No os penseis que es por el síndrome de los 40 y muchos y la necesidad de sentirme juvenil, los relatos de mis experiencias gastronómicas. Cuando adolescente tenía una fama de tragaldabas del copón de la baraja. Aun hoy, mis amigos en las cenas anuales que organizamos en el pueblo, me ponen la comida en plato especial.
Las jartás eran pantagruélicas, pero recuerdo con horror una apuesta de lo más peregrina. Meterme un paquete de kilo de Arroz SOS entre pecho y espalda (Por supuesto cocinado). Sin los huevos, las salchichas y el tomate no sé como hubiera podido terminarlo, jejeje, bueno...a fuerza de pan. (Aviso, al que se ría de mi legendario flequillo....a Leyre que va)
Para apuestas chorras, el meterme un litro de Kalimotxo de un trago. Por cierto, yo nunca pierdo una apuesta. La que creo que no gano no la cruzo...No sé si os queda claro quien ganó estas dos que os cuento.
Mis bocatas, de barra entera, de chorizo, eran famosos en kilómetros a la redonda. Recuerdo una vez que un señor mayor me vió salir con tremendo trombón de casa(Decir flauta es una mariconada) mientras paseaba con su mujer. Con los ojos saliéndosele de las orbitas y agarrándome del brazo, le gritaba a su mujer "¿Has visto? ¿Has visto?"
Mi madre hacía unos bizcochos de nata que eran una auténtica maravilla. Desaparecían sin que llegasen nunca a la mesa, por mucho que ella los escondiese en los lugares más inverosímiles.
Y ¿cómo no hablar de sus croquetas? Nunca las he vuelto a probar tan deliciosas. Grandes, no de esas de ahora, me metí 50 de una sentada una noche, y no solo no las cogí manía, protesté cuando mi madre, asustada al verlo, me retiró la bandeja con los restos... (No debían de quedar más de 10 ó 12)
Las verbenas en mi pueblo se celebraban en la plaza junto al frontón. La casa del médico (Mi viejo), estaba al lado. Una localización óptima. A las 4 de la mañana hubiese o no hubiese ligado (O sea...no hubiese ligado...el 99% de las veces ;-) ) desaparecía por media hora. Mis amigos lo sabían. Arramblaba con lo que pillase en la nevera. Por cierto, a exagerado me ganan pocos...ligar el 1% de las veces...¡Seré fantasma!
Los platos de alubias que me metía a esas horas eran de asustar (Las alubias siempre están mejor reposadas, y a mi madre le pedía que las hiciese de vispera, en puchero de barro).
Un Domingo teníamos invitados en casa. Mi madre había preparado un estofado para un regimiento y lo había dejado en la despensa.
Llegué de fiesta con gusa y di buena cuenta del estofado
Mi pobre madre, cuando fue a calentar el estofado al día siguiente y darse cuenta que había rebañado hasta la salsa con pan (Eso sí, la cazuela en su sitio, por si alguien quería pasar la lengua por las paredes) me quería matar.
Por supuesto, esto hacía que cocinar no fuese una actividad extraña. En el Pais Vasco sabíamos que no es que fuese una obligación. Era una auténtica delicia meternos entre pucheros. Aquí estais observando un testimonio gráfico único. Jesús Martín (16), Tato (12) y yo (14) ganando un campeonato de paellas. No os tireis en plancha, efectivamente no había ningún alicantino en el concurso, pero más de un cocinero en sus cuarenta se agarró tremendo globo al ver como esos mocosos les levantaban la copa.
¿Y aquellas noches en el monte, esperando la berrea de los ciervos al amanecer? Alguna patrulla de forestales, o de la Ertzaintza en prácticas, se quedó acojonada al ver lo que nos metíamos para la espera. (En aquellos tiempos, incluso con un buen moco, éramos lo suficientemente maduros como para saber encender y apagar un fuego y dejarlo todo como si nadie hubiese pasado por allí)
Todo esto se me viene a la cabeza porque el otro día María, con 15 años para 16 salió. La fiesta la teníamos controlada. Iba a llegar tarde.
Al ser de pueblo, supongo que esos temas los tengo asumidos desde que era niño, y me metí en la cama como un angelito. Carmen se quedó a esperarla. Llegó a una hora que no me atrevo a revelar, no sea que me denuncieis al fiscal de menores, con dos amigas de la urbanización.
No me denuncieis, que hay mucho meapilas...¡La fiesta estaba controlada! (Y las amigas tambien)
A la mañana siguiente mi santa me cuenta que se quedó esperándola en el salón. Le hizo el control de alcoholemia (A mí no me importa que beba un poco y en casa, ante el espanto de mi santa, le ofrezco de vez en cuando vino o cerveza. Habitualmente ni se moja los labios. El problema es que beba agua embotellada cuando se va de fiesta, porque entonces se está poniendo de rulas hasta las orejas)
Controlado. Habia tomado un cubata. Estaba bien.
Tenía gazucilla. Mi mujer le había dejado preparadas unas tortitas con nata y chocolate.
En esto que oye el Microondas.
"Maria, ¿qué haces?"
"Solo lo he dejado un minuto"
Cuando mi mujer, antes de que el microondas se pusiese perdido (Tortitas, nata, chocolate), voló hacia la cocina y abrió el Microondas, se encontró un plato hasta arriba de macarrones con chorizo y tomate. Según mi hija para acabar el tupper...
Jejeje...ya no podré decir que no sé si es mi hija...que yo solo pagué el bautizo
De tal palo...
21 comentarios:
Ese flequillo me recuerda horrores al que yo gastaba. Más guapo yo, pero... Yo soy un buen comedor pero lo reconozco. Te concedo el alabado premio CUCHARITA DE ORO que me habían concedido y me retiro a un discreto segundo plano con la cucharita de plata. No obstante tengo que reconocer que en lo de los bocatas no quedo atrás. A mi casa, padre, madre, yo (8 años) y hermana pequeña se subían cuatro pistolas para la comida de las que 1'5 eran para mí sólo, sin contar las magdalenas de las que caían innúmeras. Y una vez mi madre dijo que iba a hacer canelones hasta que dijera basta y me comí 33 de una sentada. Y siempre como un fideo. Ahora no tan fideo pero poco más.
Salu2
No nos peleemos, JC
No hubiera estado mal una sentada en nuestros buenos años, jejeje
Lo que sí me molesta es lo que me dices de que eras más guapo. Desafortunadamente mi pobre madre ya no puede defenderme, pero te aseguro que te hubieses comido tus palabras
Mi madre también me esperaba despierta, pobrecilla siempre siempre se quedaba dormida en el sofá y yo la despertaba.
A mí nunca me esperaron despierto...y menos mal
Que los sustos son muy malos para la salud
De tu flequi no diré nada......
De los bocadillos..diré mucho. Esto de la dieta que una hace con frecuencia le evita uno de los grandes placeres de la vida que es un buen bocata (de buen pan) relleno de chorizo o de lo que se tercie propio de una matanza....jaja Mato por un bocata Kikas!! un beso
Bueno, dado que matarias no te ofreceré uno...no sea que acabes matando...que la sangre sale mal en la lavadora
;-)
Sólo te ha faltado añadir: "¡Ahí va la hostia, que soy de Bilbao!" ;-)
Lo que deduzco fácilmente es que tu hija y tú debéis de tener un estómago a prueba de bomba, porque de lo contrario no se explica.
He de reconocer que, a la mañana siguiente cuando mi mujer me lo comentaba, una sonrisa pugnaba por aparecer en mi cara (Sin que un rictus de seriedad no desapareciese ante su evidente preocupación, jejej)
Yo lo que no me explico es los que llegan a altas horas y se van a la cama sin meteerse algo para el cuerpo, no sé, unos garbanzos, un bocadillo de jamón...
Eso no puede ser sano
Guau, admiro tu estómago a prueba de bombas. Y no imagino el gasto que había en tu casa en comida. En tu caso el dicho es cierto, "es mejor comprarte un traje que invitarte a comer"
Los trajes me duran mucho, si, jejeej
Ahora ya no soy como antaño...aunque me dan ramalazos, Fran
Pero yo hacía mucho deporte, o sea, lo de la obesidad es un problema posterior
Uf, esa madre esperando... qué malas noches le he dado yo a la mía mientras mi padre roncaba a pierna suelta.
Y esos bocatas de chorizo para merendar...
Coño, a veces incluso llegas a parecer una persona normal y respetable...
Menos mal que pones fotos para evitarlo.
:-)
Eso que le evité yo a la mía. Nunca me esperó porque sabía que era normal (Eso de respetable creo que nunca se atrevió a planteárselo)
Y ya tuvo que salir a criticar mi flequillo "como diciendo"...
"Honra merece quien a los suyos se parece".
Lo que no sé es cómo se te ha quedado ese "tipín", porque para lo que te metes entere pecho y espalda lo tuyo es un señor tipín.
Un abrazo
Si te fijas, Javier, mis fotos siempre son de frente
Me han dicho que ese es mi lado bueno
Supongo que es porque no se observa hasta donde llega la entrada
;-)
Que hambre medio con solo leerte.
Es un avance, Alvaro, jejeje
A otros les dan nauseas
Seguro que estabas a punto de cenar
;-)
Jejejejje ya se ve que lo de comer bien ya te venia de lejos y encima te criaste en el norte, si es que estabas predestinado para el buen comer ¿sabes qué? creo que deberias hacer otro blog, pero esta vez de cocina, con recetillas "made al estilo Kikas".
Un abrazo y buen finde ¡y suerte en la final del Campeonato de Rugby del Cervantes!
Nieves, hago mal uno...cajón de sastre...como para hacer varios, jejeej
La ventaja de éste es que escribo de lo que se me ocurre sin seguir una temática fija, aunque mis viajes ocupan mucho (Más antes que ahora)
Por cierto, salgo ahora al Campo de rugby...a ver a nuestros Sub-18 ganar y quitarme 30 años de golpe
;-)
Por cierto, sé que parece lo mismo, pero Cisneros escribía peor que Cervanets
;-)
Pues no le quedan noches en vela ni ná a tu santa y a ti alertas tempranas, al alba y con cálido viento sureño por las ventanas, jeje, te lo digo yo, que ya se acerca mi princesa a los 30 y por fin ¡ya soy mayor!!
Amado..me da que conmigo das en hueso, que tengo el sueño profundo
(Nada digo de mi Santa, que ella es más sufrida)
Ahora bien, la noche que se coma unas alubias que haya dejado a reposar...¡se caga!
;-)
Bueno, creo que estos pecadillos de juventud no necesitan penitencia ;-)
Me queda muy claro quien ganó las dos apuestas... un adolescente con flequillo ;-)
Entiendo que tu madre te quisiera matar cuando fue a calentar el estofado... yo te hubiese matado... bueno, te hubiese matado solo un poquito ;-)
Kikas, siento decirte que si yo hubiese participado en el campeonato de paellas... me hubiera llevado la copa, y no soy alicantina... ya lo sabes
Un beso... gordo ;-)
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