Si yo fuera una mala persona, como alguno creeis que soy, podría decir que no he recibido "la chose", y lo que es más importante, los 40 € de 23.
Si fuera miserable, podría decir que "la chose" la recibí, pero no los 40 Napos.
Como soy buena persona, allá donde las hayan, no solo constato que he recibido este presente con gran satisfacción, sino que, a modo de fajín, venía envuelto en dos billetes de 20 €.
Marqués puede pedirme el dinero con impunidad, que no me quedará más remedio que acceder a pagarlo.
Eso sí, no me resisto a constatar que el tiempo en la España profunda no pasa.. ¡Qué labor de orfebrería el embalaje de este presente!
Abrí el paquete de los Imperiales correos españoles y me encontré con un paquetito muy bien envuelto. ¡Lo que has aprendido, 23, desde tus años mozos! Antes eras casi incapaz de empaquetarte a ti mismo, en tu albornoz, recien levantado a la prudente hora de las dos y media del mediodía.
Hay varios tipos de gente según como abren los regalos. Los que van despegando con cuidado el celo para poder disfrutar más de la espera o, los que como yo, arrancan el papel para poder observar cuanto antes el contenido.
En una caja de pañuelos Guasch (Joder, 23, debes de ser el único que todavía usa moqueros Guasch), aparecía "la chose" que Marino le dió a 23. ¡La auténtica! A modo de cinturón doble refulgían dos billetes, nuevos, de 20 €. Serigrafiada aparecía la Leyenda "La Chose de Marino"
Para que no se moviese, hacía tope, bien doblado, un papel de envolver de Mercería Vicente. Dicha Mercería está, o estaba, eso 23 lo aclarará, en la Plaza del Caudillo. Si no pasa el tiempo por nuestros corazones.
El número de teléfono de la citada Mercería Vicente tiene 6 dígitos, comenzando por 32.
Esta escena me ha hecho preguntarme unas cuantas cosas. O bien Vicente compró papel de envolver hace 40 años a buen precio (Y en cantidad apreciable se entiende), o Vicente vende menos que catecismos en China, y no es cosa de tirar ese rollo de papel de envolver que puede durar otros 30 años, ahí es nada.
Esta imágen costumbrista, paquete de pañuelos Guasch, una mercería, ahora que todo se compra en el Carrefour (Cagfug que dice con su acento francés Jevy), la Plaza del Caudillo, un teléfono comenzando por 32 (Y no +32, Bélgica) me hace adivinar que en Flandes estás fuera de sitio, 23. Que tu verdadero lugar es en Los Montes, jugando al dominó despues de comer y, sobre todo, mucho más cerca de casi todos los que te queremos.
¿La Chose? en el lugar de honor de mi despacho.
Así mi mujer estará contenta...y yo tranquilo
¡Ah! Y gracias por el regalo, 23
4 comentarios:
23, ¿Hungria?
Ya perdí la cuenta. Tu que estás ocioso...anda.... ;-)
Yo estoy alucinando. Ahora tecleas en Google "Pañuelos Guasch" y aparece el ciberdiario en la posición número 10. Lo debes de estar haciendo muy bien.
Pañuelos Guasch aguanta de momento en España aunque esta crisis y la costumbre del vulgo de pasar de limpiarse los mocos con la manga al pañuelito higiénico comprado en el Cafú o en el semáforo no le pone las cosas fáciles al pañuelo de lujo español. No sé si los hermanos Guasch siguen haciendo pañuelos o les ha dado ahora por la navegación deportiva, pero en cualquier caso, la palabra Guasch me trae reminiscencias de comercio independiente de calidad. Porque creo recordar que Guasch se negó a vender a las grandes cadenas comerciales. Por lo menos no con su marca.
Guasch es calidad y eso se paga. En mi pueblo había un tipo que decía que los pañuelos Guasch son "guaschtante buenos pero guaschtante caros".
Durante años, hasta que emigré, los hermanos Guasch eran los únicos a los que permití que me tocaran las narices. Y mi padre siempre guarda en su bolsillo un pañuelo Guasch para limpiarle los mocos a sus nietos.
Y cualquier día y sea por la crisis, la deslocalización o el boicot a los productos catalanes, cerrará la fábrica de Guasch o se irá para Turquía si es que no lo ha hecho ya (que no leo la prensa económica española para evitar la depresión).
Y allá se irá una empresa española centenaria (casi 150 años)...otra más.
P.D.: Hungría ya estaba.
23, te veo deprimido. Por comprobar la veracidad de tus afirmaciones he tecleado en el Google Pañuelos Guasch, y ha aparecido el octavo, so mentiroso. O sea que no sé si lo estamos haciendo muy bien aquí, o muy mal en Google, que todo puede ser (Ahora me boicotean los del Google y se jodió).
Efectivamente, 23, te veo con el rancio abolengo de usuario de pañuelo Guasch de-toda-la-vida, como se infiere de mi entrada.
En tiempos mi madre tambien me compraba. Ahora prefiero esa costumbre gringa, tan aborrecible, del desechable, que la nuestra más racial, y guarra por cierto, de llevar los mocos en el bolsillo todo el día.
¿Se sigue llamando Plaza del Caudillo?
Hola, Kikas... si alguna vez te envío un regalo, cosa improbable, porque Madrid es muy grande y no sé dónde vives... el regalo te lo enviaría sin envolver porque ya veo que destrozas los envoltorios ;-)
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