Queenstown es una ciudad de unos 5.000 habitantes con Aeropuerto internacional. Se trata de una ciudad fundada a la orilla del lago Wakatipu y en un entorno impresionante. La ciudad en si es una ciudad bastante pija y carísima. Solo se ven japoneses por la calle (de los pocos que pueden permitirse los precios allá). En todas las tiendas hay, como mínimo, un dependiente japonés para poder atenderles. En las cercanías de Queenstown se descubrió oro, en el Río Shotover, sobre el 1865, 3 años despues de que el primer colono británico se estableciese allí.
En Queenstown nos quedamos a dormir 3 noches, una más de las que creo recomendables pero, la verdad, lo pasamos bien.
En la próxima entrada os detallo algunas de las actividades que desarrollamos en Queenstown. Hoy solo haré mención de la tarde que llegamos de Milford Sound.
Sabeis que a mi me gusta el vino. Disfruto con él. No soy un entendido, simplemente, me gusta. Y me gusta el rito. Pues había una vinoteca. Carmen, que de vez en cuando tambien disfruta con placer un buen vinito, para algo se casó conmigo, me convenció para entrar.
En Nueva Zelanda se comenzó a producir vino en serio hará unos 15 ó 20 años. Hay varias regiones productoras, de entre ellas Otago es una de las importantes. Producen vinos decentes, que no buenos, de varietal. Principalmente Pinot Noir, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Merlot y Riesling. A Carmen, la uva Riesling le gusta. Afrutada, suave, es agradable.
Levantan las viñas para que no estén en contacto con el suelo. Es bastante curioso observar las cepas.
El vino es CA-RI-SI-MO. A lo mejor los españoles estamos mal acostumbrados ya que, en relación calidad-precio, en el mundo, nuestros vinos son imbatibles (Cada vez menos que es comenzar a exportar a sitios donde son más pijos y los precios se pondrán por las nubes)
Entramos en la vinoteca. Muy bonita, con un par de mesas de japoneses y buena variedad de vino neozelandes y algo foráneo. De España tenían Pesquera, de Ribera y uno de Campo de Borja que no lo recuerdo, o sea, que tampoco se habían esforzado demasiado.
Aluciné con el Sistema. Debías de pagar por adelantado o dejar la tarjeta de crédito (Ojo, la superficie no era superior a la de cualquier bar español, y el cobrategui estaba en la puerta). Te daban una copa y una tarjeta que te habían cargado con el dinero que habías pedido. Metías la tarjeta en un lector y pulsabas un botón. Entonces te caian 25 ccs de vino, la octava parte de un botellín de cerveza. Dependía del vino, pero esa porción estaba en el entorno de los dos euros, con lo que una copa de vino estaba por los 6.
Al preguntar si quería cambiar de vino si me cambiaban la copa, dijeron que había unos grifos para enjuagar la copa. Carmen, que me conoce, comenzó a pasear para evitarse el bochorno de la conversación. Me debieron de ver tal cara que, en bajo, me comentaron que a mí sí que me cambiarían la copa, jajaja.
Y es que, que me tomen el pelo con el vino sí que lo llevo mal. Que se lo tomen a un Yanki o a un japonés, cuya cultura será de cerveza, sake o zarzaparrilla, ¿qué quereis que os diga? Pero a mi, con el vino, pocas bromas.
Nos dejamos nuestros 30 Euros en un par de copas de vino cada uno. Pero lo mejor fue el libro de visitas. No había ninguna dedicatoria española. Todas las dedicatorias eran sumamente elogiosas del sistema tan innovador, bla, bla, bla, y es que, la democracia, es lo que tiene, que los listos nos convierten a los demás en rebaño. (Por supuesto, los paises de procedencia de esas dedicatorias os los podeis imaginar) Y si no quieres ser parte del rebaño entonces eres un raro.
Les dejé una dedicatoria que decía más o menos así "En Vitoria, este sistema duraba 15 minutos. Sin embargo siempre es un placer tomar una copa de vino"
Carmen me miró apesadumbrada....¡Siempre dando la nota!
En la próxima entrada os detallo algunas de las actividades que desarrollamos en Queenstown. Hoy solo haré mención de la tarde que llegamos de Milford Sound.
Sabeis que a mi me gusta el vino. Disfruto con él. No soy un entendido, simplemente, me gusta. Y me gusta el rito. Pues había una vinoteca. Carmen, que de vez en cuando tambien disfruta con placer un buen vinito, para algo se casó conmigo, me convenció para entrar.
En Nueva Zelanda se comenzó a producir vino en serio hará unos 15 ó 20 años. Hay varias regiones productoras, de entre ellas Otago es una de las importantes. Producen vinos decentes, que no buenos, de varietal. Principalmente Pinot Noir, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Merlot y Riesling. A Carmen, la uva Riesling le gusta. Afrutada, suave, es agradable.
Levantan las viñas para que no estén en contacto con el suelo. Es bastante curioso observar las cepas.
El vino es CA-RI-SI-MO. A lo mejor los españoles estamos mal acostumbrados ya que, en relación calidad-precio, en el mundo, nuestros vinos son imbatibles (Cada vez menos que es comenzar a exportar a sitios donde son más pijos y los precios se pondrán por las nubes)
Entramos en la vinoteca. Muy bonita, con un par de mesas de japoneses y buena variedad de vino neozelandes y algo foráneo. De España tenían Pesquera, de Ribera y uno de Campo de Borja que no lo recuerdo, o sea, que tampoco se habían esforzado demasiado.
Aluciné con el Sistema. Debías de pagar por adelantado o dejar la tarjeta de crédito (Ojo, la superficie no era superior a la de cualquier bar español, y el cobrategui estaba en la puerta). Te daban una copa y una tarjeta que te habían cargado con el dinero que habías pedido. Metías la tarjeta en un lector y pulsabas un botón. Entonces te caian 25 ccs de vino, la octava parte de un botellín de cerveza. Dependía del vino, pero esa porción estaba en el entorno de los dos euros, con lo que una copa de vino estaba por los 6.
Al preguntar si quería cambiar de vino si me cambiaban la copa, dijeron que había unos grifos para enjuagar la copa. Carmen, que me conoce, comenzó a pasear para evitarse el bochorno de la conversación. Me debieron de ver tal cara que, en bajo, me comentaron que a mí sí que me cambiarían la copa, jajaja.
Y es que, que me tomen el pelo con el vino sí que lo llevo mal. Que se lo tomen a un Yanki o a un japonés, cuya cultura será de cerveza, sake o zarzaparrilla, ¿qué quereis que os diga? Pero a mi, con el vino, pocas bromas.
Nos dejamos nuestros 30 Euros en un par de copas de vino cada uno. Pero lo mejor fue el libro de visitas. No había ninguna dedicatoria española. Todas las dedicatorias eran sumamente elogiosas del sistema tan innovador, bla, bla, bla, y es que, la democracia, es lo que tiene, que los listos nos convierten a los demás en rebaño. (Por supuesto, los paises de procedencia de esas dedicatorias os los podeis imaginar) Y si no quieres ser parte del rebaño entonces eres un raro.
Les dejé una dedicatoria que decía más o menos así "En Vitoria, este sistema duraba 15 minutos. Sin embargo siempre es un placer tomar una copa de vino"
Carmen me miró apesadumbrada....¡Siempre dando la nota!
9 comentarios:
Quien sabe. Quizá aprendemos algo. Con un sistema así se eliminarían los "sinpas" y, además, no haría falta mucho personal. Con un madero en la puerta y una chica en la caja y santas pascuas. Todo puede automátizarse. En Bélgica, digo en Bélgica porque hasta ahora no lo he visto en ningún otro sitio hay "pataatautomaten" (algo así como expendedores automáticos de patatas). ¿Que te apetece una tortilla de patatas un domingo o cualquier día a las cuatro de la mañana?. Ningún problema. Metes tu tarjeta, la máquina se abre, agarras tu saco de patatas y la maquinita carga en tu tarjeta un importe cuatro veces superior al que pagarías en el super. Y tú tan contento porque tienes patatas.
Yo creo que con el márquetin adecuado es posible encontrar, incluso en Vitoria, el número necesario de tontos con dinero a los que convencer de que pagar siete euros por un chupito de vino de grifo es lo más chic del mundo. De ese modo, además, es casi imposible emborracharse y tal como están ahora los poderes públicos quizá sea la mejor opción para proteger tu permiso de conducción.
Yo me apunto la idea, por si acaso. Eso sí, quizá no abriría la primera franquicia precisamente en Vitoria.
Siempre es posible establecer comparaciones y según de donde vengas, lo que para unos es un precio normal, para otros es escandaloso. Hace mucho que no voy a Vitoria pero no me extrañaría que en cualquier bar te cobren 1,20 Euros por un zurito (que tiene poco más contenido que el chupito neocelandés) y que tengas que pagar otro tanto por el pincho. Si haces eso en Jaén, por poner un ejemplo, no duras ni quince minutos porque te sacan a la calle y te linchan.
Por último, hablando de la relatividad de las valoraciones, me llama la atención que en Nueva Zelanda con 5.000 habitantes ya eres ciudad. Y mi pueblo con casi 7.000 es un lugar en medio del monte. Claro, que en mi pueblo no puedes esquiar (aunque sí puedes cazar y entonces si que te sale caro el vino) y el lago más grande es el Charco del Tamujo que le suele durar el agua hasta mediados de abril. En fin, supongo que, con dinero, puedes convencer a la gente para que te llame cualquier cosa.
Que malo es el insomnio.
Rubio, eché en falta durante todo el día de ayer tus aceradas réplicas. Has de saber que eres famoso, no solo en este, tu humilde blog (Al 50% en cuestión de ingresos), sino en otros muchos apartados del ciberespacio, y Belentxu te lo puede decir.
En Vitoria un criancita, rico, a su temperatura, de un buen Rioja Alavesa, en su buena copa de cristal con la abertura suficiente para poder captar los aromas (O sea, meter la napia como sabes que me gusta meter dentro del recipiente,Y ojo con los chistes baratos)estará en el entorno del euro y medio, dos Euros que, sin ser barato, no es extraordinariamente caro.
Un madero en según que bar de Vitoria me da que más que solucionar problemas los crearía y sí, en Vitoria más de un tonto hay (Como aquel de Laguardia que se empeñaba en contarme las 3 frases de vasco que sabía), pero no llegan hasta estos límites, que ahora el TAU hace que la gente viaje mucho y vea mundo.
Efectivamente, la cuestión racial hace mucho. Ya sabes que siempre dije que Europa comenzaba en Miranda de Ebro (Vengaaaaa todos a apuñalarme). Por estos temas nosotros no linchamos a nadie, solo le corremos a boinazos (Por otros, tristemente si, pero eso no es objeto de este comentario) (Y como ves la fotografía, que te corran a boinazos no ha de ser, precisamente, plato de gusto)
Y no me compares el Charco del Tamujo con el Lago Wakatipu, que tiene hasta barco de vapor, como te contaré esta tarde si me da tiempo. Y cuando Los Yébenes tenga Aeropuerto Internacional, entonces hablamos.
De todos modos, a lo mejor exageran ...¿Será que Queenstown es el Bilbao de las antípodas)
Oye tú, que si el aeropuerto de Ciudad Real, que está a ciento setenta kilómetros de Madrid se llama Madrid Sur pues entonces a Barajas lo llamo yo Los Yébenes Norte y ya tenemos aeropuerto internacional. Y a sólo ciento doce kilómetros de los cuales 100 son por autovía o autopista, a elegir.
Ahora sólo falta poner una viga en las traviesas del Ave Madrid-Sevilla y una estación, diez casinos y cinco campos de golf para empezar y en diez años está como Las Vegas. Será por sitio con 470 quilómetros cuadrados que tiene el pueblo y en dos días se nos llena de turistas japoneses a los que vendemos el chupito de vino Denominación Mancha a 7 euros. Y la exclusiva de los restaurantes a la sin par Cutretuna del Cisneros, que a ver si nos reunimos otra vez, con permiso de JB.
Porque, ¿sabían ustedes que Kikás también fue tuno?
Cuando acabes con el viaje a las Antipodas podrías contarnos una de la tuna. La de las alas de pollo a cinco pesetas el kilo, por ejemplo.
Pero de momento, tranquilo, que chorradas aparte, estoy disfrutando de tu luna de miel como si hubiera ido yo.
Mira Rubio;
Que vayamos a medias en los ingresos publicitarios y que yo desnude un poquito mi intimidad en el ciberespacio, no te da derecho a tirar por el suelo mi reputación. Solo te digo que te esperes alguna entrada, porque esta revelación traerá cola, y posiblemente en forma gráfica, que mi decencia y decoro me impide siquiera mencionar.
¡¡¡Bocazas que eres un bocazas!!!! ;-)
De todas maneras tienes un concepto de la decencia muy particular.
Le puedes contar a todo el mundo que te has comido un mono vivo, que te cogiste una kazaja con una cogorza, digo al revés, una cogorza con una kazaja, que te has casado (y divorciado) con una china en menos que te lo estoy contando sin previo divorcio de tu mujer, que cada vez que vas a Amsterdam "viajas en globo" y otras muchas cosas más que hicieron "amigos de conocidos tuyos" y que "te dijeron que dicen que pasó" y... ¿no puedes decir que estuviste en la Tuna?.
Ya sé que el Yogui entiende per-fec-ta-men-te la diferencia pero a mí me lo tienes que explicar.
Y te recuerdo, por si se te ha olvidado, que elegir que no tienes más elección que publicar todo lo que te llega, también es tu elección y, por lo tanto, tu responsabilidad.
Es el precio de tus ideas sobre la libertad y de tu determinación de no usar la opción de validar los comentarios para ejercer la censura.
Por todo ello, por cierto, te felicito. Decía un amigo mío que la vida del hombre libre es igual de dura que la del esclavo. La diferencia es que el hombre libre puede caminar erguido y tiene menos problemas de espalda. De eso, precisamente, es de lo que tienes reputación y de lo único que no presumes.
Y en lo que se refiere a los ingresos publicitarios (léete el contrato) no vamos a medias sino 40-60. Eso sí, si quieres darme un diez por cierto adicional, bienvenido sea. Pero ya sabes que yo estoy en esto, como tú, más por la diversión que por el dinero.
Por último, a ver si me explicas con "razones comedidas y corteses", que yo lo entienda, eso de que soy famoso en "otros rincones del ciberespacio".
¿Me estás llamando presumido, vanidoso y chulo? ¿Qué quieres decir con eso de que es lo único de lo que no presumo? ¿De verdad quieres, por fin, pagar este año la cena de Amsterdam?
Rubio, Rubio, eso me ha parecido un insulto bajo aprovechándote de la muy particular idea de la libertad de expresión que poseo.
¿A que te decepcionaria si no publicase las bobadas que escribes? ;-)
Un abrazo, hermano
Hasta cuando te alabo te parece que te insulto.
Tu verás que tienes gafas.
Como dice mi prima....
"Líbreme Dios de mis amigos, que de mis enemigos ya me libro yo solito"
Y te veo venir.....no, no me voy a operar al láser, o sea que, con gafas, y por muchos años....¿Algún problema? ;-)
Kikas... ya he leído que no te gustan las bromas cuando se trata de vino
Pues yo iba a vaciar un Vega Sicilia o un Paternina y lo iba a rellenar de un vino corriente... y luego te daba a probar una copa... y muy formal te preguntaría "¿qué te parece su aroma y sabor?"
Con tu respuesta me iba a reír seguro
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