repente. Ellos vivian en Disneylandia y, de repente, dos asesinatos integristas, el del cineasta Theo Van Gogh, y el del político Pim Fortuyn, les llevaron a la cruda realidad, que no todos compartimos los mismos valores que creíamos inmutables. Esto, en si, ni es bueno ni malo, pero se han dado cuenta de que no pueden dar todas las libertades que ellos quieren a gente que lo que quiere es arrebatárselas aprovechándose de esas mismas libertades.
Y claro, es que en Amsterdam puedes entrar en barrios que parecen Kabul (Con Burkas y todo). Y esto, no diré yo que esté bien o esté mal si la señora en cuestión quiere vestirlo, pero cuando el director de una escuela de uno de estos barrios se niega a saludar a la inspectora de educación del distrito por ser mujer....pues eso, que estamos entrando en unos terrenos en los que hay que tomar medidas, y de esto han comenzado a darse cuenta los holandeses.
Contaba que estábamos en Amsterdam con unos clientes. Os lo he dicho siempre, en Amsterdam, yo, todos los años, quiebro mi decisión de dejar de fumar y siempre cae alguna calada de esas divertidas, eso sí, sin pasarse.
Estábamos en uno de los antros más populares, en Rembrandplein. Creo que se llama el Smokeys, pero, la verdad, cada vez que he ido ahí, no iba a leer carteles. Compartíamos un elemento quemable, y tomábamos unos whiskies, descojonándonos de risa. En esto, a uno de mis clientes le sono el móvil y comenzó a contestar. Los dos maromos que atendían la barra, salieron como posesos. Nos metieron un chorreo de mil pares de narices. Yo, al principio no lo entendía...luego sí.
Ahí eran tan tolerantes tan tolerantes, que tú podias hacer lo que te saliese de la punta de las narices, fumar, beber, reir......eso sí, respetando siempre al de enfrente y, ¿no os parece que tener tres conversaciones de móvil alrededor es ciertamente molesto? ¿Y de fumar? me direis...Pues de fumar nada porque, a ese antro...todo el mundo va a fumar, con lo que no molestas a nadie, más que a algún despistado.
Claro, a la salida nos carcajeábamos pensando que nos habían casi echado por hablar por teléfono de un sitio donde estábamos fumando cosas de esas que hacen reir y metiéndonos unos lingotazos de impresión.
Pues eso, en nuestro país, que no tenemos muy claro los límites de la libertad, que por supuesto existen, es normal que nadie diga nada si alguien te está tocando las pelotas porque, según nuestro erróneo modo de pensar, el otro es libre.
Los Holandeses lo tienen clarísimo. La tolerancia se basa en que tu libertad acaba, donde comienza la mía...y todo es mejor, creedme.
3 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo. Los holandeses son enormemente tolerantes pero a las seis se cena y los niños a la cama a las siete que a las ocho hay que ver el telediario. Y no se te ocurra ir a casa de tu propia madre sin avisar, que es capaz de no dejarte entrar.
Y tengo que decir que los holandeses están dolidos y rabiosos porque en un país en el que podías dejar tu coche abierto toda la noche, ahora si dejas atada tu bicicleta con cadena, te roban el sillín que está suelto. (No es broma, que me ha pasado a mí).
Dice mi mujer que la próxima vez que vengas a Amsterdam nos avisas. Ya se que siempre pagas tú y a lo mejor estás harto de eso, pero si hace falta esta vez podemos pagar nosotros.
Saludos para tu mujer de parte de la mía. Este verano prometemos solemnemente que nos pasamos por vuestra casa aunque os joda. Porque aunque el alcohol me ha dejado como te dije en una entrada anterior, si es pacharán casero de cuando jugaba Zubizarreta, pues oye, a lo mejor yo también hago un esfuerzo de esos que tu haces en Amsterdam.
Eso sí, como buenos holandeses, llamaremos antes de ir para avisarte.
Un abrazo.
23,varias cosas, el patxaran se lo fulminó Mosen Quintanone cuando vino a verme. Espero este septiembre hacer 15 o 20 litrillos para los amigos. No tendrá tanta solera pero...tampoco venís tanto...ya la criará.
Y este verano, efectivamente, ejerced de holandeses y llamad antes porque...es probable que estemos lejos. Por si acaso, llamad.
Por lo de pagar no hay problema. Esta vez, que ya sé que tu mujer gana bien, me dejo invitar en un sitio caro y ni hago amago de buscar la cartera...a ver si hay cojones ahora de decirme que os avise
"Fumar, beber, reír"... te lo pasas muy bien en Ámsterdam
Casi no puedo creer que os echaran por hablar por teléfono
Pero no te voy a llamar "mentiroso"
Creo que el país en que vivimos se llama España
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