viernes, 28 de marzo de 2008

¡Alfonso, al water!

Mi antiguo compañero, y actual amigo, Alfonso, se acordará de esto. Ibamos a Lisboa a potenciar las relaciones con una empresa que queriamos que actuase como nuestro distribuidor en Portugal. Era mayo o junio del 2004, justo antes de la Eurocopa. Lisboa estaba bonita, muy bonita.

Estuvimos visitando clientes, y nos llevaron a cenar a un puerto, muy pequeño, muy cerca de Lisboa, donde nos pusimos hasta la bola (Y no de bacalao precisamente) Nos pusieron un babero espectacular para comer langosta y que no oliesen los dedos ;-)

Nada, que acabamos de cenar, y es algo que he comprobado en varios viajes a Portugal. Es comun que despues de la cena, por lo menos con muchos de los que he tratado, les gusta llevarte a acabar la noche a sitios donde, en una primera toma de contacto (y en mi caso, en una segunda, en una tercera, en una cuadragésimo quinta,) yo no llevaria nunca.

Y no es ninguna falsa pose. A mí, estos sitios me ponen tremendamente incómodo. Estar con alguien, pretendiendo divertirte, sabiendo que está contigo por dinero...me parece de las cosas más absurdas del mundo (Otro día os cuento alguna batalla de estas en Bangkok y en China), y no me divierto nada, nada allí. Para mí, eso sí que es trabajo.

Bueno que nos lleva a un garito, y yo, viendo la entrada, pienso, joder, menuda embarcada, y sin confianza para decirle al pollo que se meta el burdel por el culo.

Le miré a Alfonso. Alfonso en aquel momento estaba trabajando de becario con nosotros. Venia de una beca de la Oficina comercial de España en Lisboa, pero vamos (perdoname, Alfonso) Tierno, tierno. La cara del pobre Alfonso, que no se habia dado cuenta de donde entrábamos, al ver el panorama, era como para retratar.

Allí que nuestro socio se siente rumboso, y empieza a pedir botellas de Whisky, a invitar a chicas, cuando se cansaba de tres, llamaba a otras tres. Como os he dicho antes, la Eurocopa era en breve, y las Brasileñas se debían de haber enterado, a pesar de que Brasil no jugaba ;-)

No sé cuantas botellas cayeron ni cuantas tias pasaron por nuestra mesa, pero, cuando nuestro acompañante comenzó a estar baba total, y al ver que él no hacía ademan de pedir la cuenta, la pedí yo.

En esto que llega el camarero con la nota y...cuando esta a tres metros de nosotros le digo a Alfonso, ¡Alfonso, al water!

Ahi se quedo el portugues, con tres tias, borracho, y con la nota, y no me volví a acercar a la mesa , ni dejé a Alfonso salir hasta que no ví, desde lejos, que ya había pagado...que le veía que iba con ganas de que le invitásemos, y uno puede tener cara de gilipollas pero, gilipollas, gilìpollas.... no soy.....
Que debieron caer mil euros en la broma!!!!

2 comentarios:

Mela dijo...

Pues me parece muy bien que pagase la factura el idiota que quiso ir allí

Kikas dijo...

La cuenta me dolió hasta a mi....